Labia de cretino.



La primera vez que leí la expresión ¡Ja! fue en esa mágica novela de J. D. Salinger, el guardían entre el centeno... No sólo adopté su forma de presentarse al mundo como escritor sino su ácida crítica hacia las malas copias e intentos fallidos de algunos especímenes que se reputan, escritor. Pero él no logró doblarle la mano a sus bestias internas y acabó recluído despreciando hasta sus más cercanos familiares. No es mi caso. Lo que sí me marcó en lo cotidiano y que llevo en mi narrativa, es su dosis de ironía exacta. Por lo mismo, detecto  cuándo hierve la mierda ajena y cuándo hemos logrado dar justo en donde pretendíamos. Y la sensación de justicia retributiva es muy exquisita.
La parte que había extraviado estaba íntimamente ligada al miedo; no era capaz ni de pedir, ni de exigir, convencida que no merecía mucho de muchas cosas. Hoy eso no existe, pues si debo ser una ácida, o hasta grosera, lo seré....... si debo ir a una reputada Agencia de Aduana a parar carros, lo haré, si tengo que enfrentar a minas cobardes que me mandan correos amedrentatorios, lo haré. Porque el miedo es un virus del cual me inoculé y hoy puedo hacer muuuuchas cosas de las que antes no me sentí capaz de ejecutar. No por revancha, ni siquiera por ajuste de cuentas, sino porque a la gente perversa hay que enfrentarla y mostrarles que ese miedo de atrás, no existe más. Se ha ido. Sobre todo para que se callen un rato, para, que comprendan que a ratos dan solo lástima; tanto vociferar y al mismo tiempo ser el cretino rey de la ambiguedad solo porque cree que puede serlo, porque nunca nadie ha ido verdaderamente tras de él y asesinarlo de una buena vez.
A mi, siempre me ha costado mucho tomar decisiones. Lo cierto es que, cuando las tomo, no amenazo. Yo voy y ejecuto porque soy valiente. No una cobarde con sonrisa maricona.
No me torees!!!!

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