COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: Perdóname, Lo siento, Te amo, Gracias. D.D.Olmedo. Primera de Febrero. 2013.-

COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: Perdóname, Lo siento, Te amo, Gracias. D.D.Olmedo. Primera de Febrero. 2013.-

8 de febrero de 2013 a las 14:04
Dear Friend (Siempre voy a recordar tu nombre, porque es precioso):

Cuando nos topamos, yo estaba perdida (aún lo estoy). Mi corazón necesitaba creer en algo, ahora lo sé... y ha sido así desde que tengo recuerdos. Sin embargo, a diario supongo que me convencía de cosas para que la vida fuese menos dolorosa. A veces, el cerebro hace una pega veloz por sobre nuestra voluntad, es entonces cuando terminas entendiendo que la mente enferma al cuerpo.

Llevo mucho tiempo así, con un hoyo adentro, por momentos siento (y me convenzo de ello) que he mejorado, que hay algo haya afuera lo suficientemente bueno como para decir: ¡Hey, yo puedo! Pero a poco andar, entonces me vuelvo más vulnerable que antes y retrocedo los pasos ganados. La forma en que me defiendo (de mala manera, por cierto), es creando un mundo alrededor mío... por eso creo que escribo. Una vez, hace tiempo, leí un bello libro: La Historia del amor (Nicole Krausse). Me sentí tan maravillada con esta historia, por la forma cómo ella la contó, que quise averiguar más. Y llegué a una entrevista, texto del que rescato esto: "A pesar de lo que la gente podría suponer, escribo por una razón bástante básica y mezquina; escribo porque en mis novelas, los personajes siempre tienen la posibilidad de ser otra persona, de trascender, de cambiar el rumbo de la historia. Ahí, los finales puedes escogerlos y hacer que se adistinto a la vida diaria..." Me sentí identificada, yo hasta ese entonces, simplemente colocaba garabatos en unos cuantos papeles que incluso, a veces tiraba. Siempre lo hice por placer, o eso pensaba. Cuando llegué a aquello, entonces me di cuenta porqué, desde los ocho o nueve años, me había dado por escribir historias, por hacerlas así, con tanta vehemencia y detalle.

¡Lo hacía para sobrevivir!

Nunca me gustó lo que veía alrededor de mi, nunca amé lo que era, porque crecí de ese modo, detestándome y detestando lo que podía llegar a ser. Así que creo que un día, entendí lo que era ser resciliente y me levanté. Escribí tanto, dije tantas cosas que, por momentos, olvidé quién era verdaderamente. Pero mientras lo hacía, me anestesiaba, me ayudaba (eso pensaba) a seguir a delante aún no quieriendo lo que era, o mejor dicho, lo que yo veía de mi.

Cuando escribo my dear friend, soy otra persona. Lo siento. A través de las cosas que construyo en mi imaginario, hago que la cosa afuera, sea menos dolorosa.

No sabía qué tanto daño había en mi, hasta hace poco, cuando tuve que lidiar con la pena de la muerte de mi madre. Por un momento me dije, bingo!!! Capaz que ahora todo se resuelva, capaz que ahora si tenga una vida más decente. Pero no fue así, pues ella se murió en su ley, sin pedir discúlpas, sin hacer la pega que debió hacer en vida, sin tratar de compensar en algo las embarradas que se mandó dejando de hacer lo que nunca debió obviar. Así que fregué, me quedé con esta rabia parida adentro y ahora entiendo que eso no va a cambiar a menos que yo tome la decisión de mejorarme.

Pero no es fácil.

Ccreo en Dios y en el Diablo; aquel me alienta y éste, éste me tironea hacia abajo.

Hay un goce perverso y macabro en el desajuste, en el precario equilibrio, en la desidia y la locura que se conjugan con matices. ¿Quién es enteramente perfecto? ¿Quién puede irrogarsa puras bondades? Acaso, alguna imagen santificada.

Pero yo soy, una mina cualquiera que corrió con algo de suerte y desarrolló cierto don para rascárselas. Entonces, yo escribo, escribo todo lo que puedo porque es como una suerte de bálsamo que frena el dolor que se siente adentro, cuando te paras enfrente del espejo y ves esto, lo que yo veo.

Pero no siempre fui así, fui distinta alguna vez. También tuve la inocencia y la liviandad de simplemente creer en las personas, tuve autenticidad y nobleza y tuve la gracia de ser cándida a más no poder en todas las cuestiones artificiales de la vida y me hice en ello, me levanté sobre un modelo que fabriqué para mi con los talentos que Dios me dio. Pero nadie es de palo, todos somos maleables y susceptibles de torcernos en el camino. Lo que acontece durante la navegación es que la gran parte del tiempo, el viento sopla fuerte, tanto como para hacer que te desplomes varias veces durante el recorrido y, cuando te logras levantar, te das cuenta que los golpes te quitaron bastante, a veces, demasiado. Nunca más vuelves a ser como eras antes (Y en esta parte, sensatamente uno debiese entender que esto no necesariamente debe tomarse negativamente).

Este es mi escenario, de allá provengo y soy la consecuencia de todas mis acciones.

Lo sé. Hay días en que me parece durísimo y otros, en que considero que si me esforzará, podría transformarse en una bendición.

En cualquier caso, en días como hoy, me siento al borde de algo importante, lo vengo presintiendo de manera cosntante el último tiempo. A lo mejor, lo que siento es que por fin me voy a liberar de todo ese pasado, de esa carga y en buena hora, podré administrar este peso. ¿Quién sabe? Lo que si puedo decirte es que a diario siento que, siendo yo, la que no se soporta frente al espejo, no soy capaz de conmoverme con nada y sin embargo, siendo esa, me topé contigo y tus palabras me llegaron.

Entonces, la lectura que hago hoy es de agradecimiento, porque tú, sin siquiera saberlo, me hiciste entender de que hay tanta necesidad en el mundo, de que hay tanto peso y agobio que despega de la misma escena que, de cierta forma, me siento aliviada, contenida y hasta menos loca y errática.

Lo que nos pasó (y esta es la humilde opinión que te presento) es que ambos deseábamos enamorarnos, a ambos nos ocurrió que los tropiezos y las penas del pasado, nos colocaron al borde de algo que demandaba intensidad para creer, para ser tocados por algo de excepción. Es decir, sentir que estábamos despiertos, volver a creer, albergar ilusiones, revivir la esperanza...

¿Qué es el ser humano sin ella? Yo creo que nada.

Creo que los acercamientos fracasan justamente porque es tanta la carencia y la necesidad, que la demanda se impone anulando la posibilidd de escuchar al otro, de entenderse, de ser recíprocamente considerados los unos con los otros. Por eso estámos como estamos. Y cuesta sincerarse (porque siempre damos explicaciones como por ejemplo que suene a: aunque parezca ñoño... no pienses que por te digo esto soy así, tengo que decirte algo pero por favor no vayas a pensar mal...) porque queremos inhibir el ridículo, el miedo, el volver a equivocarnos porque todas esas experiencias nos dejan con un pedazo menos.

Perdóname, lo siento, te amo y gracias.

En verdad.

Estas cuatro palabras ayudan a sanar, es difícl asimilarlo, pero trato de creer en algo, sin orgullo y con un atisbo de humildad, porque contrario de lo que pensaba, no quiero morir, quiero vivir y atestiguar que la vida puede ser diferente y que si estámos donde estámos, entonces es por algo, aunque suene kliché.

Este no es ni el sitio, ni el lugar, pero tú y yo estámos unidos por algo. Lo sé. Lo que tú me diste, inicio un proceso de QUERER... querer que la vida sea mejor, querer creer, querer sentir, querer experimentar aunque al final duela. Ese dolor de estremecimiento que senti al darme cuenta de que no podría estar contigo (gracias a las consecuencias de mis propios actos), me hizo entender que para poder hacerlo, entonces yo debía mejorar, yo debía cambiar con todo el riesgo que eso importa. Y estar contigo, trasciende a lo físico, me refiero al estar con independencia de cómo construyas tu porvenir y lo que devenga para ti en el futuro, mi estar es biológico y espiritual. Tú siempre serás parte de mi vida y yo de la tuya, aunque el tiempo pase y el olvido haga lo suyo.

Apenas una chispa y los recuerdos se activan, entonces, la enseñanza aparece.

Quiero decirte que tus palabras fueron preciosas, que me dio tristeza ver cómo se apagaron tras el envío de mis deficiencias, pero esa es la parte doméstica del asunto, ya no importa. Lo que si importa es que exagerado o no, hiperventilado o no, sobredimensionado o no, anhelado o no, me contuviste bajo el formato de la ensoñación y eso lo guardaré por siempre.

Woddy Allen tenía una frase maestra: "El único amor romántico, es aquel no realizado". Coincido con él. Todo lo demás se deforma y se carcome bajo las extravagancias de las bajas pasiones.

Hace muchos años atrás, en días que preparaba mi examen de grado en una biblioteca en Ñuñoa, nos encontrábamos una amiga y yo, en medio del acceso al recinto, hablando de la vida, del amor, de Dios... El paisaje era conmovedor, ciertamente, inolvidable. Nosotras detenidas en el pasillo terroso, cubiertas por una pequeña alameda de árboles, refregabamos la presencia de Dios en todas las cosas y cómo a veces uno cree que no existe o reniega de él... En medio de la discusión, en un día caluroso (como hoy), los arboles comenzaron a mecerse, de menos a más, siempre de menos a más... de pronto, me quedé paralizada porque el viento estremeció mi rostro, mi cuerpo entero... fue una sensación magnífica, porque sentía que era la caricia de Dios, como si estuviese acurrucándome, como si estuviese diciéndome hey, no importa nada, estoy acá, acaso no puedes sentirlo????

Hoy, me desperté y sentí lo mismo, miro desde mi ventana cómo los árboles se hacen cariño unos con otros, como se balancean, como el viento entra por la ventana del lugar en donde me encuentro y esa sola experiencia me convierte en una pequeña parte de todo esto, queriendo ser, queriendo estar, queriendo de nuevo, pertenecer.

¿Qué entendí, entonces de todo esto?, que para poder lograrlo, debo soltarme, no tan solo de lo que no puedo modificar, sino que de todo lo que hay de mal en mi, porque de lo contrario, nunca podré amar a nadie. No sé muy bien cómo se hace eso, este mensaje no es para pedirte algo, es simplemente para decirte que las despedidas no existen porque nunca nadie nos pertenece, lo que sucede es que Dios obra y hace y uno es quien se enreda y tuerce.

Debo intentarlo.

Debo tratar de ver qué hay más allá. Aunque no me guste, debo volver a luchar, a organizarme, a insertarme dentro de un mundo complejo, debo aprender a valorar la estructura mental de las otras personas y no despreciarlas porque son diferentes a mi, debo, incluso, volver a realizar todas aquellas cosas que creí que no podía desarrollarlas porque pensaba que no era capaz.

Para todo eso necesito hacer.

Necesito volver.

En cierta forma, me ayudaste a entenderlo.

Infinitas gracias por enviarme amor. Te lo envío de vuelta.


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