algo hago con ella...
Llegan
estímulos desde todos los ángulos...
La música
suena imparable, y el tiempo se vuelve
generoso
y, al mismo tiempo que, presumido.
Hoy el
cielo es más azul, sus nubes más graciosas,
cambian
la tipología que suelo añadir a mis mejores
recuadros:
y Te veo en mi cabeza, en el lóbulo de
las
fronteras, lo imborrable, lo que yace sagrado.
Me ajusto
la blusa, descorro el pañuelo que se
volvió
favorito, de repente y ya no hay preguntas
sordas
que resuenen demasiado fuerte, ya no hay
susto de
lo que dice la gente…
Te
encuentro de camino hacia el costado cerrado,
te
pregunto por enésima vez cómo has estado y me
dejas con
la sensación de que en verdad, siempre
quisiste
que fuese así, de un modo tibio, y de un
modo
bizarro… Pero, ¿sabes? No temo ya alguna
de tus
locas respuestas: hoy es el día de la locura,
de
acurrucarse y ver qué trae la ola, de escuchar
canciones
atrevidas y agasajarse con las propias
manos… Ya
no más, no he de traerte a mi recuerdos
no quiero
convertir este sitio en un nicho por donde
ya no
circule el aire, la risa, el deseo, o los sueños
prestados…
Llegan
estímulos desde todas partes, aparecen…
Sin más
la mujer se prende y la niña juega, la
niña
aprende a desenvolverse con su nuevo coraje,
sin la
media tinta, ni la tinta entera, con otras iras
con otras
sutilezas… acude a su frente y la roza, me
dice que
ya estuvo bueno, que la corte, que la corte
de una
buena vez…
Y yo
quiero,
Yo quiero
tanto cortarla,
Quiero
tanto ser como soy
Quiero
cortarla con ser quien no soy
Quiero
ser la salvaje que he renegado…
Así que
recojo mi soledad y hago algo
Con ella…
Le
propongo una tregua: ¡Arréglate!
Coge lo
que quieras, toma una mano, o las
dos, no
intentes sacar roncha, eso no es
para ti.
Y regresa, regresa sin sentir que
debes
desenfundar un arma, sin tener la
garganta
seca y sin sabor.



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