Ponte de pie....
Perdí la cuenta de todas las veces que sentencié con frases para el bronce y al día siguiente todo el panorama se volvía el acostumbrado desastre... Yo creo que eso podía ser solo una cosa visible (en el ahora): se llama inmadurez y podría reconocerla a kilómetros de distancia. El problema es que no puedes señalárselo a nadie. Imposible mostrar un arranque grosero de inmadurez mientras se atraviesa. Lo más seguro es que te envíen a la..... (complete a su gusto la oración).
Todos los días son una lucha, una pelea soberana sobre levantarse o no, sobre acudir o no, incluso, habiendo escarmentado, nos sumergimos en la desidia para ver hasta qué punto, la gente logra soportarse los unos a los otros... Y siempre es lo mismo: si mi visión atenta contra mi misma volviéndose condenadamente surreal, me azoto fuerte contra los recuerdos y comprendo que nadie sobrevivirá por mi, mucho menos, morir.
Entonces, RESUELVO ponerme de pie, aunque nadie vaya a agradecérmelo, me levanto porque necesito saber qué viene, qué sucederá, qué pasará por haber vencido estoicamente tanto predicamento. ¿Podemos en verdad bajar los brazos?
Claro que no, debes resistir, debes decirte "falta la mejor parte" aunque el día abra ciego, gris, apretado en la garganta, debes acudir, no a otros, no a un otro que sólo aprecia cuando sonríes o te vuelves la mar de seductor; acudir a ti, aferrarte a ti, a seguir por ti. Simplemente por merecimiento, es el premio, es mi botón de oro que anulará al otro, al de pánico escénico cada vez que la escena promete cambiar de color y la mente traidora seduce con sus estrategias sobre sabotaje crónico... Y sí, puede que en el camino muchos se cansen de aquel elástico tan vencido que va y viene, pero qué más da... ¿acaso no es la vida el circuito en donde todo se coloca a prueba?? Claro. Admitámoslo de una buena vez sin tanto llanto. No importa cuánta gente quede en el camino, importa cuánta gente queramos llevar con nosotros hacia adelante (no importa su cuerpo sino lo que significaron)... uno, dos, tres... da lo mismo, no hay que olvidarse del fundamental, de uno mismo, de remarse hacia adelante cada uno de los días de lo que dure la puta vida.
Eso.
Deja de llorar.
Ponte de pie.
Garra tienes de sobra.



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