COLUMNA: Por fin es viernes.HOY: «Cambiar De Piel».-D.D.OLMEDO.Viernes 01/02/2019.-



COLUMNA: Por fin es viernes.
HOY: «Cambiar De Piel».-
D.D.OLMEDO.
Viernes 01/02/2019.-
Vi un video. Puede que existan muuuchos videos similares en naturaleza (motivacionales), pero éste en particular se sintió natural y oportuno. El contenido que resume las imagenes de seguro es archi—conocido, recurso típico usado para «envalentonar» a mujeres de cualquier parte del mundo. Sin embargo a mi y en lo circunstancial, ese video me tocó profundamente...
Puede que el natural cuidado y saludable aspecto de la mujer fuese primordial; aunque su mensaje ha sido tratado hasta el hartazgo, e incluso yo misma lo haya conversado con gente de suma cercanía, poniéndole bajo el alero de mi lápiz cientos de veces (no exagero). Mas, presumo casi hasta la aseveración que llegó en la oportunidad precisa, justo cuando la espina adentro se estaba movilizando y «alguien» inesperado me habló del malandro personaje imaginario que suele taladrarnos el cerebro para que caigamos en sus engaños. Justo ahí. Y debo añadir a ello que, bastante agua pasó bajo el puente... la suficiente para que la represa se desbordara y desde ese punto, apareciera la necesidad de hacerme cargo del desborde en su conjunto.
La chica del video plantea que tal vez, su forma de enfrentar el dasafío del día a día quizá eatuvo mal aspectado por demasiado tiempo, ya por su rutina nocturna que tendía al caos, ya por la ingesta de alimentos específicos, ya por la fuerza negativa de ciertos procederes mentales que contribuían al desorden y al desajuste, bloqueando la aparición de visiones más lúcidas o acertadas. Es bien sabido que el éxito es un imán, fuente de atractivos poderosos, casi afrodisiaco... pero en el fondo, lo que realmente se anehela es entender qué fuerza lo provoca o qué se hizo para cosecharlo, más allá de logros específicos, fórmulas o secretos manoseados que no sirven a todos. Y al menos a mi su manera de replantearse ante los hechos y las cosas me hizo click.
Lo más seguro es que mi reacción no sea consecuencia de un conjunto de imagenes bien editadas sino de una gran montaña de suscesos desencadenándose a través de un curso de tiempo. Es decir, las palabras fueron acumulándose, las ideas, agolpándose por ahí entremedio de la sinapsis de modo tal que al unir las neuronas, el alimento vivencial se volvió explosivo... como un gran rompecabezas cronolólogico al que siempre faltaron piezas y cuyo armado fue forzado a la mala tantas veces.
¿Cuántas personas se plantean seriamente, ser la mejor versión de sí mismos?
¿Cuánta realmente?
Y en esta dirección: ¿Para qué?
Me hizo sentido que un desconocido me dijiera «Bienvenida», en el sentido de coincidir conmigo que ya está bueno de seguir un dictámen algoritmico de comportamiento, sujeción en la que se nos condena a ser lo que se quiere que seamos bajo todo tipo de engaños y artilugios, somatizando el entorno como una tiranía cada vez más dura y detestable... Me hizo sentido, además, que Claudia pudiese hablar desde su ser, desde el anhelo de abandonar todo patrón carente de creatividad, crecer, darse tiempo, amar, ser como te nazca ser sin miedo ni limitaciones concentrándose solo en el ahora... Me hace full sentido que mi gran amiga Manuela, deje todo de lado para cuidar a su madre, a pesar de siempre haberse mostrado como alguien renuente a los afectos, a entregarse, a permitirse que te hieran en el intento gigantezco de ponerse de acuerdo...
Me hace sentido estar a punto de transformarme en otra persona, alguien con más sustancia, alguien con un peso diferente, una mujer que comprende de repente que antes de pedir amor o de buscarlo en todas partes, debe encontrar un camino para amarse mejor, para amarse bien y no a medias.
Y debe ser por eso que todo me causa un gran sentido: para amarnos bien, hay que ser la mejor versión de nosotros mismos. Nada más y nada menos. Sin miedo a que la gente se vaya pues la persona que debe quedarse somos nosotros mismos, enfrentando los miedos diarios, los rumores de peligro, sortenado obstáculos, cuidándonos de una manera genuina y responsable, entendiendo que los terrores son todos mentales y que la gran limitación para alcanzar plenitud, es uno mismo.

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