Voluntad v/s Disposición.

Voluntad v/s Disposición.

Las otras veces en que me vi muy afectada por determinadas situaciones, tendía a aislarme, a colocarme inconscientemente en rol de víctima, a generar una especie  de campo magnético para blindar cualquier tipo de acercamiento, me aparecían los vicios de siempre como devorar lo que fuese que me colocasen por delante. Pero en el presente actué de una manera distinta; a las 06 15 de la madrugada, me había puesto buzo y zapatillas, y me fui a correr detrás de una carretera que está cerca del departamento. Lo único que sé es que tuve una sensación muy parecida a lo que mostró la película Foresta Gump… en un momento estaba perdida, sentada en mi cama como en estado de shock sin entender demasiado lo que había pasado, sin saber cómo procesar toda esa información y al instante siguiente, me hallaba corriendo, corriendo así muy fuerte, tanto que hasta yo misma desconocía de dónde provenía aquella velocidad. Corrí casi hasta la plaza Concha y Toro y en ningún momento miré hacia los costados, los semáforos o hacia atrás, no me detuve pero cuando lo hice, pensé que el corazón se me iba a salir. Pero no se salió. Sigue en el mismo lugar. Me regresé en taxi pues ya no daba tiempo de volver del mismo modo (nunca quedamos igual después de un esfuerzo así). Al llegar al depto., mis compañeras me asaltaron con preguntas. Yo sólo dije que estaba todo en orden. Una vez en la ducha, entendí que hay cosas sobre las cuales no tenemos ninguna clase de poder y aun desatando la furia, nada cambiará desde el punto en que quedó, el punto en que se te revela que no tienes poder sobre nada. Y sentí que ya no tenía peso, comprendí que cada vez que voy hacia esa pared, las cosas acaban de la misma manera y que mientras acuda a situaciones de similar naturaleza, los resultados continuarán siendo más o menos los mismos.
Las personas pueden obrar en la vida con toda su batería de opiniones, actitudes, emocionalidad… lo que sea. Pero… ¿Puede hacerlo como se le ocurra? Yo creo que esta es la pregunta que hay que hacerse. De la respuesta que uno se otorgue depende de cómo se sigue hacia adelante después de un golpe que nos marca. No juzgo que me digan NO, reprocho la manera en cómo es dicho, los tiempos que la gente se toma para verbalizarlo, las explicaciones rarísimas esgrimidas; nunca como ahora costó entenderse con las personas pues en honor a la individuación, ellas prefieren saltar la barda de lo que es sano permitirles. Permitirnos incluso a nosotros mismos. Creo que ese ha sido siempre mi problema, las personas con las que he elegido relacionarme, las cosas que por carencia me apresuro a resolver en ellas, las cualidades que les atribuyo (que a veces se vuelven relativas miradas con un centro de objetividad), los pensamientos que se ondulan dentro de mi cabeza cada vez que me figuro realidades alternativas a la que realmente, son…
Me enfermé de cáncer porque arrastré una larga historia teñida de mucha rabia y de seguir en esta senda arbitraria contra mí misma, es lo mismo que añorar su regreso, que consuma lo que costó tanto sanar. A través de la bio-decodificación he logrado avances que no logré de ninguna otra forma; entender que la rabia va formando bancos de sedimentos dentro de nosotros, lo que vuelve nuestro interior, duro, denso, falto de humanidad… y yo no quiero eso para mi vida. La razón espiritual de la intolerancia al gluten, versa sobre la rabia contenida, sobre lo que no somos capaces de tolerar, lo que se vuelve veneno porque el intestino, encargado de procesar las emociones, se encuentra enfermo, trabado, hesitado de todo lo que ha debido tragarse, sin posibilidad alguna de revertir, rechazar o manejar en modo adecuado. Por eso, cuando alguien con poco tino me aborda y hace apología sobre lo que cree y considera cierto -sin al menos tomarse el tiempo de conocerme y entender cómo se mueven mis emociones- mi ser intenta despojarse de aquello, le repulsa, no sabe dónde acomodarlo y debe defenderse sacándolo hacia afuera para que ese ácido, no destruya más tejidos de los que ya se encuentran dañados. Entonces, mientras no se aprenda a trabajar la emoción negativa, el intestino seguirá enfermo. Y yo, he aprendido en esta pasada que quiero curarme, definitivamente. No a medias, no para el papel o la declaración. Necesito hacerlo por mí.

Lo que enferma a mi intestino no es que a gente diga o haga cosas, es la manera que elige para hacerlo.
Porque el mundo ya está tan duro, tan contrariado, tan despersonalizado; tanta gente se queja de lo cruel que han sido con ellas y sin embargo, a la primera oportunidad, hace lo mismo, discriminan, hieren, son déspotas e injustos… e incluso más. Yo soy responsable de elegir a este tipo de personas y quien me diga la burrada de que energéticamente eso es lo que estoy atrayendo, entonces, no tiene idea de dónde está parado. Yo, quiero para mi vida que la gente deje de agredirse, deje de tratarse tan mal, pero para eso, necesito darme caridad, necesito ocuparme de mi sin muletas, necesito comenzar a entender que las relaciones humanas son complejas solo cuando se pierde el arte de comunicarnos con honestidad.

En la mitad de mi vida, elijo seguir hacia adelante siendo una mejor persona, no enojarme más que lo suficiente porque sigo teniendo un ego traicionero, elijo transitar toda las emociones, sean estas pasivas o no, escojo vivir la vida a concho, pues no hay otra, no hay segundas oportunidades… así que me elijo a mi, quitándome las vendas de los ojos que me han impedido admitir la impresionante cantidad de fe de erratas que deberé colocar a mi propia historia, pero quién no lo hace, quién no lo necesita.

Yo sólo sé que hacia el final del camino, quiero estar hinchada de amor, de haber recorrido la vida en todas sus aristas, haber dejado el miedo atrás, volverme una guerrera de verdad, no de cartón, dejar que entre en mi vida todo sus ser, toda su energía, para bien, para mal, para un más o menos, pero con la certidumbre de que se hizo TODO, para que cuando Dios me pregunte qué hice con los dones que me dio, pueda responderle: Los exprimí, los exprimí lo que más pude y por eso te doy las gracias. Porque me dejaste elegir. Porque me mostraste lo cómo las disposición se distancia de la voluntad.          
 

Comentarios