De entre algunas fibras, entender la trama es la conexión. (3ra. Parte).

De entre algunas fibras, entender la trama es la conexión. (3ra. Parte).

Graham Shaw es un tipo que, entre otras cosas, es un genio. Pero, ojo que no es un un cualquier avispado... El sujeto es un cleaver con gracia y conocer sus técnicas sembró en mi cerebro una diminuta pero original visión revolucionaria. Shaw ha expuesto ante diversos tipos de grupos humanos y su paseo entre abanicos va desde empoderados empresarios que anhelan reventarla entre sus clientes hasta pacientes con afasia que les es casi imposible, comunicarse. A través del mecanismo y acción de dibujar, este sujeto de amable aspecto coloca una idea sencilla y generosa en —pero que suele ser apresada por el miedo para usarse en nuestra contra— circulación para bien de quien quiera desafiarse o permitirse una segunda oportunidad en que el matiz, sea abrirse a las aperturas alejados de la consigna limitación.

No sé si es casualidad o sigo aún rebotando en esta, «trama» que va entretejiéndose hacia direcciones insospechadas, no sé si es la adrenalina, o los golpes de ayer; algo así como un Travolta creyéndose superdotado... para descubrir de repente que todos sus brotes abruptos de lucidez, obedecían a un tumor presionando un área sensible de la corteza cerebral, de modo tal que bullara el conocimiento y la revelación...  Poco sé, en verdad, y sin embargo es como si algo dentro de mi supiera todo... No caminé por ningún túnel, no me reuní con parientes desaparecidos, no se abrieron haces de luz ni nada similar. Me desplomé, se apagó la tele y luego estaba en otro sitio... ¿Qué sucedió mientras mi conciencia no estaba en alma y cuerpo presente? Ni idea. Aunque sí sé que no soy la misma persona; algo me traje de allá, por mucho que no sepa de qué se trata ni pueda identificarlo con claridad.

He vivido alrededor de 18 años con un miedo rebuscado y hasta, sofisticado. Algunas veces, lo llamaba soledad, otras prefería asignarle calificativos, pero la mayor parte del tiempo se convirtió en sustantivo y por lo tanto al poseer existencia real e independiente, comíase todo lo demás, desapareciendo la dimensión de otros ámbitos como la potencia, la exploración, el viaje... ¿Qué cantidad de cosas son posibles sin la traba del miedo? ¿De cuánto nos convencimos presos de él, sólo por ignorancia? ¿Qué hace que el miedo, vuelva a una persona en alguien corriente? ¿No es acaso el libre albedrío el don máximo de Dios y el miedo, el truco invalidante del ángel caído? Claro que sí.

No sé por qué ahora, hoy, justo en este momento: pero ya sé lo que debo hacer. No tengo la menor idea de cómo lo supe, pero finalmente, lo sé: Seré profesora, enseñaré, haré mi máximo esfuerzo en contribuir a que otros se quiten sus vendas, y que no teman hacerlo. He ahí un gérmen de propósito.

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