Ex leprosa!!!!





Nunca es fácil despedirse. Puede que esta sea la razón para que algunas personas decidan con anticipación, no involucrarse más allá de la cuenta. Capaz y yo haya decidido lo mismo hace muchos años y sólo hoy entienda que hacía exactamente lo mismo.

Ir todos los días contra la misma pared, duele. Te pegas una y otra vez en ella, tratas de no hacerlo pero es inevitable, porque crees que lo que necesitas, está justo detrás de ella. Te encaramas, tratas de llegar a la cima y apenas estás ahí, alguien te desbarata; su voz desde el otro lado se ríe, se burla de lo que haces y hasta podría jurar que lo disfruta. Pero bueno, he visto tanta cosa que muy poco me asombra y menos aun sabiendo que no todo lo que brilla es oro, o por lo menos, no de la ley que me impuse creer por un centenar de creencias obsoletas sobre lo que debe ser el amor.

Pero, entonces, ¿en qué creía hasta ayer?

No es que el sentimiento se haya ido. Lo que tuve que hacer fue soltar, fue dejar de creer que todo eso era real, tuve que re acondicionar mi pensamiento, decirme que la vida es así, que a veces se puede y que otras no; que también hay egoísmo en las personas, que las cosas no son miel sobre hojuelas, que la pasión no es suficiente, que la ternura tampoco, porque debe ser recíproca, debe ser íntegra, no debe ser capitulada porque sirve solo para determinadas instancias y no para todo el paisaje y/o recorrido... y yo quiero más, más del amor, más de la vida, más de cada día para poder entender qué fue lo que hice mal, y qué tiempo me queda para vivir mejor. Es cierto, me rendí, me dejé vencer ante la posibilidad de seguir presa de ese fuego interior que alimentaba mucho, que incitaba a desafiar todos los límites, incluso mientras él se burla de mis despedidas y se da el gusto de ensanchar su arrogancia a costa de mi estupidez.

Pero la diferencia de esta performance, no importa que él no la vea. Lo imprescindible es que yo entienda qué es lo que ha pasado y por qué no puedo seguir sorteando este tipo de escenarios.

Tomé lo que quise, aprendí y debo agradecer. No hay más que exprimir, no hay nada que no se haya dicho, callada o abiertamente, ahí está todo el testimonio, Más herramientas, por ahora no tengo.

Me basta con entender que hay una suerte de alarma dentro de mi, que ya no tengo ganas ni la paciencia de antes y que en términos generales, voy contra el tiempo. Motivo suficiente para seguir, para decir adiós con respeto.

Cuando creces así, cuando no te esperabas una avalancha de emociones, no puedes tomar malas decisiones. Hay que irse, hay que marcharse cuando todavía es tiempo, cuando uno sabe que lo mejor es no decir cosas que no se sienten, y que pueden hacer mucho daño. Porque después de todo, quien se es para decirle algo a los otros, reclamarlas o lo que sea. No se puede, confirmaría que mucho de lo que navega por nuestra cabeza es mero capricho. 

Me siento en paz, es la misma sensación que tuve cuando me senté frente al doctor y me dijo lo que ya sabía, lo que venía sintiendo desde hace algunos meses. Creo que ya no tengo miedo en decir cosas que creo son, como el cinismo, como la farsa de sostener algo de las mechas, si le da lo mismo, de llorar de desesperación... para qué, eso no va a cambiar en nada las cosas. Entonces, resolví irme en paz, entender que no tenía cuentas pendientes, que he sido inmensamente feliz y que enamorarme en esta parte de mi vida fue como un regalo que me costó entender.

No saber, no ver lo invisible, no poder agarrarlo de un brazo y retenerlo, ha sido TERRIBLE, pero me enseñó a darme cuenta de porqué P no se quedó, por qué C tampoco, por qué B me estafó y por qué hoy, a mis 45 años, J nunca mirará en mi dirección (salvo en la prosa). Simple y duramente, porque no es no más. No se puede, no se pudo, no se podrá. 

Hay tantas cosas que nos producen desconcierto; me pregunto ahora qué tanto es porque se nos hiere el ego y qué parte pertenece a la realidad, a la emoción o al sentimiento... Creo que no tengo ni la más mínima idea. Pero quiero tomar lo que existe, y lo que hay es el amor que se abrió en mi como una flor que siempre estuvo en el patio de mi casa, y que nunca vi con los colores que veo ahora. No está afuera, no está en cualquier persona, sino en uno. Si al darlo no retroalimenta, entonces debe ser re dirigido, no por falta de altruismo, por falta de generosidad o lo que sea, sino porque el amor verdadero es equilibrado, es sano, es justo, es placido... ¿puede oscilar? Yo creo que si, pero no creo que sea necesario sucumbir o inmolarse para demostrar que el amor que se siente adentro, es verdadero.

Por último, la parte más sabia de Javier, la conservaré siempre, aunque con los días se haya diluido sutilmente hasta quedar en nada. Porque ahora que el tranco está cerca, estoy segura de que nada es lo que parece, que lo falso puede estar detrás de cualquier cara, de cualquier suceso y la verdad, ser más simple de lo que imaginamos, verdad que solo puede ser SI o NO. 

Sin arco del triunfo, sin paradojas heredables, sin cambio de escenario, sin milagros... O exactamente todo lo contrario, o incluso, sin ninguna de las alternativas contempladas.

Puede que solo sea una inmensa nada.

Señor, se buena conmigo. No permitas que él pierda el valor, aunque deteste que le cuiden, cobíjalo, protégelo que yo no puedo más permanecer cerca, no soy tan fuerte, me encararía ser de hierro, pero nunca lo lograría. Nadie podría más que tú.

Gracias.

No estoy sola.
Estoy conmigo.
No es afuera.
Es adentro.
Como es arriba.
Es abajo.
Adiós.




Comentarios