Fugaz.

Me siento emborrachada, he funcionado en modalidad piloto automático suigeneris: no tan absorta, no tan mecánica. Puede que solo esté comparando las sensaciones de perdida de estabilidad o sujeción gravitacional... Me levanté como de costumbre, incluso antes de lo habitual, siempre mareada o... ¡Aturdida! De alguna manera recordaba en silencio todas las partes de la noche anterior, abrochando a mi memoria cada uno de los detalles de la noche regalada y de la forma que ciertos eventos impactan en nuestras rutinas. No dije una sola palabra, me dediqué a teabajar, estábas y no estábas, era una cosa curiosa, eran todas sensaciones distintas. Seguía atontada. Lo estoy, de hecho, mientras escribo medio ida, un poco en anteayer y un poco en otra parte del otro lado de la cordillera.

Me siento muy rara.
Mi cuerpo está aletargado,
Se siento como si llevase muchas horas sin dormir...
Como si mis tejidos hubiesen cambiado,
Como si el denier de la trama se hubiera expandido. Dentro de cada milimétrico espacio, hay otros componentes. Mi fibra ya no es más la de antes.

Y estoy en pausa.
Mi mente está en pausa.
Mi corazón ha disminuido en pulsaciones
Mi piel ya no es tirante.
Mis ojos, aunque cansados, siguen una luz tenue pero definida.
Como el sol diario en el lugar que habitas,
Como los rayos primeros y tímidos de la primavera.

Tú funcionas mediante el acopio de pequeñitas micro celditas que van tomando factores y elementos, yo meto todo en la liquiadora para alterar el sabor.
Yo hago de todo para que el sabor sea diferente.
Yo quiero un sabor distinto.
El sabor de tu boca que funde mi cabeza, en un recuerdo grato, tierno, fugaz.

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