Lección de Amor.D.D.Olmedo.



Lección de Amor.
D.D.Olmedo.
Le dije que me recordaba a otra persona. Y si lo pienso mirando hacia ese lugar, entonces debo decir que si; en ese entonces lo parecía...
La víspera del 14 de febrero pasado (2018), y sin ninguna clase de romanticismo, me adentré a un motel en la histórica Av. Manuel Rodríguez. Intento recordar ahora cómo se sintió ser un autómata, ceder ante todas las cuestiones que solía criticar para arrojarme a la enjenación del cuerpo, solo porque algo poco claro dentro de mi, necesitaba revolucionarse hasta el caos anterior a la destrucción... Alguna parte de mi cabeza, días antes sugirió haberse ganado la lotería; quién en su sano juicio iba a involucrarse con alguien como yo? —Me repetía con más censura que de costumbre.
Pero eso muchacho de mirada desconectada y de perfecto envase arrollador, apareció de la nada con su juego astuto de palabras acertadas, con su capricho de ensestar solo porque podía hacerlo. Claro, estas cosas yo no las procesé ni tampoco él me embaucó. Digamos que solo fue de esas cruzadas del destino en donde te asestan golpes de gracia. Y Javier Strahalm venía con esa misión. Y le hizo honor a su cometido.
Pero yo, yo no tenía idea de quién era él, eso vine a descubrirlo mucho tiempo después, tras reaccionar y comprender a mis cuarenta y tantos la abismante diferencia entre lo que yo recordaba como «hacer el amor» y simplemente «coger», «follar» «tirar» o «quliar». Intento entender qué pasó desde aceptar ir y despedirse luego, a las pocas horas en la alameda, y solo retengo un par de acontecimientos: la sensación de despojo, la sensación de orfandad...
Con un gran grado de objetividad, no me gustaba ese muchacho enajenado, más me gustaba la creencia y el acertijo de creerlo interesado en mi y que me recordase tanto mi pasado de mina invencible. Pero como nadie sabe realmente para quién está trabajando, entonces debo saldar aquel episodio agradeciéndole todas las heridas que abrió, pues gracias a su irrupción pude volver a escribir, a encontrarme... A un año de todo eso, mi interés y vista apuntan a mi barriga y a las semillas que no comprendes, a lo que jamás se entiende porque nunca se está preparado para nada.
Un año deapués, contemplo una vida completamente distinta desde todos los ángulos posibles, extrañando al amor profundo como motor y entendiendo su extinción como principio activo de una búsqueda apartada de aplicaciones... hay amores que provienen de otras aristas, de otras fórmulas aunque nada haya ocurrido como lo imaginaste... conocí fugazmente a un sujeto peculiar en el que quizás, bajo ciertas circunstancias, nunca lo hubiese mirado. No fue lo que dijo y tal vez, tampoco la manera de hacerlo... tiendo a creer que solo fue el cuerpo cuando no obedece rutina, cuando se entrega sin prejuicios simplemente porque se resuelve a hacerlo......... y ayudada por la inhibición que te brinda la marihuana, solo se encontró con lo que esperaba: disposición.
Es muy extraño no hallar palabras justas cuando se recuerda tan bien lo que pasó, y es raro porque el cuerpo aun me vibra al rememorarlo en mi cabeza, sentir el semen ingresando, escurriendo y el frenesí imprimiendo una sutil paradoja a estos años de mi vida. Supe que había sido diferente cuando lo escuché decir mi nombre en medio de su orgásmo... lo entendí por su manera de abrazarme, de acariciar mi cuerpo cuando el éxtasis de la calentura había bajado su umbral. Y no era que estuviésemos enamorados, yo hablo de la enunciación de una titularidad distinta y que por fin acusaba recepción de un diálogo previo en donde expuse qué pensaba del sexo y cómo lo entendía... y qué esperaba de eso... Hernán, yo solo anhelo conectar... —Le dije. Y al fin, tras un largo año de espera, sucedió.
Comparo ambas situaciones y con un profundo sentido de propiedad, me perdono por haber ido desalmada hasta un motel sin comprender que no quería hacerlo, con todas las consecuencias que ello implica. Miro mi escenario actual y siento un infinito amor/gratitud por todo lo que he dejado atrás para ver lo que contemplo hoy: no hay más grande amor que el que se descubre debajo de los escombros, al entender que te has recuperado, que no eres ya más la misma aceptando migajas de gente herida y maltrecha, sino que posee la claridad de que ese amor proviene desde el centro de uno mismo y no desde afuera, en la caridad o en la oportunidad del frenesí corporal.
Hay tantas formas de querer, de amar, de estimar, pero una sola de cuidar de nosotros mismos, no para evitar que nos lastimen (eso es imposible) sino para crecer, para ampliar los espectros de vista, no para buscar sino para observar y así contemplar con lucidez lo que la vida te quiera enseñar/mostrar.
Hoy, 14 de febrero de 2019, no puedo decirle a Hernán Andrés cuánto lo aprecio, pues nuestros caminos se separaron, pero si puedo cerrar los ojos y desear que sienta mi afecto, decirle a través del tiempo y del espacio que cada impás de la vida es una oportunidad para ver más allá, que ciertos episodios a veces nos colocan de cabeza, es cierto, pero lo peor que podemos hacer es creer que todo es un definitivo mural oscuro que nos tortura. Tiendo a creer que la adversidad (minúscula, mediana o grande) viene a obligarnos a entender otras cosas, a colocar nuestros hechos/acciones en perspectiva. En lo personal, a mi me abrió la mente para ir detrás de un ciclo repetitivo, tener que CORREGIRLO, cambiarlo... mejorar, hacerme cargo.
Podemos elegir vivir como víctimas y desaparecer argumentando que no estamos para eso, o podemos visualizar que la gente siempre hará cosas y desplegará sus acciones y somos nosotros quienes decidiremos qué hacer con toda esa info. Yo ya hice mi elección, pues una parte de ti siempre estará en mi y que se refiere a cómo enfrento la bonanza y lo que debo aprender de la gratitud.
En todo lo demás, tú me has sanado.
Si me quedara con un par de textos mal interpretados, entonces, seguiría siendo la mujer frívola que no pudo ver el sufrimiento de un muchacho hace un año atrás, tanto como para haberle ofrecido mi amistad y no una barata circunstancia de una sola oportunidad... He elegido cambiar, crecer, hacerme cargo de mis actos, sola o acompañada, entendiendo que el amor verdadero está en los actos, en la humanidad de tu empatía, de los brazos que te apañan, del bolsillo que se limita por otro y todo eso, jamás lo olvidaré.
Te quiero Hernán, sigo pensando que eres especial. Sigo creyendo que somos amigos.

Comentarios