Réclames.



Tengo el pecho apretado, así con un dolor de puntada; me ha pasado seguido desde hace algún tiempo y aunque mis lásgrimas caen de mis ojos mientras observo una bolsa con chocolates aplastados en el suelo, sé que no moriré, sé que no querré lanzarme de un puente ni nada parecido. Sé que me duele el corazón porque todavía sirve y cuando lo pellizcan, cuando le arrancan un pedacito, me duele caleta. Así que me digo: Alégrate. No eres un robot, porque duele y si duele, aun vibra. Y significa que sirve.
Pedí permiso para irme a la peluquería, quería estar bonita bonita, y me dije que quería este tiempo para mi, para hacerme estos cariños y sentirme a la altura de las circunstancias: después de un largo trecho de tristezas, un encuentro de buenas vibras. Pero en cosa de minutos, todo se fue a la z...
Pero esta vez fue diferente, no mandé a nadie a la mierda, no dije groserías ni me puse vandálica, solo lloré porque eso fue lo que sentí y lo que me han dicho que de aquí y en más podré (puedo) hacer pues soy humana y como tal, me hiero y me frustro. Ya no necesito responsabilizar a nadie por lo que siento, por las erráticas señales de los demás, por la majadería de circunstancias que a veces se vuelven insoportablemente ridículas. Porque la gente de esta época es así, visceral, cambiante, despectiva a veces y son formas de los otros, no se pueden impedir, ni cuestionar. Solo son.
Lo que una si puede hacer es confiar que ese no ser, ese no acontecer no es casual y que dentro de un tiempo, solo será entendido, y así está para suceder. Da rabia??? En verdad, más pena que cualquiera otra cosa, me da tristeza adentro, bien bien adentro. Pero también sé que es parte de.
Creo que prefiero los reclames de la época de mi abuelo...

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