COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: ¿Regla o Excepción? D.D.Olmedo.


COLUMNA: Por fin es viernes. 
HOY: “¿Regla o Excepción?”. 
D.D. OLMEDO. 
Viernes 20, Febrero de 2009. 
12:00 horas. 

No sé en qué argumentos se apoyaban antiguamente para inculcarle a las mujeres, ilustraciones de lo que significaría pertenecer al género más controvertido de la especie. Así las cosas, las madres fomentadoras del machismo desde aquí y hasta la quebrada del ají, se encargaron de internalizar en una mente precozmente pervertida que, cuestiones como el desdén, las ausencias, la parquedad, incluso la falta de delicadeza, la escasa o nula explicación, no eran más que manifestaciones del más puro y significativo interés por parte del hombre hacia una mujer… ¡Sálvese quién pueda! Una mujer hastiada de la vida en sometimiento, violentada hasta el cansancio con expresiones del clásico machismo chilensis, humillaciones y mano dura soportada injustamente, encargada oficial de decirnos que esa sarta de estupideces era sino, una suerte de estrategia de conquista mientras el hombre ejercía la seducción a la cual estaba acostumbrado. Hay que ver que la estupidez da para todas las mezclas y fusiones posibles, se hereda y más encima, no es posible salvaguardarse con beneficio de excusión…

“Simplemente no está interesado en ti”. Esto es lo que debiese decirte tu madre si vas llorando mojada de desamor ante su hombro contenedor, lo que debería gritarte tu mejor amiga, lo que debió revelarte el más veloz conquistador si tienes la gracia de ser su amiga… es lo que siempre debiésemos reconocer a kilómetros de distancia si das 20 pasos creyéndote afortunada y quien no te quiere, sólo con uno, es ambiguo al no sentenciar que te detengas.

Que los hombres y las mujeres somos diferentes no cabe duda. No desconozco que la impronta del tiempo otorgó a algunos hombres una filosofía distinta de comportamiento hacia sus parejas, aprendiendo a duras penas que no se puede hacer daño sin recibir, al menos, una mínima dosis a cambio tras las vueltas de la vida. Y no sé si ésta sea la razón exclusiva para escarmentar, pero si reconozco que nadie es ajeno al dolor en estos tiempos.

Una de las razones más potentes quizá puede encontrarse humorísticamente retratada en una cinta recientemente estrenada en Santiago “He’s just not that into you”: “Los hombres sucumben a las reglas y eso nos da un respiro cuando surge la excepción”…

Mi amiga Maggie, maestra en las lides de consejos de todo tipo, poseía el don de la oportunidad; siempre aportaba contundentemente en la ocasión precisa… Tempranamente, viéndome rodar una y otra vez con el mismo “peñasco”, explicaba la urgencia vital de comprender el proceder del hombre… esa mente en triángulo capaz de deshacerse de pensamientos funestos y tirar con la primera casquivana que se le cruzase por delante como si el mundo fuese a acabar, aún cuando se estuviese desagarrando de amor por dentro. En cambio nosotras, medio moribundas, medio postradas y medio enloquecidas, sólo entendíamos el duelo total hasta tocar severamente en lo profundo. Esto se debía –según ella– a que nosotras tenemos un cubo metido en la cabeza, por el cual rebotan infinitamente de lado a lado los pensamientos de que hemos actuado bien y que no existe consuelo ante la negativa del macho.

Esta cinta gringa bien lograda (pero ojo que sería imposible compararla con un largometraje que te cale los huesos), demarca justamente esa estupidez engrosada de creer que un NO, significa un TAL VEZ. Aquí y en el ahora, si te dicen NO, entonces razona juiciosamente que no habrá jamás un TAL VEZ.

Pero quienes nos hemos equivocada en esa cosa denominada “interpretación”, sabemos que no todo es culpa nuestra. ¿Acaso no es legítimo equivocarse si la sopa se coloca una y otra vez sobre el quemador? Evidentemente. Quién desee eximirse de responsabilidad señalando que fueron sólo especulaciones descuidadas e irresponsables sacadas de una teleserie venezolana muy propia de nuestro género, es bastante pobre, imbécil y poco creativo.

La cinta en cuestión nos recuerda que a veces, a pesar de tener claras las cuestiones en la cabeza, de todas formas puedes confundirte enredándote en la convención, en las tradiciones muertas, en los roles históricos, en candidez del romanticismo puritano del año del coco incluso, en la buena intensión de hacerte menos dolorosa la negación; hay hombres que jamás van a comprometerse con una y sin embargo, jamás te lo dicen sino hasta que la cosa acaba en tragedia griega. Nos trae a colación los errores envueltos en solidaridad mal entendida, en las estrategias basadas en mentiras y sobre todo, en episodios espumantes de un sin número de características erradas respecto de uno u otro género.

Los hombres son mentirosos profesionales, lo llevan en la sangre… esa es su naturaleza… y lo que asumen sin asco como una condición que les es legítimamente propia, suelen convertirlo en una especie de rasgo insoportable hasta para ellos mismos creyendo que de ese modo expiarán de alguna forma las canalladas que se mandan.

Pero las mujeres, campeonas en las lides de la tergiversación de los hechos a su antojo, por soberana pelotudez o sinceramente, por romanticismo encostrado, piensan que siempre “siempre” será menos doloroso recibir un TAL VEZ mental que un NO, tajante y literal.

El interés casi siempre es gráfico, manifiesto y sin doble estándar. Es lindo sentirlo y asimismo, expresarlo. El amor limpio, mágico incluso, el sensato y más racional, siempre es abierto y espontáneo, no requiere de estrategias, de aperturas entre comillas, de eslabones perdidos y de reglas preestablecidas. Simplemente es, se da, se entrega, FLUYE.

Las citas a ciegas pueden resultar, alguien de pronto puede inundarte con todo tipo de musarañas, o casi nada y constituir materialmente (tangible) parte de lo buscado… puede ser de la forma más clásica o de la más innovadora, pero la regla es que si NO ES, NO SERA.

Quién quiere estar con ese otro que llegó a su corazón y se instaló en él, se las ingeniará para que así sea, quién se sienta atraído, manifestará de alguna manera (pero siempre literal, expresa y reconocible) ese sentir, quién se encuentre prendado de toda esa esencia flotando, querrá retenerla y hacer que se extienda (con el buen y sano propósito de hacerle ver al otro que hay buenas y limpias intensiones de por medio). Pero no hay que confundirse. Existen, todavía buena parte de “cachorritos” que continúan segregando a las mujeres y se piensan que algunas son para querer, amar, retener e incluso, trascender pero otras, otras sólo son para ser utilizadas en un solo fin: FORNICAR… o al menos, se las arreglan para que se les clasifique de ese modo. Pero lo cierto es que nadie tiene el derecho de clasificar a las mujeres, nadie puede irrogarse la facultad para determinar que algunas de nosotras simplemente servimos para los placeres de la carne y seamos prácticamente imposible de amar.

El hombre y sus ínfulas de “jardinero” (por esa ridiculez de plantar por doquier su semillita) puede comer a destajo, no comer ni dejar comer, puede comer y luego dejar de hacerlo o puede eternamente festinar con que podrá hacerlo si quiere pero jamás decidirse a hacerlo… puede, también, hacer creer cruelmente que lo hará y sin embargo, nunca explicar porqué dejó el plato servido. Pero ante estas situaciones, la amante y fiel cocinera de elite que cree que al hombre se le conquista por el estómago, alguna vez entenderá que no hay nada peor que creer que el plato aún sabrá bien si se encuentra completamente mosqueado. El hombre de por sí necesita hacerse de un harem, necesita hacerle creer a sus pares cavernícolas que todas y cada una de las féminas circundantes se sienten atraídas hacia él. Hasta el más sano y comprometido de los actuales “padres de familia” (o los encaminados a serlo), alguna vez trapearon el piso con la “eterna”, dieron una tarjeta aún en la convicción de que jamás devolverían el llamado, pidieron un teléfono y jamás marcaron, blufearon, fingieron, festinaron con la tontona de turno que no dejaba de estar siempre dispuesta para ellos… todos alguna vez incurrieron en el horror de la regla creyendo que estaban preparados para ser objetos de la excepción.

Pero insisto, es diferente creer en un sueño, arbitraria y desquiciadamente a que lo fabriquen premeditadamente por hedonismo y vanidad una y otra vez y después te lo arranquen. Porque una de las cuestiones más insoportables es hacerse de un TAL VEZ inspirado y condicionado en la ambigüedad del surtidor de emociones y otra muy distinta, insistir en el falso y errado interés cuando no se ha dado pie ni cabida para aquello. Es muy distinto premunir al corazón de quimeras e ilusiones distorsionadas a engendrarlas a consecuencia de un engañoso y trucho proveedor.

Si te encuentras ante alguien que dilata eternamente los encuentros, las comunicaciones, la cercanía, el involucrarte en su realidad material concreta, si estás en presencia de un individuo que da evasivas ante preguntas medulares, responde con monosílabos a cuestiones importantes, traduce adverbios y los convierte en tiempos verbales, si utiliza el singular y jamás el plural, si adora a su madre y cree que sus comidas son irremplazables, si pregona alardes sobre sus dotes y sobre todo miente descaradamente… pero a la hora de sublevarte te tira la tricota logrando con su seducción charlatana que te conformes con apenas unas migajas, entonces : ¡HUYE! ―Como diría mi sobrina. El hombre que te quiere bien siempre hará aparecer como un sueño vívido el verte amanecer a su lado.

Con todo, las cosas ya no son como solían ser o al menos, eso me empeño en creer, insisto y me afirmo trasladando este pensamiento hacia el resto de mujeres que conozco y que estimo. Amigas, no es cierto que tengamos que soportar la violencia psicológica, el maltrato expreso y todas las cuestiones que nos inculcaron padecer todo so pretexto de encontrarnos junto delante del gran premio… EL PRINCIPE AZUL, NO EXISTE. Lo que en verdad podemos hallar es un partner, un hombre decente pero teniendo en cuenta de que aún diciéndote que está loco por ti, siempre tendrá ojos para desear, para observar y para dar una mascadita a lo cual no debe acostumbrarse. Esa es la cruda realidad. Claro que hay hombres que quieren, que aman, que sudan la gota gorda para demostrar ese amor y no sienten vergüenza en moquear cuando se las ha ido, pero esos son los menos, las excepciones en nuestro caso.

El amor en tiempos reales, no es como lo retrataban en antaño, el amor de hoy es un amor con complicaciones, con frustraciones, con internalización de los dramas personales y de las historias pasadas que no podemos borrar, con cargas emocionales, con llamas y con icebergs, con circunstancias especiales, con baches, con todas esas cuestiones que tornan difíciles las relaciones. Pero el amor de hoy, también puede ser profundo, intenso, sincero y aportador, sólo debe tenerse en cuenta que es falible, que reside en humanos imperfectos volubles, demandantes y preferentemente, insaciables; siempre hay algo en un “otro” que el que está junto a ti, no posee. El amor de hoy integra fases, estadios emocionales y factores imponderables… el amor de hoy es agotable, variable, endosable, reemplazable y reeditable.

Sin embargo, aquella otra forma de “amor”, esa destilada para la ocasión, para la oportunidad de embaucar, para extender el elástico ante quien no posee herramientas para defenderse de tracalada de jotes hambrientos de enamoramiento, ese es el despreciable; eso no es amor. No todo lo que brilla es oro y por Dios que es cierto.

A ti te lo digo, a ti que esperaste mil años por el amor verdadero, te digo aquí mismo que ese amor debe ser limpio, verídico viable, tangible… cualquiera otra peculiaridad, es parte de ese juego machista que no conoce de épocas, simplemente en tiempos de las abuelas, no se comentaba de el, se dejaba pasar y había que mascarlo calladita.

Y a ti, machito cabrío, deja de abusar de tu suerte que un buen día ya no habrá mujeres inocentes a quien montarles espectáculo.

No siempre tenemos una buena pareja con nosotros; a veces nos toca bailar con la fea y otras (las más) nos toca la ingrata sensación de atravesar huracanes. Lo interesante es integrar la idea de sanación como parte de la vida, una especie de camino que te lleva a un espacio en donde lo vital es querer que te pasen cosas buenas y estar preparado para recibirlas.

Hoy es el turno de la regla, te aseguro que un buen día llegarás a ser la excepción. 


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