El Amor para mi.



A propósito de grandes amores y sus vericuetos, me vino la latencia sobre aquella pregunta que sobrevino durante la inundación. Después de casi 15 años y algo recupera de esa vida nublada, vuelvo sobre ello sin la amargura del post—trauma. Y creo entender por qué hoy, por qué ahora y no antes. Por primera vez distingo lo que no es; y dar perlas a los cerdos ha ayudado más que bastante. Mientras oigo «Riverside» interpretada por la preciosa voz de Agnes Obel, miro el panorama completo y siento la precariedad, con la diferencia de no sentirme masacrada. Y me digo: ¿Por qué voy solo? Igual que en su triste canción...
Creo que es, porque logré definir lo que es el amor para mi. Y lo veo tan nítido, tan asombroso de puro y claro, que ya no duele estarlo. Al contrario. Me hace sentir mejor.
He comprendido que el amor, en mis ojos es una pausa con un rumor de brisa ligera, como esa tibieza apenas surge la primavera, o como el primer cordón de brillo luminoso sobre la cordillera hacia lo lejos, la magnificencia del sol esplendido tanto al abrir como en sus puestas coloradas... el amor es un pantone con colores de los que nadie te habló antes, un pastel cuyo sabor nunca antes probaste, el dulzor de las mandarinas, la turgencia del platano, lo granulientas y pastosas que son las peras... es todo el conjunto de sabores recorriendo el paladar en un beso intenso. Entendí que el amor a veces te quita todas las fuerzas, culminando en un sosegado abrazo profundo que encuentra su engranaje perfecto, que no perturba durante la noche, que inspira a quedarse, a buscarnos, a encontrarse, a rendirse sinz orgullo ni peticiones de ninguna clase.
El amor es una compresa fría sobre una quemadura y también una estufa cuando los grados doblegan al termómetro; es una bufanda acogedora o una ducha fría para quitarse la arenilla del cuerpo... el amor te hierve y también, te disuelve en la gracia aturdidora del orgásmo... el amor, nos hace emerger, nos libera, transmutamos a través de su talento, de su intensidad.
Veo al amor como un relato tan bien escrito que no me importa donde van las comas; pierdo la necesidad del punto aparte... me olvido del punto final. El matiz lo da solo unos sugerentes puntos suspensivos al clamor de mirar, al sentir a un otro tan conectado a ti, no, mejor: conectado contigo.
No hay nada como tú. No hay nadie que mire como tú. No ha llegado ningún hombre que mire fijo como has de mirar tú, quien lo hará con los ojos del amor, con el sentir del amor, con su vibración acorde y sincronizada.
Cuando pienso en ti, yo reconozco la existencia del amor. Recrearte cuando me encuentro pacífica, me hace incendiar, me hace llorar, emocionarme con cada contorno que observo al ir de paso lento, al comulgar con la vida tal y como es. Cuando me conecto con la vida, te hayo en mi pensamiento, en mi sentir, fluyendo en mi sangre tan capaz de saber que eres parte de este universo, que ya eres parte de mi vida aunque todavía no tenga la suerte de tenerte delante de mi...
El amor, cariño, es la esperanza de un corazón noble como lo es el tuyo, leal mensajero de las profecías que se cumplirá para nosotros al superar la barrera del tiempo, del espacio y la espera haya valido la pena. El amor es la síntesis de todas las cosas, es despertarse un día y haber invalidado cualquier amague de egoísmo, cualquier hábito de revancha, cualquier emoción negativa que se enemiste con esta paz que siento hoy. El amor es una joya tan distinta, no se exhibe detrás de un vidrio, es tan cierto porque al estar en el, no necesitas explicárselo a nadie, estás atravesándolo y todo tu ser lo exuda; es una película sin cortes, es una escena en 8 mm, es una aventura a cada minuto en donde no te cuestionas nada pues de alguna forma lo sabes todo (mejor, lo sientes).
Y hacia el final de mis torturas cotidianas, mi amor hermoso, sé que este gran preámbulo ha de tener un sentido; día con día integro partes del puzzle, piezas en las que sin entender nada al inicio, después de un tiempo entregan una enseñanaza sobre todo lo que no es amor. Por eso sé que el amor no es una exhibición de lujos, ni una hoguera de vanidades; no es ruta de locura, ni emociones que nos violenten... el amor es una canción de cuna que nos arulla, que nos mece hasta caer rendidos en el sueño placido y reparador. El amor es todo ese paisaje, es compromiso natural, es impulso legítimo, es un fluir que pulsa constante y sin prisa vanidosa que requiere tribuna para evidenciar sus gloriosos trofeos de conquista.
Porque el amor no es solución a un borde de precipicio, sino la cima adonde llegamos con conciencia limpia, pacífica; es el fin del sendero, el borde de un lecho de río, el agua preciosa que nos lava y quita cualquie mancha y nos bendice por la paciencia, por el honor, por la garra.
Sigo esperándote; espero que no hayas resuelto venirte de rodillas!!!
Ja. Permíteme esta broma.
Ahí te veo.
Me.

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