Vectores.

Alguna vez, alguna fecha de difícil precisión, la actividad favorita de mi organismo se orquestaba alrededor de un desayuno en bandeja, el goce de mi propia compañía y las caricaturas de Hanna Barbera en un loop de repeticiones que no me molestaba. Al contrario. Despierto este domingo sobresaltada, pues otra vez sueño extraño, sueño suspenso, sueño símbolos y caigo en la cuenta que los días se hacen agua y ya mi sentencia se encuentra cada vez más próxima... no hay deseo de sentarme frente al televisor, no hay similitud de épocas, no hay un.solo factor de novedad que venza mi añoranza por esa escena idílica flotando en mi memoria.

Miro a través de la ventana, atropellada por un Corporativo grosero justo enfrente que, por las noches, se comporta como un sol de verano abrasivo que no da tregua... por ello decidí mantener el blackout desenrrollado 24/7. Ya no debo ocuparme de qué hora es, salvo de lunes a viernes. Ahora que los recuerdos deambulando detectan que es domingo sólo por lo que no está o no soy capaz de ver, también pienso en el envase que me convertí; abollado y cuya etiqueta comunica permanentemente, hace cuánto tiempo su contenido venció. Y está bien sea de éste modo y no otro. Sentirse y ser miserables no es lo mismo; separarlo en nuestra conciencia, tal vez una necesidad perentoria. No importa qué trazo de tiempo necesitemos oscurecernos la existencia sino saber que no será así, para siempre. Son solo momentos, etapas, episodios sucediéndose de diferentes tonalidades, no hay que excluirlos ni dejarse vencer por ellos, más bien tolerarlos, administrarlos con la necesaria objetividad, entender que la vida necesita incorporar estos matices y que no se es menos persona por vivir nublado, por volverte gris.

Mientras miro mi café que aún se mueve por acción de la cuchara, pienso en otros vectores que impulsan otros procesos, cómo fue que llegué hasta aquí conformándome con la cercanía de un hombre cuyo cuerpo no puedo consumir y que sin embargo su latencia opera cono estímulo mediocre que agita mi polea de lunes a viernes; en qué momento pasó que dejé de entretenerme con las cosas cotidianas, ¿Pasó al darme cuenta que hacerse sola es un enorme costo emocional y que por lo tanto darse cuenta que los otros solo te dan el tiempo que les sobra es realmente el golpe más duro?

El elefante luminoso que yace detrás de la cortina que nunca elevo, es igual de poderoso que el.que habita en mi corazón. A ninguno de los dos puedo removerlos, no se trata de no querer, solo se trata de cosas que ocurren, fortalezas que se van, características de la vida que sobrevienen, tiempos que no podemos reeditar.

Mi verdadero aliado es el mítico silencio bajo una observada respiración.
Inhala/exhala
Inhala/exhala
Inhala/exhala
Inhala/exhala

Vamos, es tan solo un momento Ángela...

Comentarios