Seducida por el gris. D.D.Olmedo. Santiago, 9/05/2019.

Seducida por el gris.
D.D.Olmedo.
Santiago, 9/05/2019.

Como el tiempo escasea durante esta parte de la vida, me cuesta un poco harto sentarme a escribir como lo hacía antes, de ese antes en que lo necesitaba para lograr sobrevivir. Y aunque en este mismo instante todavía no distingo qué tanto vivo y qué, sobre... me pasa que la racionalidad ayuda a mantenerme con vida, de la vida que por ahora me sirve proveer. 
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Y mientras oigo starboy (con la pizca de daft-punk), recuerdo aquella vez que dije me carga la voz de ese sujeto (Abel Makkonen, más conocido como The Weekend). pero también se me escaparon frases como: ¡Nunca me haré un Instagram! ¡Yo no me vendo! o ¡Mejor retornar al Derecho; es lo máximo! En consecuencia que la única frase realmente válida es la que reza: "Hoy sabemos, mañana ni calambre de idea...". De manera ridícula evitaba a Daft-Punk sólo porque entremedio de los pensamientos, se escabullía el malandro y el odioso recuerdo de una canción que sonó hasta el hartazgo en mis oídos... Ridiculeces de la pasión, tonteras de la inconsciencia.
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Con el tiempo me enteré que escribir abusivamente (que no es lo mismo que escribir demasiado), es también una forma de suministrarse una variante de calmante, anti-depresivo, benzodiasepina, o como quiera colocarle usted. Entonces ¿Qué pasa si dejas  abrupto tu pastilla de rigor? Bueno, eche a volar su imaginación y redondéele con los matices que le vengan mejor en gana. Pero no. En verdad que no ha pasado de esa manera.
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Distanciarme de este Blogg (Diario de vida público)ha sido un poco como la reseña de "Bailando Solo" de "Los Bunker" ("estás dispuesto a más de lo que puedes soportar...; ahora que estás aquí en medio de la soledad... bailando solo en la oscuridad, te vas a acostumbrar, a ver toda la vida pasar..."). Puede que por eso haya decidido dejar de pelear contra demonios y fantasmas; en algún momento temes echar mano a lo más fácil, recaer, volverte un demonio otra vez, endurecerse, permitir de modo negligente que la vida nos aplaste. Y fue como así, decidí suspender las frases heladas, indefinidamente... y comenzar editando el sonido de mi voz aunque a mi en mi primer lugar, me resultase tan difícil reconocerle.
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Madurar a la manera convencional ordinaria, no me impone la etiqueta de volverme una más del montón. Aunque a ratos -antes- me era absurdo echar mano a argumentos de galleta de la suerte china, hoy los entiendo más y no los juzgo con un machete de lucha. No me he vendido, no he malgastado mi tiempo cediendo. Pasa que en una parte dentro de mi propia brecha, me cansé de lidiar siempre con gente atormentada (ya, conmigo, suficiente). Encontré un mecanismo eficiente de convivir conmigo sin salir tan perjudicada y se trata de la alegría a pesar de todo, de la fe -aunque interrumpida- sorteando los obstáculos con una sana disposición a hacerse cargo. Desde esta parte, sentirse merecedor de todo, lo bueno, lo más o menos, lo malo, lo desastroso y lo que nos escarba para dejarnos expuestos. 
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Me desintoxiqué, esa es la verdad.
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La vida como la conocía, no existe más.
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Y las personas que pasaron por mi vida, tampoco.
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Nadie tiene verdades absolutas, nadie construye para derrochar, es insano creer que podemos extirpar el sufrimiento, eso no es así. Hay que aprender a lidiar; cien días perfectos, veinte del terror. O uno sólo: esplendoroso, descartando todo lo demás. ¿Quién lo sabe? ¡Imposible saber!
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A diferencia de aquel proceder, llegué a una parte del recorrido en que la mente y sobre todo, el cuerpo, tienden a apaciguarse, se acercan sobre la pasión entendida de otras maneras, con algo más de humor que acidez, con ternura más que enfrentamiento, con ingenio mas que soberbia... pues a la larga señores, a la larga uno es un humano más, extraordinario en la intimidad de su propia orbe.