Orgásmo...

Esta madrugada soñé contigo... Me vi en una habitación de paredes blancas, sin decoración, completamente desnudas de exceso. No te veía rn ella, pero sabía que era tu casa. Estoy echada en una cama ordenada, el plumón es oscuro pero no distingo un color específico, solo sé que el extremo blanco de mis piernas contrasta con el fondo. Me veo mirando hacia el techo, está ligeramente raído, ya no es del todo blanco y me pego en aquella visual... de pronto siento cómo tus labios van untando el interior de mi pantorrillas, cómo van subiendo, adelantando trayecto aunque no hay ninguna prisa en ello. Recojo mis piernas, y quedan flectadas, aún no he abierto los ojos porque siento como si fuese real; me digo en medio de ese sueño: Ángela, no te despiertes aún... ¿Cuántas veces recuerdas con tanta claridad tus sueños? Así que mantengo los ojos apretados, supongo que es para retener la percepción de efectos especiales causando estragos sobre la superficie de mi cuerpo. Mi piel erizada, revela con exactitud que nunca te mentí sobre ese punto; la espera de más de 8 meses ha valido la pena pues estamos ahí siendo parte de una escena vívida dentro de la fase rem. Al abrir mis ojos contemplo tu rostro sonriente y lascivo que pregunta sin decir palabra: ¿Sigo? Yo te respondo: ¡continúa! Me encanta seas otro muy distinto dentro de esta intimidad. Y entonces te sumerges entre mis muslos, como quien abraza un río después de mucho tiempo sin beber lo mínimo.

Te abalanzas sobre mi con un frenesí que es tan distinto, tan peculiar, que no es frenético ni lento sino preciso; en breve me encuentro gimiendo, jadeando, subiendo la voz y cambiando el calibre de mis palabras que, dentro de aquella escena, te encendía más. Podía verte, podía meterme entre tus ojos con una fuerza exquisita y observar toda tu excitación desbordando tus pupilas, tus ojos lanzaban llamas, y tu lengua lo atestiguaba volviéndose dura, jugosa y resbaladiza... me llevaste al climax y festejé un increíble orgasmo...

Sentí cómo el corazón hubiese salido de mi y en un giro, te voltee sin previo aviso. Busqué una posición precisa y acarié los espacios abultados, tensos y deseosos de explosión... me deslicé hasta tu sexo y tomé por asalto lo que consideré un premio; primero, deslicé mi lengua para saborear, reconociendo las dimensiones y la turgencia, luego abri mi boca como si fuese un guante que ajusta perfecto... succioné, succioné, succioné suave y toda esa parte de ti, chocaba contra mi paladar y mientras lo hacía, nunca dejé de observarte, primero suave y luego cambiando la intensidad. Lo que más recuerdo es tu voz pidiéndome que siguiera, que estabas caliente y que querías penetrarme hasta hacerme acabar de nuevo...

Fue muy real, tan real que al despertar mi cuerpo tenía evidentes señales de aquello... mi entrepierna húmeda, mi pecho agitado, mis ojos ligeramente mojados, la frente sudada... pero no estabas; nunca estás cuando despierto...

Comentarios