Human Raze...1ra. Parte. (1/3)
"... Pirolo está más agitado que de
costumbre, y entonces se me viene a la mente aquellas especulaciones tuyas tan
buenas para sacarme carcajadas: juro que un buen día le contaré a nuestro perro
que su nombre resultó de la combinación entre "piromano" y "loco",
aunque no sepa muy bien de dónde fue que te vino aquella inspiración tan
peculiar. Hay días en que te extraño a rabiar, que observo el plano de nuestra
casa imaginaria, y me sigo conmoviendo con cada una de las baldosas que
empeñaste en colocar; creías que tendríamos tiempo para jugar streaptise ajedrez... payasadas que se te ocurrían a cada
rato. Y sí, me detengo sobre cada recuadro frío, y recuerdo nítidamente
aquellos días de verano en que se nos ocurrió armar un zafarrancho de lo
que pudimos llamamos hogar por un corto tiempo. Ninguno de los dos supo de la
existencia de un tercero en discordia, avanzando silencioso entre
nosotros... ¿Quién es capaz de percibir circunstancias funestas cuando se
ama tanto? Pienso que nadie, nadie imagina que en cada respiro de pasión pueda
escabullirse la vida detrás de la puerta, ser tan solo antesala de despedidas,
convertirse en última vez... ¿Cómo íbamos a saberlo? Imposible.
Apurados, bebíamos nuestro café en las mañanas de semana, la tostada
varada sobre la mesa desnuda de artilugios que no fuésemos tú y yo,
riéndonos de las gracias de Pirolo, del bonito paisaje que era amarse de esa
manera tan pura y honesta, del sol empinado sobre la ventana.
Nada qué decir. Se nos pasó la vista panorámica, nos atrapó la
vida en la que decidimos colocar atención, Y en ello no hay negligencia. Fue
sólo que se trataba de amor, de ese amor que casi ya no existe..." (Extracto:
La perfección de los contornos /página 21; Otoño//Novela Corta; 2008).
Hacía tiempo que no echaba un vistazo
sobre textos escritos hace mucho tiempo. Me da pudor releer, tiendo a
reescribir mentalmente, corregir semántica y bueno, al final hasta me da por
convertirlo en otras historias... Me apareció entremedio este párrafo que en
principio sólo sería un cuento, acabó transformándose en la primera novela
corta terminada a pulso sobre papel y que luego llevé al ordenador. Sin
exagerar, el 2008 escribí muchísimo, después de todo era el primer año
sabático, nunca antes me había tomado el tiempo de estar conmigo misma, cosa
que nos recorre algunas veces en la vida y que surge necesario para
entendernos, redirigir acciones, tomar decisiones importantes, cortar o
invertir, etc…. Acometer lo que se venga. Esas cosas que suelen hacerse cuando
nos desconectamos de casi todo el protocolo basado en las burocracias
cotidianas y que nos desgasta demasiado muchas veces.
En esa época quería escribir de casi todo,
me fascinaba con cuestiones mega simples, mi ojo cogía con alegría datos de
diversa índole sin discriminar ni prejuiciarme... Fue un tiempo muy
grato y particular, no se le parece a nada que haya vivido en otros momentos.
Yo no tenía un perro, alguna vez sí, pero no ese año y sin embargo, estaba
enamoradísima del perro de mi vecino: El pietro. Se llamaba de éste modo en
honor al abuelo de Italo, mi vecino de unos treinta y tantos años, separado,
sin hijos y comunista acérrimo. Se le había metido en cabeza que el viejujo
reencarnó en pietro, básicamente porque el quiltro se clavaba en el horizonte,
con su mirada taciturna y bondadosa; bueno para pedorrearse en todas partes y
la mar de obsceno a propósito de las lamidas estelares que se pegaba de su
miembro a vista y paciencia de la gente. Yo igual me quedaba pensando en eso,
si las actitudes de pietro eran en verdad réplicas exactas del occiso... Pero
bueno, a mí me hacía infinitamente feliz. Lo adoraba porque se dejaba acariciar
el lomo por horas y si te detenías, arqueaba el lomo lanzándote una mirada de
aquellas… exquisita, se hacía imposible no seguir haciéndolo… quien se niega a
la gratitud y a la fidelidad de quien te ama de esa manera como suelen hacerlo
los animales…
Todo el piso del departamento de Roberto
simulaba un enorme tablero de ajedrez, dependiendo del punto en que te
situabas, la luz entrando por la ventana oriente podía convertirte en Alfil o
en Peón pero nunca en Reina… y a él todo este análisis mío le causaba una gran
gracia. Vecino fue el primero en hacerme puré y si digo puré, es literal.
Primero fue con unos escritos de la secundaria, luego fue con otros ensayos y
más adelante (porque nos hicimos amigos fraternos a través del curso del
tiempo) con unos textos investigativos que gestionaba para costearme la
universidad. Y lo hacía con maestría. Creo que él fue una de las pocas personas
que realmente me amó de verdad, de ese amor tan puro que no pretende nada más
que estés contento. Ahora, de que su forma de demostrarlo era terrible, seguro
que sí. De esto tampoco tengo dudas ya. Lo que rescato de toda esa época es que
nunca perdiese la fe conmigo, que me incitara a sacar todo de adentro y que
cogiera fe en mi, que me viese ante un espejo y viera lo que él majadero me
recitaba todas las veces que podía. Era un tipo fantástico, un hombre de verdad
al que yo leía con devoción aunque nunca nadie quiso publicarle sus manuscritos
que al menos para mí (sólo comparables con la prosa de Verne o Guy Maupassant).
Eso fue lo de menos.
(Continuará...)



Comentarios
Publicar un comentario