COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: "Después de una temporada en el infierno, merecidas vacaciones en el día cero". D.D.OLMEDO.
COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: "Después de una temporada en el infierno, merecidas vacaciones en el día cero". D.D.OLMEDO.
PRIMERA PARTE.
Cuando se trata de lanzar piedras, pegar en las costillades yaciendo en el suelo, violar códigos... abandonar al otro para comenzar a mirarnos el ombligo... pues bien, creo que somos los primeros.
A este país que le gusta tanto el doble estándar, que es gracioso de convenir estados destinales tan difíciles de baticinar y sin embargo, cuando se suceden, acontecen abrumadoramente y aprecian su alto contenido detestable, permanente, extendible a través de los tiempos, también les gusta exacerbar los grandes fracasos, fiascos, estafas, venidas a menos ,y también, metidas de pata; para ser perdonado (y qué, exagero pues apenas es un disculpazo), debemos pasar una larga temporada en el fango y si es mejor, traerse un certificado de nuestra estada en el infierno. De otra forma, no hay, hay que arrastrarse antes de ser redimido por una tropa de sujetos culposos y cínicos a más no poder.
Pero si vas por la vida, acopiando riquezas, haciéndote de cuentas de que eres noble pero en fondo, envidioso, manipulador, afilando colmillos siempre estando listo para asestar la gran mordida, entonces eso es estar PREPARADO, en caso alguno WIENNER. Valor!!!!
Me costó una larga temporada entender cosas que, soberbiamente, creía superadas, entendidas y recopiladas en el testeo de la carne. Pero es eso lo que le pasa justamente a los agrandados cuando sin saberlo, tras la cagada descomunal, se mean en los pantalones porque comprenden que en esta vida no existe control sobre nada. Es cierto, tuve que sufrir, tuve que padecer en carne propia las pellejerías, las humillaciones, las crueles vueltas de la vida para erradicar de mi todas aquellas cuestiones que nunca más pueden ser parte de esta carcaza.
No existen formas reales de pedir disculpa; la piel se curte y nunca más podemos reconsiderar al punto de ver a los otros como les apreciábamos hasta antes de un quiebre importante.
Pero a pesar de ello, uno puede reandar el camino para cerrar las puertas que quedaron entreabiertas, resarcir los daños, compensar. Tratar en modo alguno de quitar, al menos, la angustia de creer que nos metieron el dedo en la boca y que pecamos de ingenuos. Cierto. Y para esto es el coraje residual que queda en los huesos.
Mi peregrinaje me lleva a la convicción de que los errores se pagan caro y lo sé, lo he padecido y recién comienzo a pararme para empezar mi propio porceso de compensaciones varias, de resarcimientos necesarios, pero la diferencia es que ahora no me llevo conmigo la culpa, sino, la necesidad de reestablecer el equilibrio.
Nada ni nadie tiene el derecho a decirnos que somos malas personas, inservibles, de poca monta y que gracias a nuestro pasado, el futuro siempre se nos teñirá de amargura. Claro que no.
Es cierto, se puede estar triste, se puede sentir pena y dolor porque sabemos que se ha perdido algo importante al errar; la confianza. Pero así como me dijeron el otro día, la vida tiene muchas vueltas, a veces, unas groseras que ni las puedes imaginar e irrogarse una sentencia tan dilapidaria como que no podemos cambiar, como que no podemos compensar, como que no podemos enmendar nuestro camino, es triste, aún más triste que las causas que motivaron tal sentencia.
SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE podemos replantearnos todas y cada una de las aristas que compongan nuestra vida, nada ni nadie puede atrofiarnos el espíritu aún y aparezcamos como los peores de los villanos, pues si los errores se desplegaron conforme se descubre la vida, caminando el aprendizaje, entonces hay que saber pararse y entender que es una dinámica que forma parte de la vida y nadie se encuentra eximido de atravesar por ella.
Me cansé de los reproches hacia mi persona y me cansé de creer que las cosas pasan frontalmente porque las hemos direccionado con nuestro actuar; a veces hay cosas que no dependen de uno... NO ESTAMOS DETERMINADOS A DAÑAR A OTROS CON NOMBRE Y APELLIDO, A VECES, SOLO PASA, SOLO SUCEDE E INEVITABLEMENTE SOLO QUEDA REPARAR Y SEGUIR ADELANTE CON DIGNIDAD.
Pero si nos quedamos lamentando eternamente sin poder caminar, entonces significa que a pesar de todos los porrazos, nunca se aprendió verdaderamente nada.
La realidad es esta; fue terrible entender que no hay escapatoria. No queda de otro... ESTA ES, con reveses y con salidas prodigiosas, con eventos estelares y con la rutina diaria, con la parte buena y también la ácida, con la bonanza y con la escazes... con todo lo dulce y también, lo agraz.
Creer que la vida es estática y aferrarse a un sólo estado es no ver más allá y no entender que ahí vamos a cada instante, decantando, entendiendo, evolucionando... Nunca más somos los de ayer, somos otros, somos y estamos, sólo eso se sabe y es mejor aprenderlo ahora a seguir diciendo que nunca vamos apoder dejar de estar lastimados.
¿Acaso no hay más?
¿Acaso es sólo esto?
No.
Hay más; no es sólo esto.
También hay amor y a partir de el, siempre es posible empezar de nuevo.
(continuará)
Cuando se trata de lanzar piedras, pegar en las costillades yaciendo en el suelo, violar códigos... abandonar al otro para comenzar a mirarnos el ombligo... pues bien, creo que somos los primeros.
A este país que le gusta tanto el doble estándar, que es gracioso de convenir estados destinales tan difíciles de baticinar y sin embargo, cuando se suceden, acontecen abrumadoramente y aprecian su alto contenido detestable, permanente, extendible a través de los tiempos, también les gusta exacerbar los grandes fracasos, fiascos, estafas, venidas a menos ,y también, metidas de pata; para ser perdonado (y qué, exagero pues apenas es un disculpazo), debemos pasar una larga temporada en el fango y si es mejor, traerse un certificado de nuestra estada en el infierno. De otra forma, no hay, hay que arrastrarse antes de ser redimido por una tropa de sujetos culposos y cínicos a más no poder.
Pero si vas por la vida, acopiando riquezas, haciéndote de cuentas de que eres noble pero en fondo, envidioso, manipulador, afilando colmillos siempre estando listo para asestar la gran mordida, entonces eso es estar PREPARADO, en caso alguno WIENNER. Valor!!!!
Me costó una larga temporada entender cosas que, soberbiamente, creía superadas, entendidas y recopiladas en el testeo de la carne. Pero es eso lo que le pasa justamente a los agrandados cuando sin saberlo, tras la cagada descomunal, se mean en los pantalones porque comprenden que en esta vida no existe control sobre nada. Es cierto, tuve que sufrir, tuve que padecer en carne propia las pellejerías, las humillaciones, las crueles vueltas de la vida para erradicar de mi todas aquellas cuestiones que nunca más pueden ser parte de esta carcaza.
No existen formas reales de pedir disculpa; la piel se curte y nunca más podemos reconsiderar al punto de ver a los otros como les apreciábamos hasta antes de un quiebre importante.
Pero a pesar de ello, uno puede reandar el camino para cerrar las puertas que quedaron entreabiertas, resarcir los daños, compensar. Tratar en modo alguno de quitar, al menos, la angustia de creer que nos metieron el dedo en la boca y que pecamos de ingenuos. Cierto. Y para esto es el coraje residual que queda en los huesos.
Mi peregrinaje me lleva a la convicción de que los errores se pagan caro y lo sé, lo he padecido y recién comienzo a pararme para empezar mi propio porceso de compensaciones varias, de resarcimientos necesarios, pero la diferencia es que ahora no me llevo conmigo la culpa, sino, la necesidad de reestablecer el equilibrio.
Nada ni nadie tiene el derecho a decirnos que somos malas personas, inservibles, de poca monta y que gracias a nuestro pasado, el futuro siempre se nos teñirá de amargura. Claro que no.
Es cierto, se puede estar triste, se puede sentir pena y dolor porque sabemos que se ha perdido algo importante al errar; la confianza. Pero así como me dijeron el otro día, la vida tiene muchas vueltas, a veces, unas groseras que ni las puedes imaginar e irrogarse una sentencia tan dilapidaria como que no podemos cambiar, como que no podemos compensar, como que no podemos enmendar nuestro camino, es triste, aún más triste que las causas que motivaron tal sentencia.
SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE podemos replantearnos todas y cada una de las aristas que compongan nuestra vida, nada ni nadie puede atrofiarnos el espíritu aún y aparezcamos como los peores de los villanos, pues si los errores se desplegaron conforme se descubre la vida, caminando el aprendizaje, entonces hay que saber pararse y entender que es una dinámica que forma parte de la vida y nadie se encuentra eximido de atravesar por ella.
Me cansé de los reproches hacia mi persona y me cansé de creer que las cosas pasan frontalmente porque las hemos direccionado con nuestro actuar; a veces hay cosas que no dependen de uno... NO ESTAMOS DETERMINADOS A DAÑAR A OTROS CON NOMBRE Y APELLIDO, A VECES, SOLO PASA, SOLO SUCEDE E INEVITABLEMENTE SOLO QUEDA REPARAR Y SEGUIR ADELANTE CON DIGNIDAD.
Pero si nos quedamos lamentando eternamente sin poder caminar, entonces significa que a pesar de todos los porrazos, nunca se aprendió verdaderamente nada.
La realidad es esta; fue terrible entender que no hay escapatoria. No queda de otro... ESTA ES, con reveses y con salidas prodigiosas, con eventos estelares y con la rutina diaria, con la parte buena y también la ácida, con la bonanza y con la escazes... con todo lo dulce y también, lo agraz.
Creer que la vida es estática y aferrarse a un sólo estado es no ver más allá y no entender que ahí vamos a cada instante, decantando, entendiendo, evolucionando... Nunca más somos los de ayer, somos otros, somos y estamos, sólo eso se sabe y es mejor aprenderlo ahora a seguir diciendo que nunca vamos apoder dejar de estar lastimados.
¿Acaso no hay más?
¿Acaso es sólo esto?
No.
Hay más; no es sólo esto.
También hay amor y a partir de el, siempre es posible empezar de nuevo.
(continuará)



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