Tiempo de revelaciones.

Recién a los cuarenta y tantos me puse a pensar en los 20 años que se asoman por delante, esos que nos aprontan hacia una soledad definitiva... Y pensé que no tengo registro mental de una locación permanente para mis restos humanos; nunca me puse en situación de comprender aquel único plazo cierto pero de oportunidad indeterminado. Otra cosa fue haber vivido casi siempre en el filo de la «acción» morir. Que es algo super diferente.

Y ahora que lo pienso bajo cierto halo de prolija concentración, se me ocurre que al igual que muchos otros escritores, no tengo lecho de aquellos entre mis postales, pues necesitaría depositarme en distintos páramos y valles, en ríos y copas de árboles; uno o que otro sendero tal vez —quién sabe— .... en tantos lugares que nunca vi y sin embargo, recree misterioso en algunos relatos que todavía resuenan en mi memoria (Brigthon, sin ir más lejos en El Mundo de las cosas aparte). Pienso, media apenas unas dos décadas para ser tratada como anciana (si es que ya, no es así un poco...) y ante esa mirada lapidaria del futuro cercano siento una inquietud poderosa cual estímulo aparecido, de pronto y para bien.

Puede que estén circulando varias ideas dentro, claro que si. Y puede que tenga directa relación con el hecho que durante mucho tiempo estuviera dormida, aturdida y anulada, tal y como suele darse si has  abominado la propia existencia, (la generalidad de las veces un poco víctima de sí misma, un poco mala gestora de decisiones que pueden ayudarte a disminuir loa tiempos de aflicción). La primera, versa sobre una revelación que cambió casi todo, al menos desde el punto de vista de los efectos o consecuencias. Otra, de peso relativo, asociada al pensamiento y su dirección, las oscilaciones de su contenido, ya para erradicarlo desde tal como está, hasta entender por qué se adoptan ciertos dogmas... con la consecuente reflexión que la histeria nos devora en vida; otra, una cuestión relacionada con los personajes ancla o el endiosamiento zesgado.... y la más importante: las muchas vidas dentro de una macrovida...

Entonces, me angustié en parte. ¿Qué tanto más podrías explorar en 20 años adicionales sin antes —y necesariamente— ocupar una buena tajada de aquellos en regenerar los tejidos dañados. Pero pensar que podemos el más allá sin el proceso de reconstitución, sencillamente, no se puede (aunque exista muuuucha gente que hace trampas intentando soslayarlo). Esto al final es harina de otro costal...

De muy joven tuve la fantasía de que, algún día conseguiría trazar una suerte de mapa global, es decir, uno que me permitiese conectar el máximo de hitos que realmente pudiera de manera más objetiva, explicar la vida. Y por primera vez, me siento en un punto más cercano, que se puede identificar... y en ese sentido, descubrir este grado de conexión, me alerta sobre el propio procedimiento, la mínima intervención, el porcentaje meneno meno menos cero coma infinito en la alteración de cualquier evento... hagas lo que hagas, pareciera ser que en conducciones existe un hilo más poderoso capaz de prescindir de toda intervención no cósmica. Y esto está a punto de manifestarse de manera incuestionable.

Comentarios