COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: Cínico altruismo de media tarde. D. D. Olmedo. Primera de Mayo/2017-

COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: Cínico altruismo de media tarde.
D. D. Olmedo. Primera de Mayo/2017.-

“El anonimato es la expresión más genuina del altruismo”. Eric Gibson.
Esta Columna, no la escribí con anticipación por lo que, seguramente, debe estar teñida de cierta nostalgia peculiar. Motivada por una nota de la Página en face de ADN radio (La enorme fila por la apertura de una nueva tienda de cosméticos), me dieron ganas de agregar algunas cosas a las que ya publiqué.
Desde que engendré a esta pequeña bestia en FB (Mi perfil: exposición de mi vida, quehaceres, emociones, gustos, relaciones, etc), tenía claro que buena parte de mi privacidad perdería sentido; hoy en día, cualquier tema o noticia se viraliza dependiendo del grado de interés (y a veces, morbo) que la gente coloque en ello. Así que, ¿Puede esperarse una cosa distinta si las publicaciones provienen de los medios de comunicación más masivos? Yo creo que no. A estos canales les encanta exponer al resto, juzgan a diestra y siniestra simplemente porque son PERIODISTAS y en su formación se les “ha inculcado divulgar la noticia”. Pero me pregunto entonces: ¿Qué sucede con el enfoque que se imprime en la noticia, nota, comentario, reportaje, investigación, etc? El enfoque multimedial que han escogido los señores periodistas, aparentemente tiene que ver con facilitar las “arenas romanas”, porque claramente saben y comprenden qué clase de circos existe y dónde pueden proliferar otros. El cariz de una noticia y la forma en cómo abordarla puede cambiar enormemente la percepción que se tenga de ella. Los periodistas han sido históricamente los responsables de transmitir contenidos y también de su distorsión, su tergiversación y mutación que convierte a diversas personas (o entidades) en héroes v/s villanos.
A razón de golpes (no olvidemos que como canta Makiza: la vida es un recuento de abrazos y palizas…), he logrado entender que la comunidad se convirtió en un inutilidad crónica y un lugar “físico” en el cual cuesta muchísimo sobrevivir.
Creo que no existe una dimensión de héroes versus villanos. Hay tal vez repartidos sobre la faz de la tierra personas que sobresalen para bien y para mal (y muuuuchos otros tantos, francamente eclécticos e inclasificables), gente por ejemplo como el cura Berríos que puede irse literalmente a la punta del país (prácticamente) a vivir entre colombianos y haitianos extremadamente pobres, en condiciones que nadie puede realmente imaginar, únicamente por convicción, por fe, por tesón y por una enorme generosidad; y también gente como Chang, como Santos, como Garay, como Delano, Yurazeck y últimamente, como aquellos pocos (comparados con toda la Institución) Carabineros que vieron una caprichosa oportunidad y se embolsaron dineros fraudulentos. Entonces, dentro de esta vorágine: ¿por qué se juzga a una persona común y silvestre de querer ganarse una gift card o un cosmetiquero sin cometer ilícito? Se ha tildado a la gente que hace esta fila de aspiracionales, de chantas, de rascas y ordinarios, de idiotas, de borregos incapaces de ir a votar… y una cantidad importante de brutalidades varias que me da hasta pena reproducir. No me da ese cuero. Me pregunto una cosa: ¿si vas a la universidad tras haber cursado una carrera de Administración, luego un Magister en gestión pública a más de otros diplomados y variantes, no te gustaría llegar a tener un cargo ministerial? Claro. Guardando las proporciones, la idea a la que iré es la misma. ¿Qué es ser aspiracional? ¿De qué sirve la vida si no aspiras a estar mejor?
Quienes ocupan este término para insultar, para agredir, no tienen idea de nada. Usarlo en forma peyorativa no hace más que demarcar la enorme brecha social que aún existe al interior de la sociedad chilena. Si la gente acude a un mall y decide hacer una fila x para un asunto igual de x, eso no lo transforma en alguien de poca valía, sin autoestima, o sin capacidad cívica.
Si las personas se quedaran en las poblaciones, enquistadas en su resentimiento sin levantar la cabeza, entonces claro, ahí sí sería la querida chusma por la cual hay que salir a hacer política, crear políticas públicas y blah, blah, blah. Pero claro, como la gente de la población sale de su gheto y acude al mall, es criticada e insultada por desear lo que incansablemente le muestran los medios de comunicación que profitan con el consumismo. Nadie ha criticado al mercadeo, nadie se va en contra de los publicistas que han creado esta campaña para concitar la atención del público objetivo al que pretender llegar. Es más fácil sentarse frente al monitor y lanzar dardos venenosos contra la gente que a lo más va a lanzar de vuelta: Ya oh, cabréense de tirar mala onda en contra de nosotros los pobrecitos…
¿Realmente se sienten pobrecitos? Yo creo que no. Básicamente porque no existe conciencia o está de camino a ser despertada… He pensado mucho en esa fantástica historia publicada a tres meses de concluir la segunda guerra mundial: Rebelión en la Granja, de Orwell. Cuenta la narración que, en la negligencia de su dueño, el sabio cerdo mayor, aleona a los integrantes de la granja a sublevarse para la construcción de un nuevo orden igualitario entre sus componentes. Pero bajo el liderato de dos cerdos, prontamente se cuelan los vicios de cualquier sociedad civil y empiezan los mismos e históricos problemas, de los que Benjamín (el burro cínico y fastidioso) habló desde la iniciativa de la transformación propuesta. Los conflictos van en aumento entre estos dos cerdos, siendo a la postre desplazado Snowball y además, enjuiciado por el resto de sus compañeros de la granja, responsabilizándolo de las enormes injusticias y malas decisiones de la legión de Napoleón (el otro cerdito). La cosa se pone más terrorífica cuando los cerdos malucos mandan a matar al más trabajador del grupo, el caballo Boxer, para remate de incomprensión e injusticia.
La comunidad periodística se ha convertido en el cínico Benjamín que coloca cortinas de humo a través de las cuales, lanza dardos, pero al mismo tiempo, esconde la mano, excusándose en líneas editoriales, en ser subalternos de algo “mucho más grande que ellos mismos” y blah, blah, blah. Esta gente se ha encargado de transformar comunidades virtuales en verdaderos circos romanos en donde la excusa perfecta se vuelca a la libertad de expresión como garante de una oleada de sinsentidos destinados a agredir, a ofender a irrogarse derechos sobre lo que debe o no ser o darse.
El desorden generalizado de nuestra sociedad en donde las autoridades son descabezadas y los propios partidos políticos dejan al descubiertos su arrogancia, su estupidez y su tremenda falta de ética, convergen al descuido total sobre sus dirigidos. ¿CÓMO PODRÍA NO CONVULSIONAR LA SOCIEDAD? Es una secuencia lógica en todo camino hacia la decadencia y la desintegración. Extinguir el poder, superponerse a él y luego, sucumbir al patrón histórico no es cosa irracional sino modelo humano desde que este ha existido desde el origen de la humanidad.
No existe una preocupación por el societario, lo que existe es una enorme arrogancia de creerse capacitado para conducirlo y decirle qué es lo correcto, lo benigno y lo moralmente ideal. Las estructuras parecen estarse cayendo a pedazos y la beligerancia a grades escalas es sinónimo del recrudecimiento; en qué lugares se refugia la gente común y silvestre ante este loquerío y sin sentido: en los malls, en las ofertas, en las largas filas para obtener un descuento, en las ferias gratuitas al aire libre, en los festivales de la cerveza, en los resorts del caribe, en los conciertos exclusivos, en la comidas esplendidas en restaurantes de moda, en las faenas diarias que a cada uno le plazca, en los gimnasios, en el treking de fin de semana, en los viajes a tucmantu!!!! ¿Y es todo esto malo, perverso, errado, bestial, aspiracional, inconcebible, etc? ¿Qué puedo decir yo al respecto? Nada. Porque es decisión de cada uno de cómo vive la vida, qué desea hacer con ella, cómo sacarse la pena, los vacíos, las inseguridades, las malas semanas, el desamor, la soledad, etc
Nadie tiene el derecho de juzgar, esa es la parte difícil de comprender. Si la gente va al mall en vez de ir a votar es porque la Granja ha sido históricamente mal cuidada y lo único que hicieron los cerdos, fue tomarse el poder. Pero el poder corrompe y la lógica consecuencia es la decadencia de las buenas intenciones originales del viejo Mayor, por eso es que irremediablemente, los Benjamines triunfan y los Boxer mueren. Así es la vida: INJUSTA.
¿Usted anhela que la vida sea un lugar mejor que merezca la pena vivirla? Entonces comience con su propia granja, no la descuide, sea generoso y entregue un patrón de comportamiento digno y antes de juzgar la granja del vecino, recuerde que toda configuración obedece a uh historial heredado del cual no es fácil deslastrarse, no al menos con puros buenos deseos. No juzgue a la gente por desear un cosmetiquero que no podrá comprarse de otra manera si no es haciendo la fila para que se lo regalen, si es esto correcto o no, cada persona se sincerará ante su espejo interior, pues no siempre es fácil hacer el recorrido pesado, difícil y a veces las personas simplemente desean anestesiarse, pasar desapercibidas, desaparecer en el uso, en el goce, aunque sea mentira, aunque sean bálsamos perniciosos.
El tema no pasa por dañarse con agresiones violentas. Hay un despertar pendiente que requiere de tiempo para consolidarse y la agresión virtual no es el mejor camino para avanzar. No existe benevolencia ni altruismo en decirle al resto qué debe hacer, decidir, creer, u optar; el verdadero altruismo es dejar que las personas aprendan a través de su propia experiencia, de sus elecciones, de sus convicciones. No en vano el libre albedrío le pertenece a cada quien y no a unos pocos cínicos que atacan detrás de las pantallas creyéndose mejores que el resto. Si las personas deciden hacer cosas que yo no comprendo, obviamente me ofusco, es parte del cómo somos, pero la forma en cómo exponemos esas diferencias es la verdadera alianza para lograr cambios de base y reconstrucciones significativas.
El mundo no siempre fue así.
Depende de cada uno de nosotros.

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