COLMNA: Entreminas. HOY: Otra vez no... Escrita por Brenda Gilton.
COLMNA: Entreminas. HOY: Otra vez no... Escrita por Brenda Gilton.
COLUMNA: Entreminas.
HOY: Otra vez no…
Brenda Gilton.
Viernes 4, Diciembre de 2009.
Lo que partió a la James Cameron, acabó con ribetes de Tarantino…
“Puede que Max sea un caballero de aquellos idealizados en otra época y que ya de viejota, acabaste entendiendo que no lo son tanto (a veces, gracias)… y que pueden dejar de serlo, dependiendo de la circunstancia… O puede que sea educado no más y haya hecho la vista gorda y re gorda… O sea, pelos por doquier, olor de ala, tufo y quién sabe qué otra cosa se me anduvo escapando… Who knows? Pero fue bastante decente, ese es el punto.
Uno cacha inmediatamente si el tipo quiere hacerla corta, es decir, se nota; engulle rápido (yo diría, no digieren), evita el contacto visual (llama muchas veces al gallo que atiende) es que trata de evitar a toda costa quedarse en silencios incómodos contigo; de vez en cuando mira hacia la puerta (uno intuye que está armando la estrategia de fuga) o mira compulsivamente la hora, como si de esa forma fuera a acelerar el minutero… O sea, uno lo sabe, lo siente, lo huele. El tipo quiere puro mandarse a cambiar y si fuese un grosero descomunal, hasta gozaría levantándose repentinamente de la mesa, te miraría de frente sin que se moviese un solo músculo de su rostro y lanzaría a boca de jarro: ¡No me gustaste por hedionda, por peluda y por fome!
Me salvé, es un hecho.
Más encima, el gallo resultó ser un crío bien enseñado. Me dejó escogerle un plato (es que a mi me encanta el Madras), así que le sugerí el “lomo express”, que aunque suene raro, es una carne apanada sobre café molido y pimienta negra, sí, así como lo, leen… una delicia… Y parece que al final le atiné (capaz que por eso los olores se disfrazaron), porque su cara de felicidad era para sacarle una buena foto.
A mi me pasa que las calles de Ñuñoa me trastornan, es como si uno se trasportara a un micro clima, allá todo es diferente, los restaurantes, las plazas, las calles, las veredas, hasta las viejas cuicas no lo parecen tanto, como que hacen un gesto sutil con la cabeza y ya está, sos incorporada en el paisaje. Por eso escogí ese sitio, me hace sentir como en casa. Y le apunté medio a medio.
Ahora bien, por eso de beber agua como enajenada (de puro nervio se me secó la garganta), me entraron unas ganas feroces de ir a las “casitas”… todo mal. Para mí, sentir pudor es como una clara señal de sentirme intimidada y de sólo mirar el rostro de Max enfocando hacia mis piernas, aumentaba la vergüenza. Pero nada que hacer, había que buscar una estrategia para salir mínimamente digna del asunto, así que no se me ocurrió nada mejor que empezar a botar cosas al suelo y ahí, dele que dele haciéndome la torpe, que esto y que lo otro… pero este gallo, lo que no tenía de caballero lo tenía de cándido, porque al botar los asuntos al piso, yo los pateaba así como lejitos, para que tuviese que salirse de la mesa a recogerlos, pero nada, estiraba su pierna kilométrica para acercarlos y los cogía.
No me quedó alternativa, como no atinó, tuve que salir de ahí corriendo argumentando que algo me había caído mal.
Bueno, en efecto sirvió, me ayudó para llegar hasta el Bathroom… Otra cosa era volver al comedor. Estaba en eso, meditando cómo regresar con la escasa dignidad restante cuando de pronto, siento un golpeteo en la puerta… ¡Hey! ¿Estás bien? El artista hacía su ingreso en la escena… ¿Qué más malo podría pasar?...
No alcancé siquiera a responderle y el ex convidado de piedra actual diamante en potencia, yacía instalado en medio del baño. No hubiera pasado a mayores y todo habría quedado en nada de no ser porque, aprovechándome de los utensilios del lugar, bajó en mi un repentino deseo de lavar partes púdicas…”
No tengo claro qué es peor, suponer que uno definitivamente no tiene suerte o atraer la “mala” creyendo que cosas buenas jamás te van a suceder.
Cómo dije, casi llegué a la gloria, de hecho, la rocé (me pasé el rollo que al fin tendría mi propia escena con vidrio empañado y todo)… pero no… apareció la Uma Thurman y me pegó un sablazo que hasta hoy me sigue penando.
MORALEJA: ¿?
Continuará…
COLUMNA: Entreminas.
HOY: Otra vez no…
Brenda Gilton.
Viernes 4, Diciembre de 2009.
Lo que partió a la James Cameron, acabó con ribetes de Tarantino…
“Puede que Max sea un caballero de aquellos idealizados en otra época y que ya de viejota, acabaste entendiendo que no lo son tanto (a veces, gracias)… y que pueden dejar de serlo, dependiendo de la circunstancia… O puede que sea educado no más y haya hecho la vista gorda y re gorda… O sea, pelos por doquier, olor de ala, tufo y quién sabe qué otra cosa se me anduvo escapando… Who knows? Pero fue bastante decente, ese es el punto.
Uno cacha inmediatamente si el tipo quiere hacerla corta, es decir, se nota; engulle rápido (yo diría, no digieren), evita el contacto visual (llama muchas veces al gallo que atiende) es que trata de evitar a toda costa quedarse en silencios incómodos contigo; de vez en cuando mira hacia la puerta (uno intuye que está armando la estrategia de fuga) o mira compulsivamente la hora, como si de esa forma fuera a acelerar el minutero… O sea, uno lo sabe, lo siente, lo huele. El tipo quiere puro mandarse a cambiar y si fuese un grosero descomunal, hasta gozaría levantándose repentinamente de la mesa, te miraría de frente sin que se moviese un solo músculo de su rostro y lanzaría a boca de jarro: ¡No me gustaste por hedionda, por peluda y por fome!
Me salvé, es un hecho.
Más encima, el gallo resultó ser un crío bien enseñado. Me dejó escogerle un plato (es que a mi me encanta el Madras), así que le sugerí el “lomo express”, que aunque suene raro, es una carne apanada sobre café molido y pimienta negra, sí, así como lo, leen… una delicia… Y parece que al final le atiné (capaz que por eso los olores se disfrazaron), porque su cara de felicidad era para sacarle una buena foto.
A mi me pasa que las calles de Ñuñoa me trastornan, es como si uno se trasportara a un micro clima, allá todo es diferente, los restaurantes, las plazas, las calles, las veredas, hasta las viejas cuicas no lo parecen tanto, como que hacen un gesto sutil con la cabeza y ya está, sos incorporada en el paisaje. Por eso escogí ese sitio, me hace sentir como en casa. Y le apunté medio a medio.
Ahora bien, por eso de beber agua como enajenada (de puro nervio se me secó la garganta), me entraron unas ganas feroces de ir a las “casitas”… todo mal. Para mí, sentir pudor es como una clara señal de sentirme intimidada y de sólo mirar el rostro de Max enfocando hacia mis piernas, aumentaba la vergüenza. Pero nada que hacer, había que buscar una estrategia para salir mínimamente digna del asunto, así que no se me ocurrió nada mejor que empezar a botar cosas al suelo y ahí, dele que dele haciéndome la torpe, que esto y que lo otro… pero este gallo, lo que no tenía de caballero lo tenía de cándido, porque al botar los asuntos al piso, yo los pateaba así como lejitos, para que tuviese que salirse de la mesa a recogerlos, pero nada, estiraba su pierna kilométrica para acercarlos y los cogía.
No me quedó alternativa, como no atinó, tuve que salir de ahí corriendo argumentando que algo me había caído mal.
Bueno, en efecto sirvió, me ayudó para llegar hasta el Bathroom… Otra cosa era volver al comedor. Estaba en eso, meditando cómo regresar con la escasa dignidad restante cuando de pronto, siento un golpeteo en la puerta… ¡Hey! ¿Estás bien? El artista hacía su ingreso en la escena… ¿Qué más malo podría pasar?...
No alcancé siquiera a responderle y el ex convidado de piedra actual diamante en potencia, yacía instalado en medio del baño. No hubiera pasado a mayores y todo habría quedado en nada de no ser porque, aprovechándome de los utensilios del lugar, bajó en mi un repentino deseo de lavar partes púdicas…”
No tengo claro qué es peor, suponer que uno definitivamente no tiene suerte o atraer la “mala” creyendo que cosas buenas jamás te van a suceder.
Cómo dije, casi llegué a la gloria, de hecho, la rocé (me pasé el rollo que al fin tendría mi propia escena con vidrio empañado y todo)… pero no… apareció la Uma Thurman y me pegó un sablazo que hasta hoy me sigue penando.
MORALEJA: ¿?
Continuará…
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