DESA-FIARSE

DESA-FIARSE.

Mucho del relato de este muchacho excepcional, compitió con el de Javier; mi lectura recurrente y salvadora. Desde el momento uno, Max escribió limpio, correcto, dentro de los márgenes... era imposible dejar de recorrer la lectura sin ánimo, el interés provenía del enganche final, esa forma sutil de pasar la bandeja o recogerla, haciendo que los párrafos se transformasen en una conversación virtual remota, interesante e intrigante. De aquellas que siempre conducen al más. A desear el curso de las cosas.

En el caso de Javier, aprendí a través de su relato que al final, el amor es lo único que verdaderamente importa; el amor a la madre, el amor a la naturaleza interior y a la que nos engloba, el amor al desafío (fiarse). ¿Lo ven? DESA-FIARSE: Dejar de ser fiado, o apegado...

En su hilación apasionada, empecé a recordar un montón de situaciones anteriores cargadas de similitudes, un poco de él me recordaba cómo había sido hace muchos años hacia atrás... temeraria, arrojada, voluntariosa y frenética; es solo que no había comprendido que dejar de serlo no era necesariamente desapasionamiento. Yo creo que solo se trató de mi intento por alejarme de las emociones violentas que me mantuvieron como en un estado de cólera constante. Había forzado mi mente a girar, a comprender otras dimensiones y lo hacia por haber sido rechazada una y otra vez, contaminada con tantas posturas e ideas que no eran las mías, y atorada por sentirme en guerra conmigo misma, sin entender qué necesitaba para encontrarme. Quizá por eso era duro leerlo a veces, porque mucho de lo puesto en esos relatos, choca, me estrello con  cuestiones que necesito resolver. Las que no puedo continuar esquivando.

Por eso Max me tranquilizaba; no se sentía como hombre que estuviese en pugna con algo o con alguien, al contrario: él me permitía conciliar el sueño, pacíficamente pues llegué a confiar aún siendo un desconocido. Fue terapéutico entender que hay personas en paz consigo mismas, personas que pueden estar solas con ellas mismas y no sentirse amenazados o inquietos. Entonces y solo desde ese lugar, ver que un otro puede ser aporte, compañía, suma... pero si no lo es, no sirve y por lo tanto, se obvia o se pasa de largo. Se corta. No hecho ni dicho como algo terrible sino con la sensatez de quien se conoce y está depurado en cuanto a su obrar, sentir y querer. Alguien más sólido desde diferentes ángulos...

Ayer, mientras Manuela y yo cenábamos en el Majestic (Hay que despedirse de lugares que fueron emblemáticos adportas del cierre), tuve una visión preciosa: quietud, conciencia de haber hecho todo mal y sin embargo, con un propósito mayor. La conversación fluyó en dirección inevitable de Carlos, su expareja y amigo de la vida. Y mi amiga, tan emocionalmente seca, dába cátedra sobre el perdón, los tiempos, los ciclos de cada persona, y sobre todo sobre lo que está condenado a desaparecer y ante lo que no puedes intervenir. En ese momento entendí que el acceso a ciertas personas ya tu a ellas o ellas respecto de ti, puede que sea solo instrumental, que adevengan a traerte mensajes entrelíneas y que tu deber frente a esos sucesos sea ser humilde y agradecida, sea ser lo más digna posible, dejar de creer que las cosas pueden revesarse pues eso no ocurrirán. Dejar de invocarlo para que pueda cada uno avanzar. Cerrar los ciclos. Concluir y agradecer.

Pienso rauda cómo han sido estos años; el cáncer, la dureza de los cambios, las pérdidas irremediables que no se superan tan pronto como a veces quisiéramos, el infortunio, la mala cabeza... Pero también enfrento con iluminación el proceso de aprendizaje, la lealtad de mis dos únicas amigas y mis tres amigos; la cordura que poco a poco comienza a reestablecerse, todas y cada una de las posibilidades que se abren desde el instante que comprendí que mucho del desastre, estaba en mi cabeza y no en el obrar ajeno. Max trajo la luz a mi interior, porque las personas determinadas hacen eso: entran, alumbran, hacen la limpieza y luego se van. Nada es efectivo si un otro continúa haciéndolo por ti. No resulta...

Le decía a mi amiga que, al parecer, me había enamorado de un tipo de fenómeno, de una circunstancia en particular, de la forma en cómo se procede respecto de ella... si bien es cierto los artífices de éstas son relevantes, lo vital es el contenido del legado. Lo que pasó, fue que me cansé de estar averiada y que para poder sostener lo bueno que la vida pueda ofrecerte, no puedes ir por ahí defectuosa o desperfecta, hay que estar a la altura. Y yo quiero estarlo. Quiero merecer. Ser merecedora.

Hoy, pasarán muchas cosas importantes. Lo presiento. Y éstas, allanarán un camino importante que siempre desestimé; no solo hay que exhibir coraje y aplomo, hay que realmente ser en esas virtudes.

De eso se trata.a
Ser valiente para merecer.
Dar en la talla.
Jugársela por una primero.
Todo lo demás, llegará sin buscarlo en tinder.

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