COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: "Calcado".- D.D.Olmedo. Mayo 10/05/2014.-
COLUMNA: Por fin es viernes.
HOY: "Calcado".-
D.D.Olmedo.
Mayo 10/05/2014.-
"Cuando te vi la primera vez, es decir, cuando contemplé tu fotografía, yo sabía que había algo de ti en mi. El asunto es que no sabía qué era, ni a qué hora de día exacto ibas a regalarmelo...".- (Emilia, en: "El Mundo de las Cosas Aparte".-).
Una vez, hace muchos años atrás, alguien me dijo que si realmente creía en el amor, debía hacer la cosa más loca y descabellada que eventualmente podría hacer alguien, eso sí, en caso que se decidiera a admitir que estaba lo suficientemente chiflado… Le pregunté qué era, de qué se trataba. Me dijo, simple, si realmente crees, entonces pide con pelos y señales, cálcalo, que no se te pase un solo efecto, no dejes nada a la casualidad y mientras lo hagas, cántate una canción, la más linda que jamás hayas entonado antes y hazlo desde lo más profundo de tu corazón. Ah, por cierto, concéntrate en todo esto, no lo hagas como si fuese un trámite que debes acabar lo antes posible. Si puedes, incluso, redáctalo, ponlo todo de una manera cariñosa y recítalo apenas tengas oportunidad. ¿A quién? Al Universo…
Yo pensaba que todo eso era una ridiculez, aunque con honestidad, al final creo lo invocaba de manera inconsciente, cada vez que me empeñaba en visualizar una oportunidad genuina en donde no la había. Pasaban una detrás de la otra, veces en que tras una breve evaluación, lanzaba mi corazón hacia la posibilidad agotándola casi inmediatamente, la estrujaba, la hacía pedazos. En el fondo, supongo que mi voracidad se lazaba en situaciones como esas volviéndolas algo irrealizable… Y seguramente para corroborar la doctrina técnica de que las afectividades, de donde fuese que provinieran, no servían de nada...
Pero los años pasaron. Y de repente, este corazón cansado, se tropieza con una verdad diferente. A la larga: Aprendió.
Pero si aprendes una lección a la manera hitleriana, te es imposible admitirle variantes, hacer una que otra excepción,
Lo que jamás pude hacer antes acabé realizándolo ahora, ahora que mi piel está gastada y que el corazón ya no se tuerce antes demandas, por mucho que la guata me tire a hacerlo.
¡Gobiérnate!
Eso es lo que mi corazón insistentemente se reprocha, no se deja solo, ni se vincula de ninguna forma. No se acerca a cualquiera, no se envanece y contrario a todo pronóstico, asume el amor con una puerilidad que hasta a mí me asombra; después de 41 años sigo creyendo, porque siento. Y duele. Si te duele, entonces el músculo sirve. Dejó de estar atrofiado.
Un día no lejano, me desperté con la sensación que había olvidado algo importante y de la nada, apareció una vieja carta entre mis cosas, en la que se me enseñaba a pedir al universo un alguien calcado, ese acto de psicomagia que yo pretendí olvidar y por el cual había abogado una y otra vez en las personas equivocadas. Era cierto, después de todo lo que uno se empeña, no existe peor solución que cerrar los ojos, pues nada de lo que pretendes erradicar desaparecerá si bajas los párpados. Claro que no.
Lo que pasó de repente fue que me di cuenta que jamás entendí bien lo que era enamorarse, lo que significaba amar a otro, quererlo, estar ahí al pie del cañón tratando de hacer que funcione… Lo que hacía con regularidad tenía que ver más con endosar carencias y sustituir emociones.
Así que tuve que, decidí sentarme a pedir, a diagramar en mi mente algo que se acercara a lo que yo imaginaba del amor y me vi deseando que estuviese delante de mí una persona sin rostro definido, sin rangos ni de estatura, ni complexiones odiosas, más bien me decidí a sentenciar que no deseaba a alguien a quien no pudiera seguirle el paso, o que dentro de las cosas que esa persona no administra con auto crítica, no me viese tan perjudicada; sí lo sé, lo admito, cuesta desprenderse de la vieja uno y dar la bienvenida a lo que con honestidad consientes en empezar a ser… Pues con todo, reclamé para mi, la posibilidad de alguien nuevo, separado de la sensación de cortina de humo, de efectos visuales, que para variar, no se pareciese a nadie y tuviese su propio nombre, que su identidad fuese importante y que no fuera bueno para fondearse en las trincheras por temores o por vergüenzas. Me vi pensando en alguien libre, amante de la vida, de la naturaleza, con una necesidad libertaria personal, con connotaciones propias, con sus sueños, ambiciones y metas. Y me puse profunda y le dibujé un corazón enorme, con una sensibilidad sobria condecorada con ingenio, astucia e inteligencia… Y así lo entendí.
Yo ya lo conocía…
Pero conocerlo es una cosa. Que él se dé cuenta de que yo existo. Otra.
Y entonces, de nuevo me puse triste creyendo que a lo menor, parte de la vieja Ángela entraba en acción, hacía las mismas cosas de antes, combinar patrones, irse a la imposibilidad griega porque eso le permite desestimar, no asumir riesgos y lo que es más importante, argumentas con causas justificadas que el asunto es inviable… Listo, asunto terminado.
No.
Eso no está pasando ahora.
Se me ha planteado la posibilidad de responsabilizar al destino de esta empresa enervada en donde las coincidencias hacen lo suyo, pero las zancadillas te retrotraen al punto inicial… Tampoco doy cabida a ello.
Yo tengo otra teoría. Me pongo a creer y avalar que uno puede llegar a la armonía desde diferentes aristas, y no siempre conseguir lo que se anhela. Algunos lo llaman resignación, aprender a vivir de momentos, de pequeños eslabones aunque estos jamás lleguen a estirar una cadena y por lo mismo, no tenga prosecución.
He sido más feliz y alegre en este último tiempo, que en montones de otras fechas, y por las razones más dispares e increíbles. Por ejemplo, he aprendido a ser humilde, a entender que aunque piense millones de cosas, no siempre puedo ni debo decirlas. He aprendido a quedarme callada porque la rabia enfunda las armas y acarrea tremendas consecuencias. Me pongo en situación de experimento y voy entendiendo que mis ansiedades son cada vez menores y que tengo herramientas para controlar la pena histórica. A lo mejor, lo que menos he corregido es el vicio del romanticismo y su sello eternamente triste y visceral, ese que me hace permear los asuntos que toco y sobre los cuales expongo, pero es más orgánico que mental, así fluye. Eso se da.
La mutación de las emociones va con los estados, con las circunstancias y apetitos desencadenándose en cada tiempo. Y puede ser que por lo mismo, de repente uno entienda todas sus trayectorias.
Ahora sé más que antes, pero sigo sin saber lo que debo procesar automáticamente porque no hay versión en contrario…
Cuando le preguntaba a amigos porqué esa persona en desmedro de otra, la respuesta era siempre la misma: No te lo pedo explicar con palabras, con aquella no era, con esta sí. Punto.
Yo no tenía idea lo que significaba eso. Vivía más ocupada de encajar, de darle connotaciones fantásticas a la historia, de maquillar al personaje y elevarlo a una categoría especial… Raya para la suma, todo era una farsa en la que pretendía arreglar las singulares especificaciones que yo necesitaba para ser “feliz”.
Pero ahora, ahora todo es diferente, pues caigo en la cuenta que ese diagrama se transformó en alguien de verdad con el que en apariencia, tal vez nada podría tener, con quien parece todo fuera de lugar y sin embargo, es perfecto. Sé que es errático, que es cambiante, que hace lo que le viene en gana, que se planta en su discurso con el aplomo de un gallo de cincuenta y tantos y sin embargo está a mucho rato de eso. Sé que tiene un genio complicado, sé que no sé más de lo que sé de montones de fantasmas y aún, cuando lo abrazo, cuando le pongo atención, cuando lo miro, me siento en el presente que siempre debí entender, en donde debía estar sin entrar a bifurcar los caminos con calamidades y especulaciones… Es no más. Eso es lo que pasa. Y pasa sin tener que entenderlo ni descabellarse para comprenderlo.
De alguna manera extraña, a esta edad te vuelves más sensato, ya no quieres el chillido ni la queja, puedes quedarte en silencio y saber que el otro está, hace lo que le place y no está dramatizando, que no se asusta si no le hablas y no hay dramas que sean insalvables, hay consistencia y médula. Sirve, se basta asimismo con lo que es y está en lo que desea que funcione…
No es que me sustraiga a la pasión. Todo lo contrario. Pretender estar con alguien en este momento, más fluye como opción, como decisión, como algo que debe ser objeto de soluciones y organización más allá del sentimiento. Eso me dice que en cierta forma y después de muchos años, aprendí. Lo que en el fondo digo es que ya no creo estupideces, me fundo en lo que fluye y no me amilano ante la frustración. Me sirve, me informa y me dicta por donde caminar.
De verdad quiero que resulte. Pero por primera vez en harto rato, más quiero que sea natural. Aunque ello me demande esperar y eso me imponga el riesgo de perder la oportunidad.
Nada ni nadie informa el destino.
Más creo que se trata de oportunidad. Que las cosas se dan en el tiempo justo, y ese tiempo presumo es el día para cuando estás realmente preparado.
Entonces. El muchacho del dibujo, aparece y te encuentras con él.



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