Cris...

He considerado seriamente, dejar de considerarlo todo o, lo que es igual: suprimir los impulsos que me impiden dejar de pensar tanto.

No estoy tan segura sobre cuántas ideas pasan por mi cabeza, han de ser muchas, porque muchas veces se me parte de dolor. A este respecto se refirieron especialistas, los mismo que me metieron a una cama llena de sondas y cables para atacar mi cabeza, con una supuesta cura de sueño... ¡Ja! Aparte de los 10 minutos de letargo tras un rarísimo  despertar, la angustia, la presión, los odiosos pensamientos, todo seguía arrellanado en el mismo lugar de antes, pues del antes es de lo que jamásse puede zafar.

So. Pasó algo peculiar esta vez y quizás tenga que ver con fatiga de material... soñé que entremedio de una caminata, me paraba frente a un enorme edificio. Al entrar en el, un.sujeto de al menos 1.85 de altura y de frondosa barba castaña rojiza, extendía su mano y con escaso parlamento decía: ¡Ven, no lo pienses tanto!

Acto seguido, dabamos un paseo dentro de una, trayectoria familiar, charlábamos de cosas sin importancia, nos compartíamos información musical y nos percatábamos de nuestro inmenso amor por Noel y Liam... Su hermosa sonrisa estimulaba mi confianza y en momento alguno experimenté miedo; de alguna manera, ese sujeto lograba que yo me olvidase quién había sido y al mismo tiempo, que no me importase quién debía ser: incitaba a que solo fuese.

Pero, repentinamente, el tipo se arremangaba la camisa y exhibía para mi asombro, un inmeso tatuaje en la parte superior de su brazo. No sé cómo ni por qué, rápidamente yo ya había quitado de mi blusa y figuraba enseñándole mis senos en forma lasciva... en alguna fase onírica del asunto, todo se salió de control y su pene erecto se mostraba desafiante acompañado de una decidora respiración entrecortada de ese placer furtivo que deviene, en las producciones caseras de videos clandestinos...

El sueño avanzó sobre una clásica calibración exaltada, esa cosa rara que apresa al ser humano bajo la existencia de una tensión sexual que no logra ser consumada y que abre el cadalso de viejas heridas con una raíz común: cada vez que adviene el deseo, la paradoja de la posesión y la pertenencia, destruye casi todo a su paso. Y ni mis sueños se salvan.

El sueño se diluye en un enfrentamiento verbal en donde las frases apretadas no dan la talla, ya porque el sujeto reza sin creer frases mal hiladas, ya porque yo misma estoy impedida de creer a pesar de rezar que poseo fe.

Hoy desperté, se fue el efecto de la dichosa cura de sueño.

Nada ha cambiado.

Incluso, desperté con la sensación de haber perdido un ciclo de tiempo valioso. Debí dedicarme a escuchar, a sentir, a entender como la ondulación del sueño erradica el miedo. Pero incluso allá, el defecto sigue operativo. Me gustaría entrar en trance, entrar corriendo a ese edificio solo para encontrarlo y decirle que le deseo lo mejor y que yo, no lo juzgo.

Eso.

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