Adiós, Diogenes Emocional.




"Dicen que la práctica conduce a la perfección, en teoría cuanto más pienses como un cirujano, más cirujano serás; cuanto mejor se te de ser neutral, clínico; cortar, suturar, cerrar, más difícil será cambiar el chip, dejar de pensar como un cirujano y recordar lo que se siente cuando piensas como un ser humano. Suficiente es suficiente..."


(Grey's Anatomy/2da. Temporada).-


Encontrándome a unas cuantas horas de cumplir año, elegí este ritual de sacar fuera todo cuento esté demás. Lo que sobre, lo que ya no sirve más; acá Drexler deja de tener sentido o razón... algunas cosas no se transforman ni siquiera con toda la buena disposición o voluntad del mundo. Este es el caso.

Fue un año TREMENDO (y no es que el 2017, no lo fuese también), experimenté azotes que bien pudieron liquidarme, pasé lo indecible a nivel doméstico, fui traicionada y hasta violentada de muchas maneras (sigo pensando que el #NoLoDejesPasar del gobierno, aun le falta sustancia); tuve que ir hacia el fondo de mi corazón (y sí, volví a P.J.Harvey al menos un par de veces...) y entender que mucho, así mucho de lo que aún reclutaba en él, no servía para nada. Liberar, desestibar o morir. Esto es lo que logras después de haberte ido una temporada al infierno. Esto es lo que pasa si regresas viva de allá.  

Pasó que, entre alboroto y alborto, crecí. Y no poco.

Con esto de entender el proceso quirúrgico en profundidad (residir una temporada en el infierno tiene su costo en quemaduras de envergadura)tuve que hacerme responsable de varias cuestiones para lograr sobreponerme a la adversidad impuesta como consecuencia de  convalecer. Para mi sorpresa, cada día que pasa, se vuelve más administrable (eso sugiere que la idea de práctica tan calculada por lo más exigentes cirujanos, sirve), o lo que es similar, llevadero. Caigo en la cuenta que en la adultez casi todo versa sobre procesos de aprendizaje y de la manera peculiar que en soledad decides extraer "cuestiones elementales" sólo importantes para ti. 

Mientras más avanzo hacia el lugar que nadie conoce y que sin embargo, todos anhelamos, también voy consolidando aquella idea de concentrarme en pensar como "x", es decir, centrarme tal y como lo haría el cirujano que mientras más se figura que lo es, más asienta su idea de tal, afianzando su confianza personal de que acabará realmente, convirtiéndose en uno esplendido; "CORTAR, SUTURAR, CERRAR". Ésta es la consigna. 

Y estando en el infierno,tuve la chance de conocer algunos avezados cirujanos; siendo precisa: 4. Creo que por eso me hace tanto sentido que el único inconveniente de convertirse en uno, es que se deja de pensar como humano. Aunque no tengo testimonio de cómo fue que el chip se les dañó e iniciaron sus propios procesos de práctica intensa que la actualidad, les impide recordar cómo es pensar de humano, tengo algunas teorías al respecto. Claro que no todo está permitido decir. Menos en esta parte en que descubro que somos esclavos de nuestras palabras y prisioneros de nuestros pensamientos...

Pero les hablaré al menos de un par.

En uno de los casos, pesa el temperamento más que cualquiera otra circunstancia. Eso es un hecho. Se trata de un cirujano brillante, quien a propósito de sus propias heridas se volvió transpersonal y por lo tanto, esbozó un tratamiento basado en patadas y combos: ¡Un Master! ¡Ja! Dentro de la dinámica que despliega, se le ha ocurrido que el látigo funciona mejor si no discrimina, es decir, no trepida en buscar pacientes experimentales dispuestos a probar su "método", en honor a la honestidad del progreso. ¡Un As! el muy desgraciado. 

El otro. Mmm, todavía representa ciertos misterios para mí, aunque ciertamente, ya no tan abordables como pensaba. Se trata de un perfil de médicos connotados, de esos que gustan colgar honores sobre las paredes más visibles de su fortaleza, y quienes son los más dados a perder de vista el proceso, ocupados con desmedida del resultado, la meta, el propósito, verse realizados como dominio irracional de una tierra destinada a tapar la boca de quienes les han mancillado el honor, la fe, las creencias, el simple derecho de progresarse, como todo el mundo...  

Aquél, rápido dejó de ser un misterio; este otro, todo lo contrario. De seguro, informada del grado de similitudes, preferencias y hasta malditas coincidencias que acaban echándolo todo a perder tratándose de ampliar grados de comprensión esperables respecto de nuestro prójimo y todo su avatar de incongruencias... No todo se ha desperdiciado; también recuerdo la faena del poeta Lira, y su basto territorio de cinismo recauchado para el bronce. Comprensible se hace, entonces, que ciertas personas desistan con uno, pese a pregonar sus atributos de magnos profes, ilustres decoradores del protocolo estándar. No son más que vidrio molido con el que uno se atraganta. 

El cirujano que reside en Europa, es un seco. De eso no tuve dudas. El problema es que no podría entender la frase: "suficiente, es suficiente", ni aunque se la explicase latamente. Pero no por mal alumno, solo porque no quiere, único y exclusivo porque no le interesa darse cuenta de que hasta la gente brillante se convierte en saco roto. El que "vive" en la región metropolitana, decidió mutar hacia el prototipo "curandero", aunque ciertamente, sólo sea una challa, una pantalla casi ridícula sobre lo que eso significa... antes de pretender que se posee don en ello, hay que estar claros que podemos rajarnos del dolor que no hemos logrado erradicar y que la manera de ir como toros descarriados por la avenida, no es más que una expresión de la ira que nos corroe al no tener la más puta idea de cómo se soluciona ese síndrome. A veces, soltar sólo implica esa simple acción: ¡SOLTAR! Lo que sea que deba dejarse ir; la pena, un amor no correspondido, una adicción, una arraigada creencia, una emoción descontrolada... lo que sea.        

Como sea, ambos expertos olvidaron colocarse en los zapatos de simples humanos, hacer el simple ejercicio de recordar los tiempos en que fueron meros corderos, cuando no sabían nada, cuando la práctica era una idea presente y reformable, pero que no como fenómeno explicativo de sus progreso, aun con todo el costo que ello implica. Deshumanizar al ser, no es automático, no creo que sea una decisión que se adopta así, de buenas a primeras como un flash que nos alumbra de repente; pienso que cada golpe emite un mensaje que viaja a la corteza cerebral enviando determinados códigos solo perceptibles por este complejo entramados de conexiones. Ahí donde toda la emocionalidad estalla a mil, y sólo una pequeña amígdala la comanda y decide cómo es que se ha de comportar... 

Me trae todo esto a la memoria, cierta Columna escrita hace un kilo de tiempo. En ella contaba con un énfasis que hoy me cierra en exceso, absurdo, que cuando se sufre por la razón que sea, lo mejor sería que nos extirpasen los recuerdos. Yo quería ser como Jim Carey en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos... quería vagar vacía por la carretera, no echarle ningún vistazo a ninguna escena mental, a ninguna postal, a nada que asomase a tintes románticos pues para mi, todo eso no servía de nada. Y en ese tiempo no lo sabía, pero estaba condenada a convertirme en cirujana.

El problema con los buenos cirujanos (y pa' muestra un botón: el siniestro Benjamin de Pacto De Sangre; #ElRojo) es que alguna parte de la trayectoria, su concepto de suficiente se vuelve una bandera de lucha, tal y como su operara como grito de guerra medio cavernícola. Esta es mi resistencia, esta es mi venganza contra la fragilidad de la cual nunca más deseo ser víctima o presa. Ser lábil se ha retirado del vocabulario médico. Es decir, se trasladaron a vivir permanente a la sala de operaciones, pues es mucho más fácil dedicarse al aseo quirúrgico de por vida, lo aprendieron bien, lo han repetido hasta el cansancio, ya no asumen riesgos. Puede ser que por esto sea calificada de porra... todavía no cambio el chip, todavía continúo experimentando emociones tan humanas. Todavía consigo identificar que se siente dentro del pellejo de un ser humano y como tal, me niego a quedarme dentro de un salón que solo huele a formón, a anestésicos locales, a cloroformo que anula el pensamiento. En esa dirección, aun elijo ser paciente y no doctor. 

Parte del crecimiento de este año fue entender que por más deseo que haya en mi de volverme una paciente insubordinada que se cree con derecho a decirle a su cirujano que la está cagando y feo, ofrece una salida diferente: Hacerse cargo de cada palabra, no defenderla ni hundirla en el corazón del otro. Las frases ya fueron dichas en formato de cuchillas, expresadas dentro de una elipse de enojo mal procesado, sin exorcizar. Y en un cirujano habiloso a ultranza, la disculpa no sirve de nada. 

Pero a mi favor, diré que estos personajes me ayudaron a visualizar que no tengo el más mínimo interés en volverme saco roto; algunos límites son extremadamente borrosos y sutiles y a mi me costó años comprender y/o separar el deseo de la necesidad, aprender a vivir sin expectativas, comprender todas las salidas de emergencia secretas que se otorgan al ser humano, antes de que decida avecindarse para siempre en la sala de operaciones, ya como excéntrico y avezado cirujano, ya como paciente entregado a su suerte perra, que se experimente sobre su cuerpo hasta no quedar vestigio sobre su humanidad, de su rebelión o lo que es igual, de su ánimo de supervivencia.  

La expertice no va a salvarte de alguna vez necesitar de resucitación, apenas entiendas cuánto tiempo llevas viviendo anestesiado.    




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