Soltar.

Max, conocí a una nueva persona. Es un sujeto amable dentro de lo que cabe y es verdad: No se parece en nada a ti. —Él mismo lo proclamó. Puede que haya sido por describirte como un tipo inteligente, sobrio, equilibrado y mesurado, alguien a quien de serguro nunca más me toparé en la vida, pero que existió y que dejó una huella importante que me llevó a la acción y al cambio. Y de alguna manera, sirve la distancia entre uno y otro.

Roberto sí es diferente; cualquiera lo sería respecto de ti pues nadie se te parece. Pero dentro de todo el descalabro me di cuenta de una cosa no menor: Aprendí a protegerme y por lo tanto, a entender que las ilusiones son sumamente peligrosas, pues no tienen defectos. Debo, sí o sí olvidarme de ti. Debo, necesariamente, quitarte de entre mis pensamientos para que ambos podamos seguir adelante.

Lo pensé largo tiempo, usé todas las fórmulas imaginables, terapias, dinámicas alternativas y un gran etc a la postre. Nada funcionó: el daño está hecho... yo siempre viviré secuestrada por esta paranoia y real o no, de las circunstancias que fundan y refundan mis miedos; la única forma de mitigarlo es tomando medidas drásticas como dejar al cien las redes sociales, usar un teléfono sin internet (a la antigua), en el fondo, desvincularme de todos los focos que históricamente han provocado estos forados mentales que no se rellenan con nada.

Todos los días me arrepentiré de ciertas cuestiones, pero nuestro arrepentimiento no invalida ni reversa los errores cometidos. Y debe ser por eso que afecta el doble. No es la primera vez que echo a perder algo que sienta importante tengo un profundo arraigo a este mecanismo de sabotaje, aparece, se va, reaparece de nuevo y así una oscilación permanente. No lo controlo. Presumo que estas cuestiones deben ser absurdas para ti, acostumbrado a un estatus quo ordenado, equilibrado y pacífico en donde cualquler desorden o desequilibrio no tiene cabida, y está bien, créeme si te digo que desde hace mucho aspiro a lo mismo. Pero, ¿Qué se hace con las ondas que te arrastran haciaás de lo mismo? ¿Solo son malditas coincidencias?

No he ido por la vida con una definición de maldad operativa, sí me he equivocado, y también he sido muy muy irresponsable. Pero también he sido todo lo otro, lo que se espera e incluso más. Ahora no pretendo más que cosas muy sencillas; aspiro al cartón, a cerrar ese ciclo, a jurar en la Corte y que alguien me guiñe un ojo mientras me encuentro en el Pleno; un abrazo apretado, una palabra de aliento, un «tú puedes» y quizás: «me haces falta». Circunstancias sanas, normales porque me cansé de vivir en la sombra creyendo que no merezco nada de eso.

La vida es realmente extraña, apenas dejas de creer en algo (que sí hay alguien para cada uno de nosotros), entonces aparece con toda su revelación y con su fuerza precisa para enseñarte todo lo que no viste antes.

Me siento agradecida de poder resetearme, aun no estoy en paz, pero voy encaminada, los precisos párrafos que compartimos me fueron de gran ayuda, sobre todo porque a pesar de todo y de que incluso, me detestes, creo que fueron reales. Y con eso me quedo.

Comentarios