Interpelarse. D.D.Olmedo.
Todas las noches oigo sirenas. Patrullas policiales recorren las calles alrededor y se oyen algunos gritos muy a lo lejos. Esto pasa a diario, sin excepción. La más de las veces mientras esto ocurre, mi pequeño departamento está a oscuras, bueno casi... alumbra algo la diminuta pantalla del celular en donde tecleo con un dedo, como si fuese un lápiz digital. El aparato traía una libreta de notas a la que acabé acostumbrándome. Escribo varias veces al día en ella, se volvió un hábito casi ritual. . Sé de las repercuciones que esta costumbre traerá a mi visión, y ni aun así lo dejo de hacer; es una más de tantas otras malas actitudes agarradas desde un tiempo a esta parte. En días como hoy me pregunté si esto de escribir no es acaso mantener una plática conmigo misma. No hablo mucho con otros (no es un eufemismo), y puede que lo esté haciendo de un modo figurado para no enloquecer. Todavía no llego a la instancia de hablarme en voz alta. Por ahora. . Las noches se eternizan, hay tramos