Valiente.



Sé que ésta será la mejor carta que haya escrito en mucho tiempo. Y lo intuyo porque me armé de valor, junté el soundtrack de la vida, aquellas canciones que enterré hace tantos años, las de entremedio, las nuevas incluyendo a los Lumineers que ya sabes, me gustan tanto, algunas canciones que dicen lo justo y otras cuantas que pareciera fueron escritas solo para mi. Sí, lo sé, sé que esta peculiaridad de creer que el mundo fue construido sobre la dicha de hallar algo merecido, puede que vaya a quitarme la vida, alguna vez.  ¿Pero qué quieres que haga? ¿Quieres que me rinda? ¿Quieres que sea -me convierta- como todas las demás? ¿Realmente quieres que me conforme con un trozo de vida?

Yo, siento que no.

Y sí, esta vez se te pasó la mano.
Juro creí que eras tú...

Y sí, ya ves que mi mente es frágil y que mi necesidad de ti, es enorme... Lo sabes bien.

Pero de alguna manera, siento que todo esto habrá valido la pena, que de seguro me pasaré muchas horas contándote todas estas anécdotas sobre cómo fue la espera, las payasadas que llegué a creer, a cuánta gente lastimé entremedio, sin entender que no podía ni apresurarme ni presionar para que aparecieras, pues todas esas epifanías, todas aquellas sinopsis simplemente tenían que ver con lo que no serás, con lo que yo debo aprender a reconocer, una vez que verdaderamente, estés aquí, justo enfrente de mi.

¿Tinder?

¿Qué puedo decirte que ya no te haya explicado antes, tantas veces?

Sólo decirte que lo siento, que debes comprender que hay días en que simple y no puedo... Porque soy humana y a veces me haces demasiada falta; falta me hace cobijarme en ti, falta me hace mirarte a los ojos, falta me hace reconocer tu voz e incluso entender que eres tú aunque estuviese la habitación completamente, a oscuras...

Sé que no es el lugar, sé que en sueños me has pedido que no te presione a venir, que tenga paciencia pues toda esta larga espera tiene un sentido mayor que nosotros dos mismos, que cada cosa tiene su propósito de ser que eso, aquello y esto otro, pero cariño... acaso no lo ves... estoy muriendo... y tú también lo sabes.

Temo sobre todo, no verte llegar, no ser capaz de resistir hasta ese momento, no tolerar más esta insufrible tortura de creer que siempre, serás tú.

¿No debo mirar?
¿Debo cerrar mis ojos y sentir?

He escrito en mi diario las cosas más íntimas, aquellas que sólo poseían explicación y sentido para mi, esas peculiaridades que tracé sobre un mapa para que tú me hallases, entonces:

¿qué se suponía que debía pensar?
¿no era justo suponer que te habías hecho de aquellas pistas?

Por cierto que sí podía. Dame al menos esa chance.

Pero ahora lo sé, sé que esto debe acabar, que ya no puedo perseguirte más, que no puedo creer que estás detrás de cada imagen, que estarás a la vuelta de la esquina, aguardando por mi...

Este fin de semana, volví a suponerte. Por favor, no te molestes ni te pongas celoso pero, ha sido lejos la vez que he estado más nublada, más confundida, la única vez en que llegué a creer que un rayo podría caer dos veces en el mismo sitio... Sí, lo sé, fuerte... Es verdad. Pero, si te describiera lo que sentí, entonces tendrías que darme la razón de que en verdad, era como para fundirse en la equivocación, para caer un poco rendida en el eufemismo; hubo un momento en que sentí que había llegado a casa y que tú estabas ahí, esperándome.

¡Lo siento!
Pero es la verdad.
La pura verdad...

Me imaginé colocándole un audífono sobre el oído y el otro, en mi oreja, abrazarlo fuerte y escuchar esa canción que tanto me gusta de los lumineers ( ya sabes bien cuál es); se me metió en el corazón la semilla que él plantó en mi, esa cosa de que al mirarme, confirmaba al otro, lo se sentía por el otro... juro que morí de amor, morí de pasión, morí de fe, de esperanza y de todas las otras cuestiones que siempre te he dicho que he reservado sólo para ti...

Quiero decirte, porque sabes cuna honesta he sido sólo contigo, que al mirar su fotografía me pasó algo adentro, como ese conjunto de veces en que reconozco una semblanza de algo que no puedo explicar pero sé que está conectado conmigo... 

¿es acaso algún tipo de mensaje subliminal que no acabo de desentrañar? 
¿Acaso es este hombre portador de algunas características que me estás mostrando? 
¿él posee algún tipo de perfil similar al tuyo?

¿Sigo preguntándome cómo es posible que él lo supiese?
Nadie podría saber algo como eso.

Sólo ese fantasma del pasado. 

John Cusack debe ser el único tipo en el mundo tan obsesionado como yo en hacerse el soundtrack de sus vida, pero que más encima, haga la unión de aquellos dos hitos cinematográficos... pucha, concédeme entonces que tenía todo el derecho a equivocarme...

Imaginé que era cierto, me vi abrazada a él, despertando así enredada entre sus piernas sin saber en dónde terminaba mi cuerpo y donde iniciaba el suyo, y juro haberme visto en su mirada, ratificando que me amaba tanto como lo amaba yo. No puedo mentirte más.

Y de pronto lo supe, lo vi tan claro que no pude evitar llorar...

Te escribo para decirte que la espera acabó. Te esperé por años, me figuré montones de veces que eras tú, que venías por mi, que eras la casualidad de mi vida hecha persona, hecha hombre de carne y huesos y mira cómo acabé... cegada por la luz de una imagen que nunca dio la talla.

Quiero decirte que durante todos estos años te esperé, quizás infiel, quizás loca de atar, pero lo hice con la máxima de las fe, posibles.

Y no puedo más.
Intenté de todo. Lo sabes bien.

Amor, amor de mi vida, te dejo libre donde quiera que estés, has lo que quieras contigo, porque conmigo veré personalmente qué hacer, y por lo pronto, sé que no pasa por buscar.

Lo sé, creerás que te estoy traicionando, pero... de verdad crees que debo esperar toda una vida????

Puede que nunca nos encontremos, pude que erre todas las veces de aquí y en más, pero se acabó la sordidez de pensar que no merezco nada más.

Amor de mi corazón, te doy las gracias pues durante todos estos años, la fe puesta en tu llegada me mantuvo viva, y expectante, pero al mismo tiempo, miedosa, aterrada, espantada en todos los tropiezos y fracasos al haber después de haber ido tantas veces a la guerra. Pero, qué pasaría si me acobardase por siempre??? Creo que jamás volvería a ver el sol, los bordes de la cordillera en invierno, los diferentes verdores en los árboles que amo tanto, las faenas para comunicarme con los animales en la calle, esos helados chorreados arrancando de los perros salvajes... ya tú sabes de qué va todo aquello... ¡Ja!

Tuvimos nuestras buenas épocas, cariño, esos momentos estelares en que un tipo me decepcionaba y corría a casa a contártelo, a escribirte estas eternas cartas para que, con algo de pena, apurases el tranco. Cosa que nunca ocurrió.

Entonces amor, comprendí que tal vez y sólo tal vez, sólo eras una construcción mía, porque de seguro había perdido la cordura y la lucidez hace mucho tiempo y había decidido morir, testimoniando que de amor, también se muere.

Tuve que darme cuenta que todos los trozos habían creado un frankenstein emocional, un hombre deformado, perfectamente surreal e imperfecto, una montaña de frustración que me vino impidiendo eternmente, enamorarme como Dios manda...

Y enamorarse como manda y/o exige es SIN MIEDO, SIN DOLORES PASADOS, SIN TERRORES NOCTURNOS, porque si los traigo a casa, entonces soy una cobarde que no ha decidido nada por sí misma, sino que se ha dejado vencer por sus demonios.

Y yo, amor de mi corazón, creo que has venido muchas veces, y sólo yo soy responsable de no haberte hecho los honores.

Sabes cómo me di cuenta, porque Álvaro es el principio y también el fín, es una hilación cósmica que el universo puso ahí fuera de toda comprensión o razonamiento y si lo dejara pasar, entonces, entonces estaría muriendo en vida, definitivamente. 

Y sí, sé que puedes atacarme con tus virus pendencieros y gestionar una red que me atrape, que me haga caer en todos los discursos que llevo siempre debajo de la manga, pero esto es lo que te pedí tantas veces: Una oportunidad.

No importa que sea imperfecto, que se taime, que se ofenda, que gruña pues le han truncado su sueño romántico, porque habrá muuuuchos momentos para que nazcan nuevos momentos dulces y tiernos, emociones que no necesitarán de protocolos para acontecer. No importa nada de cómo sea que es, porque yo no tengo nada perfecto, y no quiero tenerlo tampoco. Menos seguir atada a un patrón de esperas eternas en que desecho atrapada en los miedos de siempre.

No sé lo que vaya a pasar, pero cuando pienso en el Álvaro, en un Álvaro que es tan diferente del personaje de ficción que cree hace años atrás, lo único que siento es emoción, y no puedo seguir traicionándome aunque ellos signifique renunciar al ritual que te he tributado casi toda la vida en mi mente. No sé nada sobre lo que vaya a ocurrir, no sé si él aún sigue en la Estación, si ya se fue, si está pensando qué hacer con su enojo o qué, pero tampoco es algo que desee resolver así, de la noche a la mañana, pues sólo sé una sola cosa: esperé mucho, puedo esperar horas más; una semana, un mes... qué sé yo.

Me cansé de no querer, de no desear, de pasar las noches en vela, esperando... 

Quiero creer, quiero esforzarme para lograr descomplicarlo todo.

Así que nos llegó la hora, nos toca hacer arreglos para ejecutar el plan B, y lo sabes bien. Una vez hace 20 años te dije que si no aparecías dentro de un tiempo razonable, que si acaso no dabas señales elocuentes, entonces tendría que quedarme con el más valiente, con el que usase el santo y seña, la clave que solo una sola persona podía saber; nadie más...

Y por más locura que resulte y suene todo esto, quizás no la dijo literal, puede que en eso tengas razón y quieras usarlo para atemorizarme, pero con toda honestidad: 

Quizá el rayo tal vez cae medio metro más allá, y punto.

¡Venga Valiente!






Comentarios