COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: “Estado de ánimo”. D.D. OLMEDO. Viernes 27, Marzo de 2009. 12:00 horas.

COLUMNA: Por fin es viernes. 
HOY: “Estado de ánimo”. 
D.D. OLMEDO. 
Viernes 27, Marzo de 2009. 
12:00 horas. 

Se han preguntado ustedes por qué algunas personas rara vez andan o se sienten aproblemadas, angustiadas, estresadas o superadas. Y al mismo tiempo, se han fijado que existe una buena cantidad de otras que, por el contrario, viven atribuladas ante diversas situaciones y circunstancias de lo más inverosímiles. Esas son las dicotomías que, sobre el particular, me hacen extraviar la paciencia.
Es muy cierto aquello que las afectaciones operan de modos distintos para todos; qué fome sería anduviésemos transmitiendo acompasados, la misma frecuencia. Pero aún así, para que el mecanismo de integración societaria funcione, deberíamos al menos colocarnos de acuerdo en un margen decente de cuestiones que operan de acuerdo al sentido común. Bueno, así lo considero humildemente… En este sentido y a modo ejemplar, supongamos que los habitantes de Chile, en pleno apogeo de la crisis económica suscitada por el descalabro crediticio en EE.UU., tienden a deprimirse pues su poder adquisitivo se ve francamente disminuido, amenazado y por lo mismo, dicha percepción contribuye a generar una reacción en cadena que los coloca de frente ante la probabilidad de que el escenario nacional, se torne mucho más gris de lo que ya se vislumbraba antes de la debacle financiera mundial… tiempos en que las diferencias en la distribución de la renta parecían insoportable… ¿Cómo evitar que el efecto en cadena se desarrolle? ¿Cómo suponer que las personas de este país, cada vez más disociadas en su sentir, se conecten, empaticen, se sientan conmovidos por la preocupación y desarrollo de la problemática del otro?

En estos tiempos la gente se enfurece con facilidad, la fustigación sobresale a consecuencia de nada y si muchos de nosotros pudiéramos enfrentar a punta de cañón los conflictos que nos aquejan, es probable que la reacción en cadena se desenvolvería en términos ultra violentos. Eso es casi seguro. Yo hace tiempo que vengo suponiendo estados de agresión en la superficie de las circunstancias. La ira y la indolencia se volvieron enemigos públicos que atacan con todo a fuertes y a menos preparados ya que una cosa segura tiene que ver con que aún sin importante las dolencias humanas ajenas, tarde o temprano te toca experimentar el lado de las cosas que te demoraste tanto en captar.

Es muy probable que a ciertas personas, la crisis no afecte en lo más mínimo, tal vez sólo estén preocupados por no realizar el viaje programado para semana santa a Italia, a Miami, a San Petesburgo; les incomoda, tal vez, no cambiarse a diario los zapatos para que combinen con la indumentaria puesta o no tener la facha de última moda por la cirugía estética que ya no será posible agendar o no poder beber vino de reserva cada vez que se les venga en gana o capaz que simplemente, les preocupe no poder concretar la compra del modelito cuatro por cuatro 2007 o uno del año pasado o en el mejor de los casos, uno 09’…
Es evidente que a ciertas personas la crisis económica les afecta pocazo, o no por menos en los términos que complica a la gran mayoría que reside en Chile. Por lo mismo, no puedes exigir a los empleados de este país que se conformen con el vejamen que significa utilizar el transporte público en horarios peack, no puedes provocar una alegría en el otro, apenas con un mal chiste y menos pretender que vendedoras de mall te agasajen con elogios y mimos si apenas pueden sentarse unos cuantos momentos al día…

No obstante, aún con las diferencias abismantes entre todos nosotros y en plena conciencia de que éstas no disminuyen sino todo lo contrario, uno suele encontrarse con gente que pareciera flotar, personas a quienes pareciera no importarle el grueso de los defectos de los demás, la raíz de las necesidades y no por falta de ocupación sino porque de alguna manera continúan prendadas de sus creencias, siguen teniendo fe en el propósito universal de las cosas. De algún modo perseveran en el plan infinito en que puedan equipararse las diferencias entre nosotros. Y por eso mismo, sonríen, salen adelante con una fuerza impresionante.

Esas personas son de carne y hueso, pertenecen a familias normales y los recursos promedio que detentan, apenas les permite vivir decentemente (no dignamente, que es algo bien diferente). Sin embargo, no esperan hacer del dinero un tema ni que esa forma de proveer les quite el aliento, simplemente, saben que la asistencia llegará, que las cuentas se saldarán, que el alimento adornará la mesa mañana, tarde y noche.

Es fácil quemarse las pestañas sufriendo por la razón; entre más se sabe, más torturas penetran el pensamiento. Empero, ¿cuál es la preocupación madre? Supongo que no tener dinero para conseguir alimento. Entonces, ¿porqué la desesperación en no adquirir departamentos, casas, autos, joyas, perfumes, ropajes varios, vacaciones e infinidad de bienes que no tienen ninguna relación con la necesidad primaria a la que haya de satisfacer?

Probablemente tenga que ver con la oportunidad y la forma como esta opera.

Si nunca tuve recursos y viví deseando tener lo que no poseía, de ganar un premio de lotería me transformaría en una persona odiosa que intentará satisfacer todo tipo de necesidades suntuosas para reemplazar las carencias que antes nunca pude proveer, entiendo que sería una persona desesperada en acercar con el factor dinero, todas aquellas posibilidades que antes me estuvieron vetadas y quizá, incluso, me volvería un tirano en el trato, en las exigencias y en el tipo de vida extravagante a llevar para demostrar que es ahora quien posee la plata.

Es complejo entender que las personas de este país se abstienen de revelar sus intensiones y propósitos simplemente por la sanción que ello impone (moral, legal, social, etc.) De ahí que el ánimo esté caldeado, de ahí que las personas se distancien, de ahí que las necesidades cambien y en tanto eso sucede, uno va deshabilitando comandos porque en nada se asemejan con los de aquellos que optaron por caminos diversos.

Yo admito que muchas veces he deseado desenfundar una pistola y hacer de Michael Douglas en plena costanera horario peack, pero el no hacerlo y reconsiderar, no tiene que ver con los años de cárcel que conseguiría a consecuencia de mi ilícito. He pesando en ello porque creo que uno se abstiene porque espera que alguna vez las condiciones cambien, que la abstención se da porque me importan los demás, a pesar de los resentimientos, a pesar de las diferencias, a pesar de esas sensaciones terribles que transitan por la garganta, yo siempre concluyo creyendo que aunque la razón agobie, al final es la que otorga una sabia palabra.

Me gustaría estrenar un estado de ánimo que importara un cambio de actitud real, una especie de tregua en la que pudiera comprender que cada mala palabra, cada mirada irascible, cada garabato y manotazo recibido sin merecerlo, cada estridencia de que uno ha sido partícipe, cada enfado, cada molestia, cada mala actitud del entorno, desde uno mismo y desde los demás hacia nuestra casa, familia… hasta nuestra propia entidad consigo misma… Todo eso es parte de un momento crítico ad portas de la necesidad de remisión… de esa sanación que es necesaria para continuar, para salir adelante y para comprender que aún con las diferencias, cada uno de nosotros merece que acontezcan cosas buenas.

Quizá todo tenga que ver con los tiempos, con los plazos, con los ciclos, con las oportunidades que todo lo cambia… o quizá no, capaz que se trate de un don especial que opera justo cuando el descalabro se apodera de todo, justo cuando se agotan las energías y las esperanzas, cuando algo pulsa adentro y no merece lógica, simplemente acontece, avanza.

Si ustedes ven una oportunidad, no esperen confirmación para sostenerla. 



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