30 de octubre de 2014 a la(s) 13:21 COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: No leen... DDOLMEDO.- Cuarta de Octubre/2014



30 de octubre de 2014 a la(s) 13:21
COLUMNA: Por fin es viernes.
HOY: No leen...
DDOLMEDO.-
Cuarta de Octubre/2014


"Esa vez se fue al monte con tres páginas en blanco; enterró una, escribió la segunda y la otra la ocupo en recortar la luna..." (Extracto, Novela Corta/El Argumento del Miedo).-

Soy capaz de darme cuenta que el tiempo se va estrechando, que la luz ya no sirve como antes y que dentro de un plazo cercano, el eco de mis frases, tal vez desaparezca por completo. He releído con asombro varias cosas escritas hace algunos meses e incluso años, observando las distancias esxistentes entre esas circunstancias y las actuales. Hoy veo con inusitada claridad que los momentos para mi, se hacen pocos y con ello reduzco la podibilidad de escribir lo que he perseguido desde que tengo razón: Algo que deje huella. O al menos, una marca recordable en el transcurso del tiempo. Pero me temo seguir en letra muerta, sospecho que mis horas expirarán sin haber dado con la nota justa, esa precisión evocando una verdad tan caprichosa a la cual pocas veces tenemos la suerte de llegar, aunque sea brevemente...

Durante este año y contrario a todo pronóstico, he leído más que en cualquiera otra época de mi vida; pude al fin, entender la prosa de autores que en ciclos escolares se hacían ininteligibles, en todo caso sigo sin comprender a la fecha cómo acercarse a una voz y su mundo si escasamente has comprendido el propio... Leer a Wilde o Verne décadas atrás me significaba una verdadera tortura y con gran esfuerzo resumía en mi cabeza los eventos singulares de la narración a efecto de cumplir con el trámite de respuestas pertinentes de las famosas pruebas "globales". Pero nadie me inculcó el amor a la lectura ni mucho menos que, al leer, mi corazón expiaría una buena cantidad de sufrimientos y tribulaciones incomprensibles en ese entonces. No sé me imagina, a la fecha, cómo compites con la tecnología e intentas seducir a un niño interesándolo en los potenciales atractivos subterráneos de un buen libro...

Un docente, me dirá que el Gobierno, que fulano de tal y hasta aludirá a las credenciales de Maturana para intimidarme, rescatando de todo ello que es por el bien de la instrucción y el conocimiento. Pero, cuando me he visto enfrentada a estas situaciones, infiero que pelear, aparte de odioso y debilitante, concluye con las ganas iniciales de ir al punto.

Humildemente, creo que la gente de hoy no lee por varias razones (que me perdonen los sabios señores técnicos si no me rijo por estadísticas, informes, ensayos, etc), de entre las cuales la más grosera (en mi negra perspectiva), pasa por su propio espíritu. Explicaré esto para no ser acribillada.

Déle un vistazo a su alrededor, fíjese con detención en toda la información que le sea posible y convenga con usted mismo qué elementos de ese diaporama respiran po sí mismos. ¿Hizo el ejercicio? Lo que hay afuera es parte de un modelo, que lo conduce a un sitio en donde usted sucumba al olvido de lo esencial: reflexionar. Todo lo que la provisión surte allá afuera, cumple la viciosa misión de provocar que, usted o yo estemos aturdidos. ¿No me cree? Piénselo un rato largo, pero medítelo en serio. ¿Ya?

El sistema le ha dicho que si usted no produce, entonces es usted un bueno para nada. Y si acepta la espiral mercantilista, entonces le atestan de cosas, productos e insumos para quitarle lo que se ganó PRODUCIENDO. Ah, y de pasada, además le muestra una no despreciable cantidad de imágenes por televisión en donde el PELIGRO, es inminente, lo que hace necesario redoblar la coerción, decisión que por cierto debe ser financiada por alguien (quién sino usted mismo), de modo que papá Estado vuelve a aforrarle otro mazaso, imponiéndole una nueva carga impositiva. ¿Me sigue?

A veces, y no son pocas las oportunidades, tan sólo quisiera esfumarme de un plumazo. Me pregunto en estos trances por qué las personas no ven, porqué no darse cuenta que los agentes de la naturaleza, funcionan (incluso a pesar nuestro). Hay helechos y yuyos que nadie riega, que ni siquiera un cielo compasivo les humedece y sin embargo, robustecen como si hubiesen sido tratados en invernadero... La adversidad no les amilana y se aferran a su naturaleza: vivir.

Durante años escribí "desir" y el "con migo", se volvió una conjunción divorciada. La cosa es que, una vez, tras una verguenza enorme (pues hay que sentir verguenza en este país de tener 16 años y escribir con faltas ortográficas), mi primer dinero extra que tuve en el bolsillo, me lo gasté en un diccionario (ultra mega ordinario, pero que cumplió estoicamente su rol), el que mantuve CONMIGO, por mucho tiempo. Pero nadie me empujó en tomar aquella decisión, opté en ello libremente. Entonces, he aquí la pregunta ¿Por qué otros, en similares escenarios, ni asomo muestran que vayan a tomar un parecido camino? Los muchachos y muchachas de ahora, de contar con algún dinero extra, lo usan para gastárselo en celulares (de preferencia), y otra cantidad de asuntos que por lo general tienen que ver con cosas y objetos... Bueno, hay chiquillas que también ahorran para cirugías plásticas pero también para ir a la universidad y cambiar su suerte y entonces, si partir a comprar celulares, led, camionetas lo más grandes posibles (de esas ram no se cuánto), casas, parcelas, ahh, y obvio, financiar cirugías plásticas. Pero jamás por el sólo placer de saber, crecer y ser mejor sujeto/persona, cosa que de refilón y con algo de suerte, pudiesen llegar a contribuir en algo a cambiar el comportamiento humano. ¿Le parezco demasiado grave? Entonces no lea, estámos en democracia, ahorre tiempo para ir a mirar vitrinas y enpezar a desear qué va a comprarse cuando salga de sus calillas...

Si. Soy muy desagradable, es verdad. Y me temo que en los pocos espacios que vayan quedando lo seré aún más. Es cierto que un libro es una cosa/objeto, pero en muchas bibliotecas públicas hay de este tipo de COSAS/OBJETO que la gente ignora y eso que son gratuitas... Pero si circula por su barrio un camión con promos de lo que sea, entonces la gente enajenada y absorta en su locura, persigue al vehículo para sacar el máximo provecho justamente porque es GRATUITO.

Las personas no leen quizá, porque no les provoca la misma inmeaditez, el mismo placer, sentimiento, olor, sabor, etc. La cultura hedonista en la que vivimos nos orilla a buscar diversos sistemas de recompensa casi, automáticos porque la escasa evolución de nuestro espíritu nos hace creer que debemos repudiar el dolor y cualquier clase de sufrimiento. ¿Me siguió ahora?

No tengo una respuesta clara tratándose de explicar por qué alguien despierta frente a ciertos estímulos y otras personas definitivamente no lo hacen ni por casualidad. Me resisto a creer que es genética. Pero creo firmemente que la lectura introduce un puente en nuestro cerebro. Desde este nexo, las inquietudes salen hacia el exterior en búsqueda de respuestas y explicaciones y que, en el mejor de los casos, te vuelven un cuestionador.

Desde muy joven me pregunté el por qué de las cosas y tras una respuesta ambigua o inconsistente, no paraba hasta entenderlo y/o asimilar el grado de dificultad, como cuando me meti a leer el libro COSMOS de Carl Sagan. No cachaba de la reverenda una, cero coma cero, pero quería formarme una idea más laica en un asunto eterno, del cómo vinimos a parar a este lugar. Tuvo que pasar una porrada de años hasta que un sujeto con títulos rimbombantes me aclaró algunas cuestiones interesantes. La diferencia entre él y yo es que a él le apetecía saber para vanagloriarse y a mi para dar con el sujeto a cargo. Lo que en el fondo, quiero o pretendo decírles estimados, es que yo leo para comprender si no existe al menos una sola razón para evitar la resignación. En buen cristiano, si hay una cosa estándar cierta, me gustaría oírla del "manda más" o como quiera que se llame...

Cuando abres tu mente hacia grandes autores y literatos, en gran número de textos te encuentras con un sutil hilo conductor que repone el argumento conocido: El Bien v/s El Mal y que según intuyo, debe ser razón recurrente en sus búsquedas personales también. Una cosa interesante que se produce al sentirse identificado con tal o cual escritor, y vas a sus referencias personales, entonces descubres con asombro que en su vida hay similares cuestionamientos.

Gran parte de los escritores potentes de nuestra generación están comandados por la obra de tipos que, personalmente, poseyeron un don. A estas alturas no veo otra explicación.

Algunas personas buscan auxilio en el brillo de un objeto, como si las cualidades estéticas de ese producto surtieran un poder mágico sobre sí misma. Puede que, automáticamente el flash de la sensación sea de gran alcance, tanto que el sujeto se convenza que ese poder se extiende por antonimacia a su persona... Pero, sin emabargo, la magia pierde su efecto aturdidor y la persona vuelve a su conflicto regular. Al leer, el efecto de la visión se amplía sin límites ni efectos secundarios. Todo lo contrario. En una mente sana, la lectura destraba el prejuicio y coloca en contacto con un vasto universo de posibilidades. Te anima e inspira a ser el primero de los investigadores, el más franco de los asesores y el más presto de los ingenieros pues ingeniería viene de INGENIO.

Por último, en la desfortuna, ilustra una manta más reconfortante ante las heladas y una brisa de pausa bajo el calor abrasador del verano...

¿Que por qué ya no leen las personas? Presumo que en gran medida, porque demanda sosegar la mente, bajar la revolución, permitirse una cláusula de tiempo sin reloj ni cronómetro... Entonces, en este paréntesis, sobreviene la culpa: ¡Caramba! No estoy produciendo...

Quién sabe si en un futuro cercano el e-book resuelva en parte el acceso y en una de esas, salve la situación (más allá del que finge ciertas actitudes de lector y está con la Tablet al revés), pero no creo. Hacer que la gente lea ni principia en una campaña de hábitos. Lo he visto de cerca y la parafernalia dura un instante... Creo que las personas, por ahora, están presas de una insoportable carrera contra el tiempo; siempre desean estar en otra parte, jamás en la bondad del momento. Puede que allá, pegados en el atrás, rumeando el inmenso costo de eso y aquello, o allá, en el futuro inexacto, salibando con el ansia del poseer más objetos, estatus, y placeres que les vayan a provocar grandes dosis de bienestar...

Pero pocas veces hay personas que rescatan la habilidad de mantenerse libres dentro de un intervalo, no importa lo que dure ni si presta o no utilidad. Leer no modifica su estatus pecuniario, ni tampoco le cobvertirá en un gallo más capo. Probablemente, le dote de un vocabulario, con el cual se abrirán inquietudes nuevas, desde estas novedades, un camino tal vez hacia lo inesperado.

Recuerde que hay muchas formas de contar una historia, pero una sola (y que es su visión) de hacerla provechosa para su interior.

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