COLUMNA: Por fin es viernes. HOY: #wenosecuanto... D.D.Olmedo. 05/04/19




#wenosecuanro...
Hace exactamente, 24 años atrás, Marita Quiñelén me expuso un baticinio que me mantuvo «cachua» harto trayecto. En sus propias palabras, a cierta edad adulta iba a tener que decidir algo importante: el gran amor de la vida estaba extra muro o lo que es similar, lejos de Chile. Y claro, siendo yo una cría imberbe (aunque lejos de una millennial), solía impresionarme casi con TODO, volviéndose una predicción importante, reteniéndome demasiado tiempo en faenas de check list, solo para asentar el mito.
Y lo cierto es que, si lo pensaba bien en frío por esos años, una se instalaba a analizar la imposibilidad que eso realmente ocurriera (solo por factibilidad y/o probabilidades); y es que Chile de ese entonces se hallaba harto lejos de ser «globalizado» y durante bastante, vivimos en una burbuja que no solía tentar a extranjeros. Menos para quedarse en este último rincón del mundo.
Con el tiempo lo fui esclareciendo y aun con mi lista de «personajes» afuerinos a mi haber, no hubo nada sustancial que me retuviese demasiado tiempo (... tal vez, solo un caso). Hasta ayer, con un pequeño regalo del universo.
Cuando dejas de pensar en el amor como algo simbiótico, añades algo de paciencia, quitas de la ecuación al miedo, y te dedicas a observar en mood consciente, sucede que la película comienza a desplazarse por la «pantalla grande» en cámara lenta... tu propio #stopmotion se desvanece y surge la verdadera dirección de arte en tu vida. Y entonces como por arte de magia visualizas que quizás el amor del cual se te habló a temprana edad, no estaba cifrado en alguien más sino que más bien deslizaba una metáfora: las fuentes del amor pueden ser insospechadas.
Y puede ser más que cierto, si asistes al desconcierto de un nuevo mundo en donde toda la gente, desesperadamente, busca un pedazo de ALGO, que en el fondo no es otra cosa que amors...
Ayer, en un evento pro,  me sacudió una revelación (la cuarta, en mi vida) y de pronto lo vi todo, supe casi de golpe qué estaba para hacer y de paso, me reí conmigo misma por haberlo tenido justo enfrente y aun así, no haberlo captado mucho antes. Sucede que el amor no está afuera, en el we... está en un estado de conciencia sin miedo de lo que potencialmente podemos lograr convertir. No es binario, es decir: no es aquí no es allá; es eclético, es como uno necesite interpretarlo. Por eso la gente sufre; necesita arrastrar a otros a la secta de su concepto válido y que anheles jugar su juego, de ahí a engrosar la lista, un paso. Pero no todo debe medirse en cifras, en lo que tu social media te apunta para reproducir... la guata jamás debe ser desoída. Ahí craso error.
Me está pareciendo más que el amor es otro fenómeno, como una elevación del espíritu que depone la guerra por cualquier clase de fenómeno, utiliza los recursos que la energía mueve a tu favor, resuelve creer a la antigua y deja de lado el prejuicio de entretejer mafias de poder en los bajos fondos... y dinamiza la propia tarea de hacer bien las cosas, de hacerlo bien en sentido estricto, de aparecer ante nuestra existencia como personaje central en los créditos. Y olvidarnos del pasado en que nos confornamos con ser extras.
El amor, como lo estoy viendo, más me acerca sinónimamente a la voz DISPOSICION. ¡Corta! Así es cómo todo lo demás comienza a suceder y nos volvemos amor, amor que hoy en mi caso parte delineando otras fronteras, nuevos horizontes y lugares que al final, de verdad están del otro lado del cordón montañoso de Los Andes.
#reallife
#yougot
#destino
#ver
#evolucion

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