Avanzar........




Este tiempo alejada de redes sociales procuré sensatamente dos cosas esenciales y verídicas: concluir ciclos (de toda natura) y hacerme cargo de mi. Después de 15 años de rarísima postergación de mis estudios universitarios, me comprometí de manera forzada a hacer lo supuesto a no hacer: terminar una carrera sin sentido vocacional. No obstante, buena cosa dentro de lo complejo que pudo resultar todo el panorama completo, fue que las fuerzas las medí sólo conmigo misma, deslastrando por añadidura históricas paranoias y episodios explicados a consecuencia de una depresión de larga data, tratada solo en el presente de manera responsable. Y creo que no había un modo diferente de hacer las cosas en este tiempo. 

Para quienes no se encuentren vinculados al mundo del Derecho, es muy fácil juzgar de afuera pues la mente del colectivo solo se informa por contenidos genéricos. La contingencia diaria y el devenir propio de las interacciones entre personas, supone que la gente con justa razón crea que, el Derecho es la respuesta al orden, al respeto, creyendo que el axioma justicia es inherente a él. Nada más alejado de la realidad. Justicia es lo que más le hace falta al Derecho como metodología de equilibrio de aquellas interacciones, y sobre todo, como base en la conformación de institutios encargados de la administración de justicia, y no sólo en este país.

Volverme hacia el derecho después de tantos años, fue extremadamente violento para mi; la gente que lo ejerce y que pertenece a dicho mundo, es para bien o para mal la gran responsable de que muchas instancias no se perciban como deberían. Es el ser humano quien por lo general estropea el correcto devenir de la estructura jurídica, ya para detener la evolución de las instituciones de este orden, ya por la inoperancia en la ejecución de los procedimientos adscritos a la movilidad de dichas estructuras. Un ejemplo: Corporación de Asistencia Judicial: Un completo desastre. Carpetas de cientos de juicios recorren diversas manos hasta ver solución de conflicto, en tanto que modificaciones de leyes, ofrecen soluciones fantásticas a sus patrocinados que son graciosas solo en la letra. El privilegio de pobreza resulta una burla y el Código Orgánico parece ser el depositario de una larga lista de vetustos argumentos que no se condicen con las reformas impulsadas por los últimos tres Gobiernos de turno. 

Me ha pasado que en muchos aspectos, aprendí a entenderme de manera armónica con las cuestiones de peso que son imposibles de erradicar: El descriterio de los jueces, el ego de los abogados, la prepotencia imbuida en el recurrente cada vez que la rabia lo ciega; la falta de criterio de legisladores que diseñan leyes sin entender la componencia del conjunto, aislando elementos cuyo valor pondera muchas veces el lobbie, o el beneficio sectorial, sin comprender por cierto que las leyes demandan estudios muy especializados con rigor en el impacto social (factores etnocentristas), antes que en la operatividad del rigor procesal. Es decir, sé que existen y que de seguro, en sucesivo tendré que aceptarlo, buscar alternativas para el cómo hacerme de valor y coexistir con todo eso, claro está, aunque esta vez sin la violencia enclavada al centro de mi corazón irrogándome una suerte de llamado de la selva para ir contra el sistema, básicamente porque antes que salvar al resto, debía ocuparme de mi.

He vivido experiencias preciosas, conocí gente francamente excepcional; hay mucho talento allá afuera, hay gente con altos valores y también, mucha de todo lo demás. Es verdad que hay cosas que no han cambiado, eso es cierto, pero lo interesante de todo este período es que quien cambió, fui yo. Y esa es una buena raya de suma para mi.

Me queda un tramo empinado, lo tengo más que claro. Sin embargo, dejé de tener tanto miedo, cualquier cosa que haya en el futuro, como próxima abogada o como cualquier otro desafío que me proponga, hay convicción de que se puede. Nunca pensé que acabaría dándole la razón a mi madre, que de todas sus hijas era yo la más valiente. Y al final del camino, uno que reviste otros nuevos comienzos y aperturas, lo entiendo mucho mejor que en aquel entonces. Época en que sabía tan poco y criticaba demasiado en honor a la juventud. 

Por último, esta pasada me afirmó en dotación, comprendiendo lucidamente por qué nací con este don, por qué se volvió tan importante y cómo me salvó la vida tantas veces. Juro que no será la excepción en todo lo que se viene. Porque quizás no tuve un montón de cosas, pero tengo un montón de otras, y tengo la elección, tengo la posibilidad de siempre escoger.


Y yo elijo avanzar.
Al final de eso se trata.
One Way.

Buenas Tardes, humanidad...

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