Con ánimo de amar...





No estaba tan lúcida como lo estoy en este mismo instante... desde quién sabe cuánto tiempo, en verdad. Mientras busco la música de que Yan Tiersen compuso para la cinta Lenin, me fuerzo a decirme cómo no lo viste antes, Ángela, cómo no... 

En verdad creo enloquecer. Todavía no descubro qué es lo que siento de veras, es miedo, es asombro, es una admiración frenética que arrastro desde el más allá y que revive toda la historia de una mujer que no sobrevivió a la tragedia del amor nublado, del sentir borroso, de la felicidad incompleta porque te arrancaron un trozo del cartón.

No sé cómo se define lo que está sucediéndome. Tampoco sé bien si debo comprenderlo o si está ocurriendo para que solo sienta sin la odiosa imposición de componer un escrito a su alrededor. Pero, ¿cómo fue que lo pasé por alto?: 

Una cosa es la fantasía y el deseo de volver un escenario realidad pero hay distancia con el que así deba darse. 

¿Es posible tal espiral de coincidencias? 

Y siendo así, ¿el titiritero se regocija con nuestro pésimo uso del albedrío?

Esto es lo que pasa. ¿Puede ser así de elaborado o lo elaborado impide que nos acerquemos a la verdad?

¿Y si la facción COINCIDENCIAS sólo fuese el juego favorito de Dios?

Si sólo se tratase de meras coincidencias gastándonos una buena porrada de bromas y desaguisados que nos dejan mal???

¿Qué clase de algoritmo es este?

¿Por qué me dejas todas estas migas de pan que avivan este inmenso ánimo de amarte?

Tarde Ángela, tarde llegas siempre: 
¡Abúrrete! ¡Negligente! 

Despierta Mujer. 
Reacciona que la vida va a pasarte por encima...

Yo, te pasé de largo. Esa es la verdad. Y al hacerlo, abrí un océano de incongruencias que a esta altura se fundieron en contradicciones que operan bastante bien en ambas direcciones. No fui ni valiente, ni arrojada, lo que hice fue condicionarme, validar la imagen dentro de un espejo lozano y virtuoso que me recordaba tanto a mí misma. 

¡Fanfarrona!
Arrogante al.....

Una mujer de verdad no se pasa de largo a un hombre como tú.
Una mujer grande como yo, no pudo dejar de lado tantas señales, tantos guiños, tanta lucidez y tiempo real regalado a manos llenas y siendo despreciado al tenor de una estupidez tuya, crónica. 

La búsqueda del amor se vacía en tantos formatos, y se reclama el egóismo mientras somo incapaces de colocar verdadera atención ante la declaración de buena lid del otro.

Qué buena lección de talento.
Qué singularidad la tuya Mr. Halm.
Qué falta de talento la mía al no haber ajustado el gran angular interno...
Siempre fuiste tú.
Siempre fuiste tú.
Cada vez que chocaste con la misma pared, entonces te refugiaste en la luna, en las fauces de tu bestial forma de ser, cuando la furia arrecia, y cuando la brutalidad te recuerda el peso de los años, luchando.

Si antes te quería de una forma sobrehumana, inexplicable y alucinante, ahora te quiero más, ahora te comprendo más, y ahora sé que esto es más grande hasta que nosotros mismos... a menos que el universo se esté riendo de mi,

A menos que me esté volviendo loca.

Ve donde quieras ir
Juega conmigo
recuérdame todas las veces que te
sea posible, que soy una salvaje
pégame la sal de las olas que traes
en la piel...
Ríe en la caricia nocturna, para que
pueda experimentarla si tu cuerpo vibra...
Y regresa si es que te hace falta...

Regresa a este universo sin reglas
Y regresa porque recordaste qué es extrañar...
cómo es que se siente...

Te quiero.
Nunca más lo esconderé, porque soy una ñoña que se fascina con
algunos algoritmos.

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