Explícito.

Se que debo aprender a sacar de mi mochila, todas las cuestiones densas, y entiendo que el Doctor me ha incitado a hablar de ti con nombre y apellido... puede que no sea tan fácil Loco, porque pronunciar tu nombre es también darte un crédito que tal vez no merezcas.

Tu arrogancia indescriptible me hizo buscarte en tanta gente, y con más o menos acierto, algunos encuentros fueron para la risa, tanto así que hasta hoy continúan irrogándose glorias que no les pertenecen... Es más, juro que al menos en los niveles de arrogancia e insolencia nunca nadie te superó. Pero es muy curioso el fenómeno que se ha dado que salga gente a la palestra inmisciyéndose en asuntos que no les corresponde.

Bruno, sé que a menudo frecuentas a hurtadilla en estos territorios, no porque me ames o sientas algo por mi, sino porque tu vouyerismo no tiene límite... Por eso, transparentaremos que todos mis reclamos versan sobre ti.  Y en lo sucesivo, ese tópico está despejado. Dicho esto, permíteme decirte que he de disculparme, básicamente por reeditar la historia cuando todo había sido decantado para fenecer.

Me encanta saber que el eco de una voz fantoche, tome palco para sentirse interpelado y verlo desesperado deponer, ilustrando una mímica sobre lo que no le alcanza, pues de ese sujeto y por omisión justamente aprendí a sentir asco, a sentir lastima. A desplegar toda una actitud de pasividad sin expectativa. Porque asistir a su nivel de ceguera, solo puedo sentir lástima.

Creo que ya sabemos en qué plano estamos, quiénes somos, y ante qué nks enfrentamos. Porque las heridas me las provocó Bruno, o Alvaro Cardone que es igual; cualquiera otra argumentación apenas fue una sombra, un error, un confundirse por carencia y sin una sola gota de amor o devoció. En eso, nunca te mentiré. Nunca nadie te superó. Otras cosa diferente es que persiga reeditarlo pues solo lucho para asistir a tu entierro. Metafórico. Por cierto.

Eso, Bruno. Mis palabras son para ti. Quisedarlo bastante claro. Espero no tener que hacer una escena en horario de oficina para que algunos tarados dejen den abanicarse tanto.