Ese mito en particular.




El hombre con quien he hecho las paces a mi manera, me saca de quicio. Y seguramente, él lo sabe. Pero sus narraciones desarticuladas e imperfectas no son lo único que me crispa el horizonte mental; en el fondo, refiere lo que pincha a la vida plana elegida como mortaja, incluso antes que venga mi verdadero tiempo final. 

Y debe ser que trata sobre de un loop odioso, oscilación presumida rebobinando una y otra vez las mismas aventuras (que a mi juicio, en realidad podrían ser todo lo contrario...) que tras un tiempo, se vuelven repetitivas, majaderas e incluso hasta falsas. Lo curioso es que creo en su narración, incluso si sólo la recreación de aquellos sucesos estuviese deprimida más allá del verdadero acontecer, alzaría un poco la mano para decirle que ya es tiempo de subir el target, no en el contenido de los eventos que ilustra su peculiar forma de vivir sino en la elección de la batería de conceptos, palabras y descripciones varias, pues creo que su letargo a veces  juega en contra. Me gustaría incluso a pesar de todo, que sus palabras sacaran mucha más roncha... quizá, en la brillantez de una narración aún más perfecta desde la semántica.

Y bue... ¿qué hacer? La obsesión es lo mío... Sí.

Para mí este muchacho, representa una enorme ventana a través de la cual miro algunas conductas asomándose medio desperdiciadas, medio inalcanzable... me recuerda lo aleatorio en el comportamiento humano, lo pequeña se vuelve una mujer mientras admira a un hombre u otra mujer, talentosos de aquella fuerza interior... Nada de su envase me interesa tanto como su contenido, la mente imbricada, tantos voraces pensamientos que lo vuelven hacia un singular vómito narrativo que fragua como mecanismo terapéutico... A mi íntimo entender, hay una marca en la estela  arrastrada consigo... hermoso rumor de olas sacudiéndose detrás de él... El sonido que la emoción provoca en mi corazón, yace anclado en la parte de atrás de mi cerebro y sin embargo, a veces su discurso funciona como impulso en buscar entre mis propias líneas mentales; he ahí el arte de la motivación: que los intereses fluyan en uno...

Han sido días muy extraños, casi no puedo acordonarlos, me cuesta hallar precisión que recopile detalles, esos que revelan al cien cómo han sido estos días trascurridos desde que la vida de atrás, se acabó tal y como la conocía. Nadie me prohibió hablar de él, ni siquiera, él mismo. Nadie observó tampoco, dejara de acudir a bastones emocionales, siempre y cuando supiera cómo funcionan y cuánto tiempo es que puedes sostenerte en ellos. En verdad nada en este organismo se aferra a lo que su rondar, encierra. Pero una parte de mí se siente cómoda leyéndolo, aun con sus filosas partículas desprendiéndose de su relato, con todo y peculiaridad. Pero supongo que debe ser así por un buen tiempo más; algunas cosas están hechas para despedazarse... otras, para enseñarnos cómo es que un buen día dejamos de hacernos tanto daño.  Y cada postal que miro en el extremo de esos ángulos irregulares, van mostrando todo lo que no fui capaz de ver cuando me lo tiré sin saber que era lo peor que podría haber hecho: Lo que más iba a servirme en el transcurso del tiempo, no era su masculinidad atrofiada, sino el mito de la búsqueda eterna, la sensibilidad que hace que me conecte con desafíos anteriores y el deseo contagioso de no querer tirar la toalla a pesar de todo.

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