COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: "Cultivos Experimentales". 19/05/2018,. DDOlmedo



COLUMNA: Por fin es viernes. 
HOY: "Cultivos Experimentales". 
19/05/2018.
D.D.Olmedo.

¿Recuerdan la frase del post "Delta" que subí ayer? Cito:  "Solo pensando en que hoy viernes, la hacía. Me topaba con el contrapeso de toda esa mierda.".

Pues que se los digo ya y sin rodeos: Los Decretos, existen. A veces las cosas que uno quiere, secretamente, suceden. Se los juro. La Columna de Ayer, no es esta, o por lo menos, no del todo. Tuve que editarla porque había que... Y mientras lo hago de buena gana, oigo a los Imagine Dragons... Puede que la Sincronía sea más potente de lo que uno piensa. Tal vez.

Después de ser plantada sobre la hora, caminé sin tener muy claro adónde ir, y mientras lo hacía, lloraba y en la medida que las lagrimas caían, con ellas se iba gran parte de la última rabia de la semana. Eso es lo que hoy puedo ver. Es duro crecer, pero vale la pena si al día siguiente, el sol alumbra más (aunque sea horrorosamente para mí apuntarlo como si fuera una frase de tarjetas village...), Ni tengo otra manera menos poética de escribirlo. Tampoco quiero. Esa es la verdad. Necesito que se lea armónico, amoroso, real. Porque el hecho de que un muchacho me haya cancelado con manifiesto desgano, el hecho de que me haya desplazado hacia el final dentro de su lista de prioridades, provocó que el universo moviera las piezas para que el extraño encadenado hiciera su ingreso a la escena. 

"A" no se parece a nadie. Ni física ni cáscaramente. Su persona es como un ser que no he descrito con regularidad pues raro es que me tope con gente amable, educada, gente tan poco arrogante, tan sensata. O puede que sí, pero mi mala educación de seguro les haya pasado de largo. Y la vida me enseña momento tras momento lecciones notables y lo hace con un estilo tan único; como la mejor de las editoras... Si tuviera que describir cada minuto anterior a él, ambos nos reiríamos demasiado, pensaríamos que no hay reloj, o que no hace falta mirarlo, porque sucedió como sucede en las mejores novelas de Murakami: Lentas al inicio, enrevesadas, hasta un poco lerdas y de pronto: Pafff!!!! Suácate. Su puñetazo en la cabeza. Listo. Ahí estás. Asistiendo de estelar a tu propia síntesis, a tu momento; por fin vienen a entregarte alguna clase de respuesta cósmica. De esas que calman y dicen así muy bajito: Eso es. ¡Tranquilízate! De esto se trata la vida. Lo estás entendiendo bien. Good working... No recordaba cómo era conversar con alguien sin sentirme amenazada, sin intentos de algo, sin ser perturbada por la sensación de paranoia por estertores de historias pasadas. Y suena High Hopes, de Kodaline... Raro. Bien raro... Puede que en verdad, me sienta desafectada. Que lo peor, ya pasó. Sin sentirme jodidamente anclada a esa montaña de turbulencias que necesitas dejar bien atrás. Como si realmente mi esqueleto se impregnara de grandes esperanzas.

Puede que, de cierta manera, haya abierto los ojos y al mismo tiempo, me haya vuelto de ver a la gente, con sus defectos, con sus audacias, con sus frases estelares para el bronce que hoy me suenan acertadas porque dan en el clavo, porque no son mías, porque estoy oyendo, porque estoy prestando atención, porque hay vida allá fuera, porque demasiadas cosas tuvieron que pasar para que pudiese salir del bosque que me tuvo secuestrada tantos años. Y lo hago de a poco, como si ese claro de luna hacia el cual siempre acudía, en el que me pegaba fijo y obsesionada, se hubiere cubierto de una bruma completamente diferente; hey, ya no hay nada que mirar allá arriba... Y así, sin más el fauno se haya marchado, y las avenidas se hayan abierto dentro de ese laberinto. 

Hay tantas cosas que sigo sin comprender, hilaciones que parecen desbordase de su génesis, compromisos con la locura desechos porque ya no daba para más, porque la necesidad mutó, porque yo cambié y ese cambio atrajo una estrella luminosa... Sus preguntas se leen como si una pieza se estuviese deslizando sobre el tablero de ajedrez, y su reflexión ante mis respuestas son del temple moderado que me hacía tanta falta aquilatar, porque la rebelión acabó, la pugna se terminó, no necesito discutir, no necesito enfrentarme para darme a entender, no necesito justificarme para decir NO. 

Es una combinación extraña esto de las disposición, la llanura, la cicatriz en la mirada, la coherencia, el habito del respeto, la secuencia pausada, la atención, la ternura dosificada, la observancia, la formalidad, y la luna... todo junto. Ni si quiera se me ocurre un nombre para esta estrella. Responder sin estrategias, abrirse con la lentitud de la fluidez y no sentir miedo. Nunca me había pasado en 20 años. Y se siente tan preciosamente bien, que me siento afortunada aunque nunca más supiese de él. Es cierto: Si cambiamos nosotros, todo cambia a nuestro alrededor. Esa es la única cosa coherente que he aprendido de las guerras, del hostigamiento, de la arrogancia o de la prepotencia de creer que podemos arreglarlo todo. 

Yo solo sé que sabemos escasas cosas y una de aquellas es que nadie sabe realmente, para quién está laburando... Pucha que es verdad. Cuando me toque partir, una de las cosas que podré decir ahora y agregar a mi lista de validaciones varias, es que hay personas como uno, hay personas más sanas, hay gente decente por ahí que a pesar de sus heridas, que aún con sus mochilas a cuesta, son francamente limpias. Y eso se les nota en la mirada. Y podré decir que las he visto, que me he topado con ellas y que me han dejado una huella. 

Ahora que regreso al momento "x", segundo en que pude hacer todo distinto, entiendo aquello de que la fe no puede asociarse a un contenido de lo que creo, sino que implica el acto de creer, es el proceso de sostenerse en ello como forma de vida y no porque pueda convertirse en un par de muletas. Por eso continuo levantándome todos lo días, por charlas como las de anoche y que se prolongó hasta algunas horas de la madrugada de hoy. Pienso en todas las otras veces que fui con un animus delirantis, excluida de mi habilidad de solo ser, de solo estar, de involucrarme al cien por ciento con la potencia del momento y me digo: ¿Cómo fue posible? Y entonces, obtengo la respuesta. No es lo que los otros hacen con uno, es lo que nosotros hacemos con la información recibida. Y como creo en el universo, este día sólo tengo palabras de agradecimiento para cada suceso que ha acontecido, para cada señal y detalle, pues sin todo este conjunto de datos, nada de lo que viene sería posible. 

¡Hey extranger! Estoy disponible para toda clase de cultivos experimentales. Tienes mi disposición, tienes mi atención sin ninguna clase de etiquetas.

Las casualidades no existen. 
Descongelando en 5, 4, 3, 2, 1...
¡Ja!
    



  

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