Día de furia...




Hay días en que todo va hacia atrás. Te levantaste bien, hiciste las cosas lo mejor que pudiste y sin embargo, da lo mismo: Nada resulta y tampoco mucho importa para los demás...

A esta hora, debería estar almorzando, tranquila, contenta y relajada, pero me tocó asistir a uno de tantos circos romanos que me toca ver cuando la gente se comporta como sacos de pera, removidos solo por una fuente de carne que hay que saquear, que hay que devorar, porque no importa nada más; cada persona contra el tiempo agarra lo que puede.

Y en el día a día, fuera del comedor, tampoco varía mucho la cosa. 

Al parecer, a mucha gente la transforma el hambre, el sueño, uno que otro problema "serio", los qué haceres cotidianos que nos alteran, presionan o hasta estresan porque hay que rendir, siempre hay que dar en la talla. Pero cuando la gente se vuelve literalmente animal, no solo me pasa que me agobio hasta volverme una pequeña pelusa, enrollada de tal manera que, nada ni nada me saca de ese lugar. No entiendo cómo los residuos pueden volverse un tesoro, o logren hacer que la gente sea tan egoísta, que no vea más allá que sólo se ocupe de sí. Pero es así, la gente se ha convertido en eso. No hay más que discutir ni re pensar porque la sociedad se volvió una selva en donde cada uno se ocupa de su pellejo. 

La rabia me ahoga, porque si tuviese que deponer, seguramente lo haría a lo Michel Douglas, empuñando una escopeta, disparando a diestra y siniestra y echándome a cuanta gente se colocara por delante. Y luego les preguntaría a los pocos sobrevivientes: 

¿No era eso lo que querían? 
¿Acaso no se trataba de eso? 
¿Qué otra cosa buscaban?

A veces (no pocas), me cuestiono qué mierda estoy haciendo acá si nada de lo que veo, tiene la significancia que necesito para sobrevivir. Cómo se le hace la guerra a cuestiones que son tan absurdas y al mismo tiempo, tan desacertadas. ¿Qué se hace en medio del desastre? ¿cómo te congracias con la estupidez para que se apiade un poco contigo?

No tengo la más mínima idea. Tal vez solo sea que para variar, los castillos en el aire se caigan encima y haya que asumir que la vista panorámica es ácida no más, es burda, es desacertada y hasta vulgar a veces, que las personas no son como las vemos porque al final de cuentas, quién se muestra como verdaderamente es...

Al final del día, puede ser que la única que vive al revés soy yo y no el resto, como el buen salmón que he sido desde que nací.





Comentarios