COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: "Estar, para los que están". D.D.OLMEDO 29/06/2018.-
COLUMNA: Por fin es viernes.
HOY: "Estar, para los que están".
D.D.OLMEDO
29/06/2018.-
Había perdido la
costumbre respecto de varias cuestiones domesticas que antes, mucho antes,
lograron tranquilizarme cuando me sentía extremadamente mal. Gustaba, por
ejemplo, de ensamblar collares, hilar largas extensiones de hilo “invisible”
con pequeñas mostacillas de acrílico, sin importar para quién lo hacía o cuánto
provecho obtendría de la venta al estar ese artículo, completado. Yo solo me
concentraba en eso, a veces hasta se volvía una especie de trance y me hacía
realmente bien; tal y como algunas personas se concentran en la respiración
cuando practican yoga... Pero dejé de hacerlo, en algún punto tuve que
concentrarme en otros menesteres “más relevantes” como a mucha gente le gusta
mencionar, como si éstas especificaciones fuesen en verdad trascendentales para
vivir mejor. Pero nunca sabes cuánto tiempo realmente estás viviendo en buenas condiciones,
piensas que puedes deferir algunas cosas, que solo deberás “estar” a veces, ver
todo desde afuera, desde lejos... Repentinamente, acudí al viejo proceso de
caminar alterando casi todas las rutas, tal y como me mencionaba ayer Juanita
(otra persona que se vuelve querible rápido), para redescubrir, para re
entender, para re enfocarse...
Y en ese re
significar he pensado mucho en la fugacidad de casi todo, en el poco tiempo que
destinamos para defender lo importante, de conectarnos con la gente que amamos,
hacer que la vida valga la pena, sentir el pulso y no sólo entender que lo
tenemos... La madre de Manuela está gravemente enferma, y yo, yo quiero mucho a
la Nela, no quisiera que atravesase este predicamento en donde se experimenta
impotencia y desconcierto. Camino, recorro algunas cuadras en silencio, me he
detenido a mirar hacia el cielo y pedir explicaciones dándome cuenta casi
automático, que no sabemos nada, que no hay control de casi nada, pues cuando
creemos que sí lo poseemos, es cuando más fugaz es; todas las cuestiones que
singularizamos como relevantes, se diluyen en una espiral de incongruencias tan
difíciles de procesar o comprender. Pensar en este escenario me aplasta el
corazón, más allá de un vínculo más o menos estrecho directo con la paciente,
pienso en mi amiga más querida, la más entrañable y la que siempre ha estado a
mi lado extendiéndome todo de sí, pienso en el tamaño del cielo y cómo este se ensancha
mientras lo contemplamos indefensos, ignorantes de casi todo, casi invisibles
para los demás que avanzan inconscientes del dolor ajeno. Pienso en las
fortalezas de mi amiga querida en que a pesar de las circunstancias, no pierde
una gota de aplomo, de gentileza, de sonrisa calidad en un rostro que luce
cansado por el rigor del complejo momento experimentado por su mamita. Mi amiga
me enseña incluso, hasta en la omisión, en la no queja, en el sostenerse a
pesar de la adversidad con un tono que al menos a mí, me abruma hasta las
lágrimas, pues haga lo que haga, no doy la nota de compasión que ella siempre
se ha esforzado en mostrarme. En la compasión que lleva en sí misma y que
ofrece con una dosis de amor generosa.
Confío en Dios
por sobre todas las cosas, pero también confío en el amor, y en que el amor
fraterno mueve montañas, nos enseña a diario, nos educa y nos planta de otra
manera en casi todas las circunstancias de la vida; mi amor profundo hacia mi
querida amiga Manuela me hace recordar cada momento en que ella a estado a mi
lado, cuidándome de infinitas maneras, sobre todo con la palabra justa y con
esa moderación que te alista para procesos de crecimiento. Al confiar en el Big
Boss, le cuento que mi amiga es resistente como un roble, que ella piensa que
debe ser siempre la que ayuda, quien aporta, la que debe ser de acero, pero que
en el fondo de mi corazón veo como una niña pequeña que se acostumbró a
proteger a los demás, a hacer, a la pro acción debida porque debe ser así no
más, tan capaz de aceptarse, tan digna, que no se permite decaer. Entonces le
digo a nuestro padre que vele por ella, que vele por su corazón pues el de su
madre, él ya lo está cuidando desde el día uno, pues cada enfermedad tiene una
reserva de historia, la historia que debe ser desentrañada a través del reposo,
a través de la inmovilidad del organismo para que este se replantee hacia un
nuevo orden y un nuevo cuidado de sí mismo.
Le he pedido a
Dios que cuide todo el entorno de su familia, a cada uno de ellos y en especial
de su padre, porque mi amiga es muy parecida a él, son estoicos, son
independientes pero presumo que en la intimidad se quiebran, se doblan, se
estremecen y necesitan se abrazados con todo el amor del mundo, ese amor que yo
siempre pido para mi amiga, y en esta pasada, para todos sus seres queridos que
hoy se encuentran pasando un difícil momento.
Amiga querida,
ten fe que todo en esta vida sucede para algo más grande que nosotros mismos,
ten confianza en las personas que te aman, y sobre todo, nunca pierdas el valor
que te hace tan grande, y tan querible. Tan valiente que siempre dan ganas de
replicar.
Te quiero mucho y
estoy orando mucho por tu madre.
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