Grandes Amores.
Hace muy pocos días conocí a un hombre inasible. Raro. -Me dije, casi automáticamente. extraño porque casi todos los personajes de Tinder son casi iguales. Pero este no. Aunque sí he de admitir que eso del nacimiento fue rarísimo; el mismo día que yo. Capaz y eso explicaría algunas cosas. Pero lo más seguro es que nunca más lo vea. Así que no sabré por boca de José Miguel (otro, no el canalla de atrás) qué tanta influencia había en aquello de pertenecer, eso común que hubo, repentinamente.
El niño polerón dijo que tenía montones de cosas encima: yo creo que una sola... Apagón interior. Y lo sabía tanto, me era tan evidente que sospeché que eso del cumple comunitario entre ambos, capaz que sí podría haberme dicho al mirarme en un espejo. Pero tampoco lo sabré. Se fugó, le perdí la pista, como ha ocurrido con algunos otros hombres como su fuesen parte de un registro secreto de "probabilidades funadas". Quién sabe. Aunque con él si sentí conexión, al parecer nunca es suficiente cuando yo realmente quiero.
Al niño polerón le escribí hasta un micro cuento y gracias al encuentro entremedio de tanto inservible, me recordó una vieja afición de coleccionar buen cine. Cosa no mal tomando en cuenta lo automática que me volví para tantas cuestiones, incluso para un pseudo azar que ya no sirve de nada. Sólo de pretexto. El niño polerón daba clases de cine, y al parecer hizo un arte íntimo de ello, tan pero tan íntimo, que se fue recluyendo, que se fue apartando, que se fue estresando con tanto cahuin alrededor... Y puede que lo entienda más de lo que quizá, fui capaz de transmitirle, dejándolo a su suerte en medio del minuto que tuvo el gesto de explicarme, de ser gentil (lo que creo que no hacía regularmente con mucha gente). Pero como yo soy veterana de Vietnam, no siempre entiendo éstos gestos; buenaza soy para meter a todos en un mismo saco. Y ni me inmuto. Es solo que después lloro en privado como mina ruda y digna que soy. ¡Ja!
El tema fue que me hizo recordar mi profundo amor por el buen cine y entremedio de todo ello, un documental de Bob Dylan en los tiempos que fue pareja de Joan Báez (época en que Dylan conducía una Triumph Tiger, y casi se mata).
Y como ando con esta obsesión de grandes amores para mi proyecto nuevo (Novela Corta), recordé esa canción tan bullada que escribió ella y que después de un tiempo admitió estaba inspirada en su protegido:
Diamonds and Rust
No sé si todos los amores están destinados a ser "grandes". A veces creo que algunos amores son solo aprendizaje, curriculum, antesala, rigor... no lo sé bien aún. Y cuando pienso en todo eso, también pienso en el por qué.
¿Qué diferencia a cada una de esas personas que vemos tan peculiarmente respecto de otras?
Los grandes amores, parecen necesitar un combustible tan escaso, tan distinto a todo lo conocido... mmm. En verdad, cuesta pensar en ello.
Necesito darle una vuelta más...
Comentarios
Publicar un comentario