COLUMNA: Por fin es viernes.HOY: "La potencialidad de la excelencia". AUTOR: D. D. Olmedo. FECHA: Mayo, Viernes 23. Año 2008.-

COLUMNA: Por fin es viernes.
HOY: "La potencialidad de la excelencia".
AUTOR: D. D. Olmedo.
FECHA: Mayo, Viernes 23. Año 2008.-

¿Qué es la virtud? ¿Qué es la moderación? ¿Qué es la valentía? ¿Qué es la justicia? ¿Qué es la piedad? ¿Qué es el bien? Fue Sócrates el primero en formular éstas interrogantes, luego lo hizo Platón al tenor de sus primeros diálogos (apegado a un Sócrates primitivo u originario); recientemente, las planteó Christopher Phillips (www.philospher.org) a propósito de desperezar el camino hacia un crecimiento en excelencia. Hacía tiempo que no buceaba en el ser auténtico del propósito filosófico y es que estaba imbuida en la observación, en el muestreo de primera mano, en una forma más realista para reconciliarme con el entorno, de entender a las personas y no apresurarme en juzgarlas de acuerdo a mi estado anímico. El escritor norteamericano está intrigado; se cuestiona la misma búsqueda de antaño... aquella sobre naturaleza y potencial de la excelencia y por lo mismo, intentar determinar cuáles son las virtudes que la integran (a la excelencia, por cierto). ¿Son acaso, un símil de cualidades del Deber Ser? Reconozco que en instancias como estas, no me gusta lo dispersa que suelo ser y a cambio sólo me gustaría hallar una frase sincrética, una respuesta o fórmula idónea que mitigue mi pena interna. En tanto no llegue eco suficiente, indago y en eso, descubro una etimología que proporciona una pauta, a saber: VIRTUD: “HABITO DE HACER EL BIEN Y COMPORTARSE DE ACUERDO A LA MORAL”; “CUALIDAD BUENA O POSITIVA DE ALGUIEN O DE ALGO”. Y en esta línea, BUENO (NA) refiere lo que sigue: “QUE ES COMO DEBE O SE DESEA, SEGÚN SU NATURALEZA O SU FUNCION”. Pareciera ser que los significados refieren una sola línea de argumentación posible, asociar la virtud al bien, a lo bueno, a lo que se espera de acuerdo a un canon o regla. Si la virtud es la costumbre de hacer el bien, de comportarse de acuerdo a lo permitido, entonces, ¿Porqué el resultado no siempre es la excelencia? ¿Cuál es la verdadera esencia de ésta? ¿Porqué es tan difícil dar con ella? ¿Porqué simplemente no se diagrama aún con esfuerzos y delicadezas? ¿No es acaso en sí misma la virtud una virtud? ¿Será que un sujeto virtuoso es aquel capaz de incorporar moderación, valentía, justicia, piedad, bien en todas las aristas de su vida, aún cuando todo un mundo de incongruencias suprima su energía de reserva?

Hace muy poco tiempo y tras 15 años de ausencia, mi hermano menor (el último) volvió a Chile. Nanin vive en EE.UU, estudió allá y se graduó con honores. En todos estos años seguí atenta cada uno de sus logros, sus avances a paso desgarrado, su caminar emprendedor y su sello particular para emerger de entre las cenizas; para mí siempre fue el gallo más virtuoso que pisara esta tierra. El 11 de Septiembre de las torres gemelas, yo desperté con el televisor en llamas encima de mis ojos incrédulos y justo en ese instante, supe que era el más puro de todos mis amores. No pudimos comunicarnos en todo el día y la angustia creció conforme mirábamos las noticias. Finalmente, tres días después pude hablar con él y saber que se encontraba sano y a salvo. Aunque noté algo diferente en su voz, no tendría claro lo que pasaba sino hasta varios años más adelante.
Como les contaba, tras 15 años volvió. Y sin embargo, no pude verlo, no se dejó ver... no volvimos a encontrarnos. En el momento de saber la noticia tuve una especie de sensación mortífera en la sien izquierda, un dolor punzante en el pecho y el recuerdo de un 11 de Septiembre en que creí que el destino me lo había arrebatado. Y entonces, lo supe, distinguí aquella sensación y la inquietud de ese entonces, silbido raro filtrado en su voz y la percepción de que estaba mucho más allá de los kilómetros marcados en el mapa.
Me pregunto ahora por sus venas henchidas de coraje, me lo pregunto en este instante que suena de fondo Carla Pugliese con su tema ostinato, trayendo la remembranza de bemoles que a nuestro padre fascinaban en tanto que a él, desquician por completo. Quiero bailar un tango esta noche que dure cien años y quiero que mis piernas se entumezcan girando y girando hasta no dar abasto, quiero centellar el piso y friccionarlo con ese coraje mal gastado y con esa furia que a mi corazón empaña.... quiero creer que habrá una brizna de vida, un soplo comunicante en donde su ser recupere el buen juicio, que me mire a los ojos con valentía, que encuentre palabras adecuadas en su discurso, que halle el bien que he reconocido toda nuestra vida... quiero girar al compás de esta tristeza hasta que se desvanezca por completo... quiero continuar creyendo que en alguna parte, en algún sitio hay fragmentos de mi corazón antiguo, de mi ser básico depurando, luchando por comprender qué es vivir sin sentir rabia o coraje, sin decir que ya no se puede acoger en tanto te desprecian, sin volverle la espalda al prójimo cuando aumenta su envilecimiento, su indolencia y su individualismo.
Hoy voy a beber como cosaco, fumaré como Harvey Keitel en esa emblemática cinta sobre tabaco, refunfuñaré a lo Cybill Shepherd en la ochentera serial luz de luna, aullaré como Jack Nicholson haciendo de lobo, me comportaré como Camargo, en El Vuelo de la Reina, pero después de un instante, seré lo de siempre, parte de los sueños cándidos y pueriles de Edith Warthon; tragaré una copa de syrah y pensaré en todas las una y mil formas de no violar el Omertá, de ser apenas otro Holden Caulfield, farfullando, farfullando... hacia dónde van los patos en invierno... Y tal vez, solo tal vez puede recapitular, pueda volver a mí y sentir que las personas no siempre viven en excelencia, acaso, conocen su naturaleza. Quizá, en otro momento, cuando haya acabado de girar y mi ruedo no parezca desteñido por las sombras, me rellene con apetencias Platónicas, analogue las inquietudes de Phillips y las sienta dentro de mi pecho... quizá recupere el hábito de hacer el bien y no el mal, una suerte de equilibrio que susurre potencialidad y me lleve a saltar los muros que he construido a mi alrededor; capaz y descubra –como dijo en una de sus líneas Meredith Grey- que si me aventuro a cruzarlos, las vistas del otro lado sean fantásticas. Sobre todo hoy lunes si puedo soñar por un instante, que en verdad es viernes.


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