¡Demonios! ¿Lo estoy?
Celular de la pega. ¡Bendito aparato!
3:45 de la madrugada y yo aturdida, me pregunto:
Cómo todo surte efecto tan pero tan rápido...
El punto rojo sobre el otro más grande, punto verde:
"Hay un Uber en la puerta, sólo súbete, vénte". Colocó
Durante los casi 30 minutos del traslado, mi guata se
puso apretada; y la escasa saliva en mi boca me llevó
a pensar dónde estaba mi escobilla al final de la mochila...
¡Diantes! ¿La tengo? ¿Está allá bajo? ¿Qué hay abajo?
Qué, realmente... Hay.
El hombre que conduce no dice palabra alguna. Solo mira
por el retrovisor y me paso todos los rollos que faltan,
los aun más oscuros... Pero luego la retrae, su mirada,
la quita a propósito y la pone lejos, sobre el horizonte, ha
de decirse es una puta más a la que llevo a follar a cualquier
parte... Supongo. Siempre asumo y presumo...
Y llego, llego a un sitio que me es tan familiar que casi, lo
había olvidado. Alguien ha repasado las paredes de la entrada
pero la puerta inmensa por un costado sigue estando roída y
maltrecha como todos los sueños que se atraparon ahí, dentro.
Me digo que a larga, siempre lo había sabido, que sólo tenía
que presionar el botón justo, recitarte las frases correctas, lo
que más te gusta en medio del ingenio y el enredo de querer
ser siempre otro sujeto y no dije nada, ni siquiera me despedí
de tu emisario. Para qué, era más de lo mismo. No podemos
alterar lo que siempre cae en el mismo sitio...
La luz estaba encendida y la puerta entreabierta. este no cambia,
me dije a la rápida... así que me quité los zapatos porque odias
que ensucien tu majestuosa alfombra blanca; proseguí lenta y
continué hacia la habitación en que todo estaba a oscuras, lo
de siempre, más de lo que ya he visto tantas veces recrear en
mi mente... Y tú, recostado, torcido dándome la espalda justo
al atravesar el umbral de la puerta. No hay protocolo pero
jamás me saludas, solo arqueas una pierna y con ello entiendo
que debo acercarme, que me has autorizado a meterme en tu
cama...
Y lo hago, me he quitado toda la ropa porque entre nosotros
no existen jugadas previas ni cariño fantasioso que altere la
escena acostumbrada; no recogerás mi cabello, ni acogerás mi
mejilla, no besarás mi frente ni mucho menos me estrecharás
entre tus brazos... no hay danza rota, para qué: Los recuerdos
son una funda en la que no caben los amantes destrozados...
Y me abalanzo sobre tu espalda sin tener la chance de abrazarte
eso sería arrancar de cuajo la opción de siempre, eso no existe
entre nosotros; sólo me has recomendado que me apegue lo
suficiente y que haga lo indicado con mi mano izquierda sobre
tu miembro... que lo haga muy despacio primero, que me desborde
de a poco, que comprenda el ritmo adecuado conforme tu humedad
revela el paso de la excitación... al menos eso no varía, al menos eso
sigue intacto en este acto de infra humanidad...
Pero esta vez algo sucede.
De súbito la quitas, de improviso te volteas y te acercas tanto que, creo
moriré de susto. Tus hermosos ojos están húmedos, están repletos de
pequeñas lágrimas, de pequeñas emociones que se encienden como
algo que alguna vez tuve, que reconozco, pero que no puedo deletrear...
Y me lo lanzas sin ningún tipo de aviso: Te amo Ángela, en verdad que lo
hago, no aguanto más este juego de mierda...
No dije nada. Me quedé muda. Mis palabras elocuentes ya no estaban.
Y tú no depusiste, porque más encima te echaste a llorar, tu labia se
transformó en un callejón oscuro de frases que apenas podías hilar, y yo
sin entender qué episodio era ese, dónde estaban las cámaras, qué estaba
pasándonos. y luego, como si la sorpresa no fuese poca, tomaste mi mentón
entre tu índice y pulgar, lo hiciste tal y como sabías había soñado casi toda
mi vida... y me miraste al fondo y entonces tuve que llorar para compensar
todos los otros días en que no vi nada, en que no sospeché nada y que seguí
presa de pasiones tan equivocadas y ridículas...
Y te besé, me besaste: Nos besamos como hacía tiempo le había pedido
besar a alguien en el universo... Fue un beso espectacular, un beso de
final de teleserie, o de inicio de serial cósmica. No sé bien ante qué
inclinarme. Y al despegarme de ese beso, entendí cuánto te quería, y que
a pesar de no verbalizarlo, yo estaba grande, grande como una
bebé sana y robusta, atenta a las luces del escenario, oyendo la música
chirriante de la pequeña radio reloj... y lo hicimos, lo hicimos con la
violencia y el salvajismo que sólo te impone el amor, ese amor que ha
peleado por instalarse entre nosotros y que al fin, sucede...
No pienses que me escabullí por la ventana, eso ya no nos servirá.
Solo piensa que quiero ser mejor persona, que tengo que seguir
remándote y que regresaré pronto, antes, antes de lo que demoré
la última vez que te había visto... porque ta te extraño, ya te deseo
ya te siento muy adentro, no allá abajo, sino adentro de mi, de mi ser.
Pero eso también lo sabes.
Y si, a tu pregunta: Sí. También quiero. Vamos despacio para
encontrarnos... El tiempo es arena en tus manos...
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