Delta.



Hacía tiempo que mi estiloso y fifirillo amigo entrañable Adolfo me había solicitado agenda para apañarlo. Él y yo sabemos de sobra que jamás habrá sexo entre nosotros, pero sí mucho amor incondicional. Todavía se encuentra en esa fase dolorosa de tener que hacerse cargo de sueños y expectativas ajenas (las de sus padres) y por lo tanto, la idea de destrozarles el corazón contándoles su orientación sexual es algo que todavía no le es posible solucionar...
Recuerdo aquella vez que me pidió cosas insólitas, cosas que ninguna mujer hubiere tolerado tan solo oir. Pero yo lo he querido más allá de su dirección y lo ayudé a entender qué le estaba pasando. Siempre acababámos tumbados en un sofá muertos de la risa, enajenados de la civilidad mojigata de la gente que solo arbitra la avalancha de pedradas sin saber, sin entender. A mi, no me fue fácil procesar la homosexualidad, tan vívida y tan presente a mi alrededor, soterrada y también manifiesta, exagerada e impercivible... Por eso, cuando vamos a estos eventos, no sé si reir o llorar, no sé cómo ser eficiente en mi labor de muleta, porque básicamente entiendo tan bien el dolor detrás de su sacrificio. Yo, tiendo a creer que todo el mundo lo sabe; de solo observar las miradas cínicas de aquella horda Abc1, entiendo demasiado bien todas sus falsas y repugnantes argucias para desviar sus verdaderos sentimientos de repulsión hacia mi amigo. Y pienso que él tb lo sabe. O que al menos intenta esquivar las sensaciones que toda esa inmundicia de representación snobista le produce.
El siempre me dice: Cállate la boca!!! Bebé buen aperol, espumante, el vino que más te gusta y que solo puedes costearte un par de veces al año. Rata de mala muerte.... ¡Ja! Y sí. No lo jorobo. Finjo que soy la mar de sofisticada, que el garbo, de mis tacones no me destruye los pies. Pero lo cierto es que a las 01:36 de la madrugada, echada en un sofá cama ajeno, yo me sentía más liberada, más contenta. Solo pensando en que hoy viernes, la hacía. Me topaba con el contrapeso de toda esa mierda.
Pero como ya saben, este es mi mundo, un mundo de cosas aparte en que casi todo sale al revés.
Al menos comí queso azul y me zampé 5 copas de un exquisito carmenere. Con eso tengo para el trimestre.

Comentarios