Says Jane...




Le dije que bueno sólo en honor a la meritocracia...

Admito que cada vez con más puntadas adentro, suelo decir que no a la primera. No es de odiosa ni presumida, más presumida es Gata carol, la pequeña arrogante felina de mi gran amiga Yenny. Bastantes cosas deberíamos aprender de ella y de su petulante actitud frente a la vida... Admito sentir fascinación por la personalidades arrogantes, creo que es la parte que extravíe a razón de las patadas en el culo...

Llegó a la hora puntual: 19:30. Era más alto de lo que pensé (buen punto estético, pensé en silencio). Lucía su perfecta sonrisa checoslovaca y me sonreí sin pudor porque pasó la parte más difícil de enfrentarse a un gringo que viajó desde el otro lado del mundo, sólo para conocerte. Gerard Heigger. Lindo nombre, lindas manos, lindas mechas rucias decoloradas y lindo rapado salvaje que seduce acariciarle la nuca.

Se veía ansioso y al mismo tiempo, aquella timidez se volvía afrodisíaca, el temor de las personas me da poder -recordaba para mis adentros-, la incertidumbre el aventurero ocasional, me impone el deber de agrandarme ante los hechos. Me sudaba la espalda, y sin embargo continuaba con la misma sensación de pies fríos. Al menos dentro de la primera secuencia no hubo sorpresas como para encender una alarma.

En mi ecléctico inglés mal hablado, apareció mi voz que el sujeto dijo adorar, desaparecida por los demás a cuenta de un celular desperfecto e inutilizado... Le dije: ¡Viniste! En verdad no me la creo... Y él sonrío, como si mi desparpajo le acabase de costear la inversión en pasaje!!!!

No es el tipo de hombres en el que me habría fijado, pero su cabeza me derrite, su mundo viajado, sus anécdotas con animales en Guatemala, sus recorridos por diferentes partes del mundo, su estancia en México casi simultáneamente en el tiempo que estuve allá, me alucinan. me pregunto cuántas veces nos ha de suceder esto, cuántas veces nos rozamos con las personas que van y vienen de un punto y hacia otro, qué sucederá el día en que dejemos de encontrarnos, de hallarnos unos con otros...

Me tomó la mano y me sentí tan extraña. Una mano grande, hermosa, una mano diferente a todas las que he cogido últimamente, la acaricio suave, como el hombre que sabe lo que quiere y lo enseña sin pudor. Se la quité de pronto y le dije: ¡hace mucho calor para tomarse de las manos!

Pero yo sabía que esa era de las más clásicas de mis mentiras, decirle a alguien que hacía calor como para darse las manos, era lo mismo que decirle que yo ya no vitrineaba en tinder. Le seguí atenta la charla, porque lo importante al menos para mi, era descubrir qué existía dentro de su cabeza como para llegar a creer que yo valía la pena... Jane says, jane says, jane says... oí a lo lejos, la mítica canción de Jane's adcition que me gusta tanto; una mina cantaba precioso y casi al mismo tiempo, dejé de oírlo, no importaba nada los kilómetros que había viajado, yo ya estaba en otra parte. la misma manía de siempre de querer estar en otro lado, con otra gente, en otro tiempo adorando sólo lo que no puedo retener...

Después de desastrosos 30 minutos, caminata de regreso con los Clash a cuarenta de volumen: Londres llamando!!!

A veces sólo quieres desaparecer.

Ticket to ride...





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