Sólo Dios sabe cuánto te extraño...



Hoy he conocido a José Miguel. Me dijo que tenía treinta y tantos, pero no supera los 23. Cuando lo vi aparecer, no sabía si reir, llorar o hacer un agujero. O tal vez, todo junto. No había nada de malo en su aspecto. Al contrario. Otra cosa era la edad.
Lo primero que hizo fue rogar perdón, y una oportunidad para que yo, me permitiese verlo más allá de las apariencias. Ya veremos, mentiroso. Le solté de una. Pero lo cierto es que este cabro chico, tenía más médula que varios que conocí durante la semana recién pasada y que, prometían. Solo acabaron siendo un eco desteñido de audios tras audios egomaniácos...
Me dijo que estaba seriamente interesado en acostarse con una mujer mayor como yo, y que deseaba hacerlo para sentirse seguro, pues, en sus propias palabras, creía tener un miembro pequeño. Yo, perpleja ante toda esta escena, me hice dos básicas preguntas:
UNO: ¿Qué cresta sucede?
DOS: ¿Por qué yo, por qué conmigo?
Me quedé apernada en la silla, no sé si por schock, no sé si por curiosidad de oir alguna razón decente, plausible, @lgo que me hiciera sentido entremedio de tanta esquizofrenia de hombre, críos o qué se yo, tipos de personajes que me he pegado por pelotudez.
Y la cosa iba para peor.
Obvio que el remate sería la mejor parte...
Espero que estés de acuerdo. Me lanza. Y prosigue: incluso, si estas dudosa, puedo ofrecerte cincuenta mil pesos... además de pagar el motel en donde podamos quedarnos... Entonces, así como por arte de magia, recordé a mi vieja, mujer a la que jamás comprendí y sin embargo me conocía tanto. «Soy más fuerte de lo que pensaba».
Le tomé la muñeca de manera tal que supiera expresamente que no estaba enojada, que fuese lo suficientemente sutil para que, escuchara lo que iba a decirle y entonces, me lancé...
¿Y dime muchacho, cómo te gustaría que te lo chupara? ¿Prefieres que lo haga de a poco, o que de una buena vez, lo engulla de forma tal que me penetre hasta la garganta? ¿Quieres culear toda la noche o solo aguantas un rato? Y continué.
El, con sus pepas azules bien abiertas y enrojecidas sus mejillas, me asesta que no hay para qué ser tan agresiva, pq su intensión es pasarsela bien. Y agregó otras menudencias de ese tipo... Algunas que ni siquiera me atrevo a reproducir. No tengo presupuesto auditivo para ello.
Cuando consideré que 8 minutos de frases agrestes eran lo suficientemente satánicas, lo miré con ternura y le dije: No sé de qué tamaño sea tu pene, pero deberías buscar ayuda, o por último, alguien que te ame. Y no hagas estas cosas, un día te van a meter un balazo!!!
Entonces, le salió lo galán ardido promedio chilensis: Y quien se quiere acostar contigo... perra!!  
Sí, mi madre tenía mucha razón: tengo una fortaleza en mi ser.
Mientras caminaba hacia otro lugar para poder botar esto, me acordé de mi amigo Alejandro, aquella vez cuando un tipo me dijo una grosería en la calle y yo me eché a llorar como una cría. Entonces, él se devolvió, lo tomó por sorpresa y sin decir nada le aforró un magistral puñete. De antología.
Hay días como este en que realmente, lo extraño.


Comentarios