COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: NOSOTROS. D.D.OLMEDO. 05-03-10.

COLUMNA: Por fin es viernes. 
HOY: NOSOTROS. 
D.D.OLMEDO. 
05-03-10. 

No creo que exista un modo fácil para expresarse en estos momentos. 

Nadie en su sano juicio puede obviar el entorno. Tan devastador es el paisaje que no imagino sentimientos parciales o egoístas. La semana pasada estaba enrabiada, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo, y probablemente, eso quedó reflejado en mis líneas. Incluso, ahora siento que todo ese comportamiento promedio fue previsible y estándar, seguíamos siendo los mismos incivilizados, los mismo atrapados en el síndrome del YO-YO, seguíamos presos de la voracidad y del individualismo y por lo mismo, en estado de schock pudo exacerbarse aquella condición o mal endémico.

Pero ahora, tras una semana de sucesos alentadores, me alivia saber que existe tanta gente excepcional, chilenos fuera de serie que se prueban en la adversidad, justo en la instancia feroz y límite en que se prueba a las personas de carne y de huesos.

Las localidades afectadas se han visto brutalmente diesmadas, pero con todo, los ves levantando escombros, parados, estoicos haciendo la pega de tener que reconstruir a pesar del dolor sobre sus hombros y me parece impresionante. Observo impactada a la señora María Jimenez que ofrece su ropa, sus pocas pilchas y además, se ofrece a dar lo que le queda de dignidad, porque revela interpérrita que no ha comido en tres días. Pero la ves, te detienes a mirarla y su mirada es limpia, sana, despejada como ha de ser su corazón, fuerte, corajudo y lleno de fibra de la buena, de elementos tan escasos por estos días.

La señora Mercedes González, la tía Juanita, don Rolo, el señor Marcelo Tapia, la vecina Rosa Santos, LOS MISMOS DESPOSEIDOS ACOGIENDOSE UNOS CON OTROS, los chiquillos de la escuela F no se cuanto de Chillán, la gente de Requinoa, los pelolais de Valpo, los miles de universitarios que partieron inmediatamente a los centros de acopio; ese par de héroes anónimos que murieron ahogados rescatando a gente que ni siquiera conocían... Todas aquellas personas con nombre y apellido que no les importó no salir en los créditos. Todas estas personas dignifican el honor de Chile, la dignidad de esta tierra destrozada, porque no solo el movimiento y las olas nos echaron abajo.

Cuando lloro, lloro porque me siento impotente, porque más encima, en este momento valgo menos que un candy y mi condición emocional y física me impide salir a la calle, irme de volada a Contitución, a Iloca, a Peyuhue... a cualquier sitio en donde se requiera manos sanas y dispuestas para volver a parar nuestras vértebras, para sudar la gota gorda y volver a sentir que corre sangre por mis venas...

No hay una sola parte de mi corazón que no se sienta destruída, que no se sienta asolada por tanto cambio abrupto que ha traído consigo el último tiempo. Sin embargo, cuando salgo y miro el entorno, comprendo que también hay una suerte de remezón espiritual que ha sacudido a una enorme mayoría. Da lo mismo si hay gente ensimismada como antes... ya habrá tiempo para hablar de ello, lo importante es la gente que ha decidido mantenerse de pie, la que dijo yo soy igual a ti y da lo mismo todo lo demás, aquellas personas que se han amanecido trabajando por todos, por NOSOTROS; CHILE.

No voy a extenderme en esta oportunidad, esto es más bien un abrazo cibernético para todas esas personas a las cuales sería imposible colocarlas en una mera lista porque su sola contribución demanda mucho más honor y dignidad que una mención decorosa.

Sé que hay muchos que no creen en Dios pero quizá esta sea una inmejorable oportunidad para replantearse, para decirnos a nosotros mismos que tal vez algo se nos está diciendo, algo allá fuera clama por nosotros; la naturaleza ha hablado y miren lo que tuvo que suceder para que este país terminara hermanado. Quizá, muy allá adentro de todos los misterios esta sea una profunda enseñanza, algo esperanzador para demostrarnos a todos nosotros que la esencia no se ha perdido que somos buenos, sensatos, justos y más que solidarios, HUMANOS.

Quiero a mi país y quiero que el valor nos acompañe.

¡FUERZA COMPATRIOTAS!



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