El hermitaño cósmico.

Ayer por la tarde, Ilse (una de mis más complejas roomies) soltó repentinamente entremedio de una charla de tres personas... "Estoy leyendo un libro sobre el amor, un libro sobre todo lo que no es el amor........ y lo que más llamó mi atención, es todo lo que yo pensaba que sí era y que en rigor, tal vez, no lo es. Sino, todo lo contrario." Y entonces, algo me pasó, no lo supe en automático, pero luego, sí. Esta es la historia de una revelación...

Eduardo, me ha enviado un mini video sobrevolando la Cordillera de Los Andes. La elocuencia de esas tomas debiesen bastar para graficar todo lo que a veces pasamos de largo, encaprichados y testarudos en abrazarnos a odiosos patrones retrógrados y que ya no funcionan más, pues la rigidez mental casi siempre sobra al internarte en el amor; lo único que en verdadero entendimiento le es incomprensible del todo al hombre. Y yo, yo estoy muy por debajo de de las palabras que asoman en.el papel, que son bonitas y hasta a veces funcionan en el deseo, porque creo no haber sido capaz hasta ahora, de entender el conjunto desde lo que es el necesitar más que añorar o especular.

"El amor no es completarse o llenarse de lo que el otro nos ofrece en simulitud, tal y como si observásemos al centro de un espejo, o el suplemento de la belleza que parece relucir en ellos, tanto que atrae como para envidiarlo." —Nos contaba Ilse sobre el libro que ya en el medievo, aprontaba un texto tan vigente a la fecha, tan pertinente. Y yo, me fui inmediatamente a la plática de la Cafetería Gelato, con un café ya helado y un par de galletas en la solera del plato, abandonadas porque ambos padecemos la misma intolerancia al gluten; acudí mental a dicho lugar, pues esa tarde/noche porque mientras narraba algunas cosas o anécdotas, él traía a colación con lucidez lo que tales circunstancias le significaban o representaban en su vida. No fue la forma en cómo lo dijo sino el contenido; fue importante porque no se pareció a otras charlas, porque eran planteamientos claros, porque provenían de un extraño al que nunca vi antes y quien no sabía nada de mi y sin embargo, aparecía como un otro que hubiera escaneado mi existencia. El impacto de esa conversación reside en el descubrimiento de un otro definido y depurado, no en mi anhelo de ser así o de alcanzar esa lucidez.

Desde la salida de aquel local en la calle moneda, el trayecto por Paseo Estado, subir por Huérfanos hacia Santa Lucía sin prisa, bajando la revolución como si tuviésemos todo el tiempo del mundo, son escenas de un rodaje que retendré en un ángulo perfecto durante mucho tiempo. Es verdad. Pero va más allá, mucho más allá, pues sentados en el sofá de mi edificio y al preguntarle su nombre completo, no pestañeo un solo segundo en decirlo e incluso ahondar en los orígenes de sus apellidos. Bendita honestidad aún presente en ciertas personas.

"El amor verídico no es una solución a un.panal lleno de carencias encapsuladas... ". —Remataba con reflexión mi compañera. Y es cierto.

Busqué a este hermitaño en las redes y entonces comprendí que mi enanismo mental, no pasa por ser chilena y ser achatada hija de la dictadura (llena de miedos e incertidumbres, agobiada al administrar libertad), y hallé un relato sobre economía redactado por él que data del 2012... y ya en ese tiempo su claridad estaba presente; escribe bonito, escribe eficiente, escribe realidad, escribe lo que entiende y le es natural. Y eso me gustó aún más. Pero, esta vez dicho pero funciona mejor; no soy la misma de antes: Necesito más para derrochar por la borda lo que he construído, o lo que es igual, ya no puedo ser la mujer voraz de antes que ve en cada curcunstancia el fin romántico de film que lleva enquistado en la cabeza. Y ésto es aun mucho mas amoroso, pero conmigo misma.

Catalina preciosa me dice: "Ay Ángela, deberías dejar de pensar tan mal de la gente...". Y sí. Hoy he comenzado a dejar de hacerlo.

Muchas personas son limpias y sanas, aun cuando han sido golpeadas, azotadas y forzadas a creer que no merecen, o que no poseen valía... personas que a raíz de lo mismo se absorben en largos peocesos de edificación severa a fin de estar permanentemente acteditando (tándose), personas que incluso se pierden la pista y al tiempo comienzan a funcionar por inercia... conocer la perspectiva de realidad de alguien que ha trabajado tan duro por lo que quiere, me ratoniza, pero también me lleva hacia la admiración, no por envidia, anhelo o sentimientos egoístas sino porque es una dimensión de la vida pura, sin adornos, sin construcción de personajes que me ayuden a asimilar lo que no puedo alterar. Solo es. Y tiene a un hombre real de personaje.

Cuando deslicé someramente el tema del parecido con Max, en vez de molestarse me dijo algo sensato; aquello de que atraemos en determinada vibración y que no le asombraba, que hasta oodía entenderlo... Los virus no se han marchado del todo, pero sí Eduardo. Sigo pensando que las ilusiones son peligrosas (por aquello de que no tienen defectos...), pero he mutado, lo siento. Quizás el solo anhelo de un cambio en mi vida haya sido querido con tanta intensidad mental que de verdad se reprodujo millones de veces a través de muchas capas en distantes galaxias... Puede que Eduardo y yo realmente hayamos sincronizado (y activado engranajes dormidos, también... ¡Ja!) al haber pensado similares ideas sobre lo que necesitábamos: lo genuino y conectar con ello, simultáneamente y eso fue lo que nos reunió. Más, no sé, no tengo idea de nada, aunque sí comprendo (porque lo estoy experimentando), que estoy interesada, y no poco. Interesada en él, no en mi con él ni en él acogiendo mis elucubraciones... Estoy agradecida de tener este tiempo y pensarlo como un hombre real, con una pasada por mi vida, auténtica, como alguien que te da un regalo, un presente distinto y único: Lucidez.

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