El escritor...
La parte negra de la perversidad, es la que más me enciende. Cosa rara leer y entender cómo fue que te convertiste en apenas una pelusa quitada con molestia de la solapa... Y sin embargo, encuentro talento en tu perversidad, en esa forma de deponer sobre otras con una astucia inusitadamente, cruel. Incluso para quien pudiese soportar en nombre del amor, el berrinche de un cretino que solo intenta llamar la atención... No sé cómo lo haces, pero es imposible encasillarte... incluso, ese propósito mal aprendido se desvanece por el solo hecho de entender, que eso no es posible en modo alguno. Me digo que tienes talento, que es grueso, tu talento, que es endemoniadamente, adictivo leerte aunque sea como un puñal clavado en el costado... y qué curioso, porque no me siento traicionada; nunca quise en verdad tu cuerpo, yo quería tu cabeza, tu corazón, pero no tu sexo, quería al escritor, al vehemente, al arquetipo sin tipo, sin conjunciones, sin etiquetas y de lugares tan poco predecibles... Entonces, admito la bronca de entender que cual pelusa, me recogiera apenas el viento para llevarme a cualquier otro lugar fuera de ti, de tu prosa, de las líneas que compensarían todo sentimiento de desprecio o indiferencia...
Pero entonces se me viene al pensamiento que quizás todo ha sido figurado, después de todo, sólo yo te vi, sólo yo estuve contigo, no tú. Puede que haya sido todo imaginado y que lo que flota entre mis recuerdos no sea más que otra historia de tantas otras, hasta me he figurado que en esta pasada el esfuerzo ha sido titánico, pues he creado un blog "alternativo" y que a través de ese conducto, re escribo historias para decirme día con día que soy, aquella pelusa que se levó el viento. ¿Será ello posible?
¿Quién podría saberlo al fin y al cabo?
Y también pueda ser que el infinito haya escuchado la predica de mi corazón sin manchas, de mi ser limpio fascinándose con lo genuino vagamente hallado y que en ese retazo de testimonio, mi premio venga en ese envase, en el envase de la retribución cósmica y al fin, por fin, las costras hayan comenzado a ceder, al fin y por fin, cae confeti desde el cielo y las estrellas parecen observarse desde más cerquita.
Yo que tú, cogería ese amor sin romperle las alas, tomaría la aventura de enceguecer, de no meditar si es pecado o es excusa, y me llenaría de ese vaso aunque en cualquier momento, se vaciará.
Yo que tú, agitaría la sangre mientras la emoción de observar al silencio, consume el oxigeno de la habitación...
Yo que tú, me vuelvo protagonista, cierro las ventanas, y pierdo el hábito de mirar bajo la cama...
Yo que tú, convierto la excusa de lo improbable en cierto, en posada, en retoso, en un abrazo apretado que te lleve al cielo porque no necesitas más, solo una mirada profunda, una muy muy profunda y llena del amor que siempre ha corrido en ti...
Venga Valiente!!!
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