Falso.



Cuando acontecen fenómenos que de alguna manera incitan a la violencia, los primeros momentos reacciono y me sacudo de la obvia manera en correspondencia a la locura que envuelve todo el asunto. Pero en esta pasada, dejé de ser la que era y comulgar con la equivalencia de toda la vida, no existe más. Asisto seguido a todo tipo de reveses memorables en los que llego a creer que en efecto, existe la maldad y todas esas cuestiones que nos sirven para avalar lo que no podemos razonar ni respondernos en términos prácticos, y por lo mismo, acabo igual de contaminada y negra que el resto... me hago del peso de las sensaciones confusas y encontradas, además de castigarme por financiar un cúmulo de equivocaciones que me plantan en el lugar que me encuentro, de algún modo. Pero por raro que parezca, veo el vaso del otro lado.
Creo que estoy muy cerca de vencer, y no derrotar al sátiro que cree que puede todo (porque lo que más necesita no lo podrá solucionar jamás), sino que aquietarme yo, tranquilizarme yo, dejar que pase lo que pase, y nada pueda sacar mi mente del sitio hacia dónde se dirige, que es el del entendimiento. El de la visión de 360°.

Me acostumbré a prescindir de tantas cosas y de amar lo que es imposible de capturar, pues no tiene traducción. Ni siquiera con todos los esfuerzos que realice semana a semana intentando escribir el párrafo epistolar, podría lograr mínima mente develar esto que intento decir, pues a la larga repugnante vándalo, ninguno de los dos puede siquiera cifrar de qué se trata; tú porque no podrías jamás advertir la dinámica de la libertad esencial e inherente del ser humano (por su calidad de hombre) ni yo porque mis históricas limitaciones todavía me impiden no acudir al resquicio de defenderme de ti.

Pero lo que no sabes es que antes que agravarne, antes que perjudicarme, me has hecho favores que no podrías dimensionar toda vez que estos episodios conducen al abandono de la resistencia, del lugar seguro, del ticket provisorio que colocamos al costado de la gente que vamos conociendo y en esta pasada, te luciste: cooperaste,  casi sin querer en que quitase urgencia a mi último aliento de post—producción, pues la evidencia mostró un irrefutable patrón de desidia y displicencia. Nada mejor que VER, ver ampliado, ver sin anteojos, ver sin neón ni flúor. Ver lo que has de ver y es que la incondicionalidad, no existe....... aunque sí exista mucho payaso que da lecciones de moral, de conductas amorosas y de los pro argumentos del amor. Para eso, claro que hU arrojo, yo estuve en calcado lugar. Y verlo sin las cadenas, libera.

Considero muuuucho más humana tu cerda actitud, rastrera por donde se le mire, a todas aquellas otras apologías FALSAS, sobre decencia, sobre el bien común y blah, blah, blah..... pues ese mismo cántico se lo lancé yo, y de vuelta vino el charco de lección salvaje argumentando que nadie podía vivir así, imperturbable, inmutable, sereno deseando al otro que estuviese bien y de corazón. Así que nada, porque la lección es redonda. Lo que no haría jamás es tapar mi amargura aseverando que soy pro amor...... pues lo que verdaderamente ocurre en el rechazado es solo percepción de dolor, de fastidio, de miseria y etc. Ya estuve en ese sitio. Y sé cómo o porqué puedo burlarme de un sujeto muy pobre de espíritu que ahora finge ser sujeto de amor.

La vida tiene extraños mecanismos para enseñarnos, a veces hasta licencio que sea así, al puñete, al balazo, a la arremetida de discursos vergonzosamente miserables en verdad. Verdad que por cierto no existe en la vida de muchos.

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